domingo, 21 de noviembre de 2021

LOS 7 GATOS Y UNA VIDA


En este juego de palabras del título hay algo de subsistencia que nos dirige al ser humano y su única vida para transitar. Un sobrevivir afectado en este tiempo pandémico por todos los flancos, desde la cultura y el arte hasta la economía y la salud (en el orden que se prefiera).

La obra es como "un gran entierro de todo aquello que llamamos humano”, en las citadas palabras de Tato Pavlovsky, en donde parecemos invitadxs a un velorio al que asisten lxs muertxs que piden paz, como si fuera una misa.

Sabemos que es imposible escapar de las definiciones, necesitamos nombrar. Estas dos décadas del nuevo siglo se asientan en cosas cada vez más complejas y liminales, porque así es el mundo en el que estamos y del que abrevan lxs artistas. La propuesta que dirige Cata Briski es una pieza de danza teatral musical. Una obra escénica que expresa desde la fisicalidad gestual, el movimiento y la música en vivo.

Lxs intérpretes se mueven en el espacio construyendo una grupalidad coral. En esa partitura de lamentos que brotan del gesto deforme del cuerpo, el grupo se vincula físicamente como coro y corifeo. Cada personaje tiene sus características, su sonido, su gesto específico, y en distintos momentos es parte del coro o dirige como corifeo en la realización de una serie de acciones que se suceden casi en loop.

Esta tragicomedia plagada de desmayos corales juega con la caída y recuperación desde el cuerpo, pero su significado puede arribar el concepto de duelo en tanto sufrimiento por una pérdida cuyo dolor hay que atravesar, y la necesaria recuperación posterior.

Sin embargo, su pregunta por la muerte baila en el tono de una banda de gitanos de alguna película de Kusturica. Con una dinámica fluida de absurdos gestuales trae a escena lo que se fue, todo aquello que dejamos, que hubo que transformar, porque “perdió la existencia que le era propia”.

Qué: Los 7 gatos de una vida

Quién: Idea y Dirección: Catalina Briski.- Interpretación: Ángela Babuin, Mariela Bonilla, Agathe Cipres, Carolina García Ugrin, Tomas Melillo, Lis Tejon, Casandra Velázquez, Frida Jazmín Vigliecca, Alejo Hugo Enrique Wilkinson Hassler.- Vestuario: Cristina Tavano, Pepe Ventura.- Iluminación: Adrian Ruiz.- Ilustraciones: Nahuel Piñeiro.- Máscaras: Alejo Hugo Enrique Wilkinson Hassler.- Diseño de arte: Delfina Sirota.-Realización Musical: Agathe Cipres, Tomas Melillo.- Fotografía: Paola Evelina Gallarato.- Diseño gráfico: Abril González.- Asistencia de dirección: María Kuhmichel, Josefina Sagasti.-

Dónde: TEATRO DEL PERRO Bonpland 800 (esquina Vera) Teléfono: 11 64506319 Web: https://www.instagram.com/teatrodelperro/

Cuándo: Sábado - 21:00 hs - Hasta el 27/11/2021

lunes, 15 de noviembre de 2021

COLOSA

 


En esta propuesta hay un cuerpo. El cuerpo expuesto, sufriente, deseante, expresivo, de una intérprete que se propone bailar su vida mientras nos invita a observar estas “inmersiones basadas en el deseo de responder preguntas forjadas en la subjetividad de quien baila, cuyas respuestas no llegarán nunca porque la vida, como el cuerpo, son siendo todo el tiempo.”

Colosa, como femenino de coloso, de algo inmenso en su tamaño, podría ubicar al público frente a una inmensidad que no se apoya en dimensiones físicas pero que puede confrontarlo con algunas cuestiones que por lo menos tienen larga data en la historia humana.

En la sala hay una mujer de boca abierta que muta en sus formas. La danza tiene una capacidad simbólica inmensa, el público proyecta imágenes, construye relatos. Algunos pueden ser más comunes que otros. Con movimientos que activan el músculo cerebral, aparecen trazos de violaciones, de luchas, de abusos, de partos, de escenas pornográficas. Desde una penitente hasta una actriz de “peep show”, la sexualidad brota sin pudor entrelazada con la culpa cristiana, mientras parece oírse el grito de una Evita negra descamisada que aflora en ese pequeño mundo personal que la intérprete comparte desde su fisicalidad.

Acá hay un cuerpo que puede ser fetichizado, en tanto objeto de una devoción abrazada por el sexo o por la religión. Sin embargo, por las preguntas que se hace la autora, parece vincularse a la construcción de la propia sexualidad como una búsqueda singular de identidad.

Esta “bailarina sola que relata su vida en clave de ficción”, abre su cuerpo a lxs espectadorxs mientras se interroga: “¿Cómo se construye el cuerpo de cada identidad? ¿Cómo se construye la sexualidad? ¿Cómo narrarías tu historia?”

 

Qué: Colosa

Quién: Idea, Dirección e Interpretación: María Kuhmichel.- Creación: María Kuhmichel, Michel Capeletti y Carolina Villa.- Música: Pablo Bursztyn.- Iluminación: Adrián Ruiz.- Diseño gráfico y fotografías: Lucas Minhondo.-Coproducción: Teatro del Perro

Dónde: Teatro del Perro Bonpland 800 (esquina Vera)

Cuándo: Viernes 5, 12, 19 y 26 de Noviembre a las 22 hs

sábado, 16 de octubre de 2021

SISMÓGRAFXS DE LA EMOCIÓN

 

La segunda apertura de residencia del programa Transducciones que se desarrolla en el CCM Haroldo Conti, está a cargo de Silvio Lang. El escenario elegido para abrir el proceso de experiencia entre el movimiento, el cuerpo y el texto filosófico, es un espacio amplio con un cuadrado negro ubicado en el centro a nivel del piso. Las gradas y butacas rodean el espacio, por lo que el público es parte del campo visual; lxs espectadorxs pueden verse de frente entre sí mientras miran la escena, al contrario de lo que sucede en un teatro a la italiana, y de esta manera se incluyen en la performance.

Lang sugiere en el programa que la transformación social es “energética, que vive en los tejidos de los cuerpos y en la piel social”. El director invita con su propuesta a sentipensar en ese plus de energía que habita en los cuerpos y que Simondon llama emoción: un movimiento que nos atraviesa y se propaga de manera transindividual.

Sobre un rincón del cuadrado negro de la escena hay un conjunto de colchonetas azules en el que parecen reposar lxs intérpretes. Sus cuerpos están desnudos, expuestos y tranquilos. Algunxs se tocan suavemente o simplemente están en contacto,  el clima es apacible pero guarda en sí cierta tensión, como un rito iniciático.

Lentamente el cuerpo del público, como gran masa que expecta, se acomoda en su lugar para ser masajeado por este mimaje colectivo que se expande desde su visualidad hacia otros sentidos. Los cuerpos contraídos de la pandemia, estresados por una angustia que no fue colectivizada -como expresa el director-, se disponen a ablandarse a través de la empatía kinestésica con lxs intérpretes.

Un loop casi gregoriano suelta su promesa sonora al aire: “Amiga mía, yo sé que nunca vamos a dejar que este amor se nos vaya”.  Con ese sonido que recibe y acoge, lxs “sismógrafxs de la emoción” tienden el puente para experimentar ese “entrecruzamiento feliz de los flujos que atraviesan y transforman a las sociedades.”


La escena es opiácea como una bacanal en cámara lenta. Los cuerpos están en sintonía, en sus mundos interiores y conjugados con el resto a través de diferentes formas de contacto. Se produce una tensión dinámica entre el tocar, vibrar, masajear, apretar, apoyar. La carne es una presencia que se muestra en su envoltorio, en esa desnudez abierta, afectiva y sensible. Los cuerpos SON.

Cada ser desnudo, inmerso en su sentir, nos pone frente a nuestra propia desnudez, a nuestra intimidad. Todo lo que emite ese cuerpo hecho de huesos, músculos, sangre, órganos, saliva, transpiración, jugos gástricos, olores, es tan común siendo tan particular y propio, que trae muchas imágenes para pensar.

Al cabo de un tiempo, la mirada se acostumbra a ese grupo humano desnudo que se mueve por la sala, que se encuentra, se toca, se acaricia, se abraza, se acuesta. Aparece el contexto del Conti con todo su peso histórico a otorgar otros sentidos a esos cuerpos desnudos amontonados en el suelo. Algo del horror, un instante siniestro que se llena de angustia, de dolor, de ausencia.

La piel brilla con el agua y la transpiración. Las personas se ven fuertes y vulnerables en esa gran exposición. La hermosura del ser humano se mezcla con la muerte y la putrefacción. Lo Real asoma su cabeza en el exceso, en lo desestructurado, en la locura, en esos bordes pulsionales que nos enfrentan a nosotrxs mismxs.¿Cuándo fue que las personas dejamos realmente de mirarnos? ¿Cuándo nos olvidamos del animal que somos? ¿Por qué adormecimos los afectos?

El colectivo se nutre de lo que encontramos en común en nuestras intimidades cotidianas.

Qué: Intimidad de lo común

Quién: Creación y performance: Alan Borsini / Flor Sánchez Elia / Jaguar Dorado / Julia Hadida / Julián Dubié / Lucía Amico / Nehuén Zapata / Rodolfo Opazo.- Performance sónica: Valentín Piñeyro.- Voces: María Landeta y Marie Bardet.- Colaboración artística: Paula Garland y Juan Pedro Scioli.- Dirección: Silvio Lang.-

Dónde: Centro Cultural de la Memoria Haroldo Conti.-

Cuándo: Sábado 25 de septiembre y sábado 2 de octubre / 20 HS

PRÓXIMAS APERTURAS: Jazmín Titiunik «Como para la bruma» Sábado 6 y domingo 7 de noviembre.-

 

 

 

 


viernes, 8 de octubre de 2021

LA SOMBRA DE UNA NUBE

 

Lxs creadorxs de danza tienen diversas formas de poner en escena una obra, y ésta siempre va a ser una mirada personal sobre la vida y el mundo. El foco puede estar en alguna temática particular, en una sensación, una atmósfera, un estudio del movimiento, un trabajo sobre el espacio, sobre el tiempo, etc. Distintas perspectivas que siempre van a estar atravesadas por el contexto.

En este caso, el director David Señoran realiza junto a su compañía un trabajo coreográfico específico acerca de una problemática puntual: las migraciones. De acuerdo al director, la idea surgió luego de escuchar al sociólogo Grimson en una conferencia donde hablaba sobre los discursos del odio. Esos discursos provenientes de “élites no sólo poderosas sino también conservadoras, que quieren mantener todos sus privilegios: económicos, culturales, étnicos, de género, etc.”, en palabras de Grimson, y que son los que legitiman las políticas neoliberales que van contra los derechos de los desclasados. Este tema es el que aquí se pone en escena desde la danza.

David cuenta que tomó esas ideas y las propuso al grupo que inmediatamente relacionó con las migraciones forzadas, el terror y los derechos humanos.

Los intérpretes le prestan el cuerpo al sufrimiento y desamparo del desarraigo forzado, a través de coreografías que son acompañadas por el relato de un personaje cuya voz pone en contexto la situación, explayándose sobre esos discursos y dando cuenta de la ruptura del pacto social.

Sin leer la gacetilla, la referencia a lxs refugiadxs puede estar presente o no. Pero lo que se percibe en esos cuerpos que corren y danzan en grupo, es una sensación de opresión que se ve acentuada por la caja negra de la sala, la escenografía oscura y la iluminación.

No parece haber un espacio para que el ojo se relaje: los rostros de lamentación, las lágrimas, las caídas, las levantadas en andas, la manipulación de los cuerpos en las danzas; cada fragmento coreográfico está envuelto en esa atmósfera opresiva que el personaje relator refuerza con sus palabras.

La propuesta escénica acompaña desde todos los flancos la temática abordada. Lo sombrío de la ambientación está a tono con la situación que la dramaturgia denuncia. Es la expresión de la miseria, la pobreza, la injusticia y todos los males que aquejan la desigualdad entre los seres humanos. 

La nube negra puede ser símbolo del malestar de la época como de las perspectivas sombrías hacia el horizonte, aunque si nos remitimos al título, la sombra existe porque hay una luz detrás, hay una voz que canta, el impulso de la vida que se expresa en los cuerpos danzantes como en cada espacio en donde la cultura se manifieste.

Esto sucede a pesar de que en la puesta no se vislumbren muchas luces esperanzadoras: lanzar al público a enfrentar la aspereza de la realidad , al estilo bretchiano, sin catarsis que lo libere, es proponer asumir las circunstancias y tomar las riendas de las transformaciones sociales que necesitamos.

En estos momentos en los que muchxs viven la vuelta a las salas teatrales con alegría, la propuesta toca zonas sensibles en medio de las brumas de un futuro poco claro para la cultura. La ruptura de la cuarta pared para poner el énfasis en el presente, es un llamado de atención. Necesitamos sensibilizarnos desde el arte para generar la reconstrucción de los lazos en este regreso al teatro, es importante tener un resto para reflexionar respecto de lo que atravesamos como sociedad, rearmar el tejido desde la cultura para recuperar la entereza y transformar la crudeza de la realidad.

Es tarea del arte agitar las butacas.

 

Qué: La sombre de una nube

Quién: Dramaturgia: Pehuén Gutierrez, David Señoran.- Performers: Lautaro Cianci, Lucas Coliluan, Francisco Cruzans, Celeste Fonseca, Luis Garbossa, Lucia Girardi, Florencia Indomito, Sergio Jardín, Arian Ortellado, Ariel Osiris, Virginia Rossi, Inés Silvestre.- Diseño de vestuario: Laura Sol Torrecilla.- Diseño de escenografía: Alejandro Mateo.- Realización escenográfica: Roxana Ciordia, Gastón Gatti, Norma Rolandi.- Redes Sociales: Social Media Managers, Euclides Pérez, Luis Vallejo.- Música: Juan Barone.- Diseño De Iluminación: David Seiras.- Fotografía: Adrian Arellano.- Diseño gráfico: Pablo Vega.- Asistencia De Producción: Virginia Ayesta.- Asistencia de vestuario: Rocío Gutierrez.- Asistencia de dirección: Julia Sleiman.- Prensa: Prensópolis.- Preparador Vocal: Francisco Cruzans.- Coordinación de producción: Gabriel Cabrera.- Dirección general: David Señoran.-

Dónde: AÉREA TEATRO Bartolomé Mitre 4272  Teléfonos: 4983-6980

Web: http://www.aereateatro.com

Cuándo: Domingo - 20:00 hs - Hasta el 31/10/2021 

Duración: 55 minutos

viernes, 1 de octubre de 2021

CUCHA

 

PH. Flor Castronovo

¿Por qué Cucha es el título de esta puesta escénica de Celia Argüello?  En la jerga lunfarda, es el nombre que se le da a la cama del perro, aunque también se usa para referirse a donde unx se acuesta. Parece que etimológicamente deriva de una palabra euskera,  kutxa, que significa caja, si bien también se la atribuyen a una derivación del verbo francés coucher, acostarse[1].

En esta propuesta, que fue gestada previa a la pandemia pero que cobró otros sentidos con la cuarentena, la cucha hace alusión tanto al animal perruno como al humanx, así como a la situación de estar en casa, práctica habitual durante el encierro que vivimos en el último año, por motivos sanitarios.

¿Nos acostamos solxs o nos mandan a acostar?

La obra establece la relación con el can desde lo gestual y la evocación sonora, con alusiones directas en las expresiones corporales o en las indicaciones que se dan lxs intérpretes entre sí. Las voces que mandan a sentarse, rodar o buscar, pasan a ser órdenes que rompen la cuarta pared y ponen de relieve la obediencia animal, a la vez que emparejan lo humanizado del perro junto a lo domesticadx del humanx. A fin de cuentas, también somos animales domésticos.

PH: Pigu Gómez

Las danzas de Cucha se desarrollan entre lo literal y la abstracción del gesto inicial, generando un momento de juego alegre que se mezcla con la felicidad de volver a encontrarse en una sala teatral. Aunque la obra parece no buscar mucho más que compartir un momento lúdico, ese componente se puede pensar en términos de Gadamer, como constitutivo del arte. Al igual que la fiesta y el símbolo, que son necesidades vitales del ser humano, el juego plantea el encuentro con un otrx: “otro momento importante es el hecho de que el juego sea un hacer comunicativo también en el sentido de que no conoce propiamente la distancia entre el que juega y el que mira el juego. El espectador es, claramente, algo más que un mero observador que contempla lo que ocurre ante él; en tanto que participa en el juego, es parte de él.”[2]

Quizás algunx, en una reflexión posterior al finalizar el juego, pueda preguntarse los motivos de traer este universo a escena, pensar en la domesticación de los seres humanos y en ese intento de dominación de todo lo viviente (y de donde se escapan las fuerzas naturales). O quizás, simplemente se identifique con la relación que se tiene con las mascotas, con quienes al principio de la cuarentena, en ese momento idílico en el que los animales parecían recuperar el mundo, se compartió más tiempo.

Lo cierto es que la danza vuelva a poner el cuerpo en presencia es un motivo para festejar. Que nos deje un eco de reflexiones, también. Porque, luego de un momento de quietud, de pausa, de estar en la cucha, ¿qué de nuestras prácticas podemos transformar?

 

Qué: Cucha

Quién: Idea y Dirección: Celia Argüello Rena.-Intérpretes: Pablo Castronovo, Samanta Leder, Andrés Molina, Macarena Orueta.- Creación: Pablo Castronovo, Samanta Leder, Andrés Molina, Macarena Orueta, Santiago Piva.- Vestuario: Estefanía Bonessa.- Iluminación: Facundo David.- Realización escenográfica: Fabian Carrasco.- Música: Patricio Lisandro Ortiz.- Diseño gráfico: Nina Calcagno.- Asistencia de dirección: Santiago Piva.- Colaboración artística: Ariel Lutzker, Santiago Piva.-

Dónde: EL GALPÓN DE GUEVARA Guevara 326 Teléfonos: 11-3908-9888

Web: http://www.galpondeguevara.com

Cuándo: Sábado - 20:00 hs - Hasta el 23/10/2021

Duración: 60 minutos.- Entradas desde $ 500,00. -

 

 



[1] http://etimologias.dechile.net/?cucho

[2] Hans-Georg Gadamer, La actualidad de lo bello (1991)

lunes, 13 de septiembre de 2021

SISTEMA 0

Un sistema es un conjunto de elementos relacionados entre sí que funciona como un todo. Sistema 0 se presenta así desde el título como un conjunto que conjuga diversos componentes que van a estar interrelacionados. En el sistema,  el 0 parece una estructura cerrada, una figura ovalada como la tierra, sin inicio ni final, que puede representar tanto el cero inicial como el punto final, vacío, que planteara un momento de reseteo, dando la posibilidad de reinicio, de comienzo de algo nuevo.

Esta primera apertura del trabajo dirigido por Diana Szeinblum dentro del programa de residencias coordinado por Silvio Lang, en el Centro Cultural de la Memoria Haroldo Conti, se presenta como un avance de las tres propuestas de investigación entre la danza contemporánea y los textos de lxs filósofxs francófonxs contemporánexs, que se verán en los próximos meses.

El comienzo de Sistema 0 es una invitación al público por parte de la directora Diana Szeinblum y la asesora teórica Marie Bardet, a dejarse atravesar por la experiencia. “La danza piensa mientras hace” dicen antes de entrar a un espacio luminoso, con ventanales abiertos a la luz natural de la tarde.

A partir de varios conceptos del libro En tiempo de catástrofes: Cómo resistir a la barbarie que viene, de Isabelle Stengers, Diana le da valor al lugar de la experimentación como un espacio político y trae el tiempo hacia el detalle en una invitación a prestar atención.

Lxs intérpretes disponen su cuerpo sensible sobre un recorte del lugar que está enmarcado por unos focos que refuerzan el dispositivo escénico. La danza dilata el tiempo.

Los cuerpos se asientan en el espacio, pausan antes de entrar en conexión, en sintonía, en ese estado de percepción sensible. La trama construye imágenes que se desplazan como la estructura elástica de una molécula, una célula o una neurona. Algo de los movimientos recuerda imágenes de laboratorio, como si fuera un micro organismo. Los cuerpos en relación se asemejan a la toma microscópica de algo que se expande y enerva, como un organismo esponjoso, una levadura o nervadura donde todos los cuerpos forman parte. La lentitud y parsimonia de los movimientos invitan a la contemplación.


El desarrollo propone una micropoética del detalle donde la pausa, la vibración, la energía, lo ínfimo perceptible se vuelve imprescindible. Y donde nada hay completo o terminado, sino que la experiencia en sí es una pregunta que se abre a otras.

Como ese plástico que parece brotar mientras recuerda los peces enredados en la basura marítima o ahogados en polietileno, y trae a la memoria la destrucción de los mares y el medio ambiente. Un gesto ínfimo que simboliza la muerte de la naturaleza, su envenenamiento, y recuerda a la vez, que el ser humano es parte de ella.  

Entre esos caminos que se abren podemos tomar la imagen de la ceguera, que aparece estimulando varios sentidos: el de un ser humano ciego a lo que sucede a su alrededor, a la “catástrofe” del mundo y la propia. Y a la vez, el cierre de los ojos para potenciar la percepción, para apagar el dominio exacerbado de la vista y dar lugar a la totalidad del sentido del tacto, cuyo órgano principal, la piel, abarca el cuerpo entero marcando el fino límite entre lo público y lo íntimo.

Finalmente, la ceguera como símbolo de videncia  y sabiduría, esbozando un llamado a la capacidad de ver más allá, entre los conceptos que danzan y una danza que hace pensar.

 

Qué: Sistema 0

Quién: Diana Szeinblum transduce En tiempo de catástrofes: cómo resistir a la barbarie que viene de Isabelle Stengers.- Performers: Margarita Molfino, Alina Marinelli, Eugenia Roces, Pablo Castronovo, Andrés Molina.- Colaboración artística: Jazmín Tesone.- Asistente técnico: Pigu Gómez.-

Dónde: Centro Cultural de la Memoria Haroldo Conti

Cuándo: Sábado 4 y domingo 5 de septiembre / 16 HS

PRÓXIMAS APERTURAS: Silvio Lang «Intimidad de lo común»

Apertura Pública: Sábado 25 de septiembre y sábado 2 de octubre / 20 HS

 

 


sábado, 4 de septiembre de 2021

NO VOY A ESTAR CUANDO ME VEAN

 

¿Qué es la danza sino un juego con el tiempo? O mejor dicho, con la ilusoria capacidad elástica del tiempo, donde se juega la imposibilidad del cuerpo de evadir el presente. El cuerpo que danza está siempre aquí y ahora, por más que sus pensamientos puedan anticiparse o demorarse. El cuerpo solo encuentra lugar en el presente.

No voy a estar cuando me vean juega desde su mismo título con el tiempo, invitando al público a entrar en esa paradoja. ¿Lo que vemos es presente o ya estaba ahí antes? La propuesta coreográfica que dirige Jazmín Titiunik propone en principio tres intérpretes que podrían conformar una analogía con tres momentos del tiempo, sin embargo, como el tiempo es un continuum, en esa perspectiva indetenible aparecen otros elementos que van a darle espesor a la escena.

Diferentes dispositivos lumínicos enmarcan la puesta generando espacios diversos que encierran o suspenden el tiempo. La luz en un rincón, la luz en la pared, la luz en una ínfima linterna sobre un hombro. La luz atrapa tiempo en un recuadro, como si la iluminación otorgara su propia temporalidad.

Ella es yo, yo soy ella, ella es otra ella que es otra ella a su vez. La superposición de las intérpretes multiplica el tiempo y también lo estalla, porque lo vuelve palpable como una estela de polvo que la luz persigue. La puesta, entre voces que afirman o preguntan, propone una sensorialidad que se arraiga en el presente (no existe otro lugar para el sentir) y que interpela al público, también parte de ese juego de espejos infinito.

El sonido de las voces, de la música y del ambiente, también se entreteje en ese tiempo que parece desplazarse por los distintos puntos de la escena a donde es dirigida la mirada del público.

Las intérpretes danzan en sintonía a una técnica ajustada que es fundamental en el desarrollo. Entre todas condensan tiempo y espacio en la frágil existencia de la obra, del mundo, del ser.

La puesta tiene momentos ínfimos muy mágicos donde se crea una poética del detalle, además de plantear esas preguntas vitales que hermanan al arte de la danza con la filosofía.

Porque el yo es esquivo, nunca se repite.

No va a estar allí cuando lo veas.

 

Qué: No voy a estar allí cuando me veas

Quién: Idea: Jazmín Titiunik.- Intérpretes: María Díaz, Agostina Galarza, Jazmín Titiunik, Marina Zanollo.- Diseño de luces: Mariano Arrigoni.- Diseño sonoro: Valentin Piñeyro.- Diseño Audiovisual: Ariel Feldman.- Asistencia De Producción: Agustín Mazza.- Asistencia general: Julia Biscayart, Paula Ligüero.- Dirección: Jazmín Titiunik-

Dónde: EL TALLER DE OMAR.-  Fitz Roy 1245  

Web: https://www.facebook.com/eltallerdeomar/

Duración: 65 minutos.-  Entrada: $ 450,00 –

Cuándo: Sábado - 21:00 hs - Del 04/09/2021 al 25/09/2021

 

 



jueves, 4 de febrero de 2021

EL CORAZÓN

El corazón es un músculo pero también es un símbolo de toda la garra que hay que poner para hacer lo que unx ama, lo que se siente “de corazón”. Esta vez, es lo que da nombre a la nueva propuesta de Leticia Mazur, una pieza para latir y respirar un poco en este inicio del 2021.

Pasado un año difícil de definir que deja como saldo el cierre de espacios culturales y una gran cantidad de artistas, técnicxs y trabajadorxs de la cultura desempladxs, la crisis ha llevado a la adaptación y sobreadaptación de las artes escénicas, debido a las formas de comunicarnos que trajo la pandemia.

En su lado más amable (por decir una palabra positiva), los espacios se resignifican, los tiempos se vuelven elásticos, los públicos se multiplican y lxs artistas vuelcan toda su creatividad en inventar alternativas.

Entre esas maravillas que surgen gracias a los desafíos de algunos encuentros interdisciplinarios, se encuentra El corazón: una obra de danza pensada exclusivamente para la cámara cuyo leitmotiv se va desarrollando de distintas formas, a lo largo de toda la escena.

El corazón late en repetidos pulsos pero su ritmo no es exacto, tiene cambios, picos, mesetas, hasta pausas sutiles.  Podemos pensar que es el motor de la vida humana que, con sus cambios y variaciones, bombea la sangre que mantiene activo el organismo. Con cada una de sus metáforas juega el movimiento coreográfico, e incluso el vestuario de Jazmín Calcarami, que lo emula.

La danza está en el cuerpo que se mueve en el espacio de filmación y también sucede en la cámara: el manejo del lente de Azul Rossetti danza cuando se desplaza, rodea, envuelve, se aleja o se acerca a lugares que sólo el cine puede ampliar. La pieza conjuga planos generales con planos detalle, o juegos de zoom con travelling, en movimientos que hacen bailar al ojo.

Leticia Mazur es la cara visible de una creación en la que participan muchas otras miradas pero donde se aprecia el sello de una danza que ya es propia. Está en sus movimientos, en los cambios de dirección, en el uso del espacio, en los gestos del rostro o las manos: en cada detalle de su cuerpo.  

El corazón late desde la pantalla pero hace mover a quien esté del otro lado.

 

Qué: El Corazón

Quién: Creación, interpretación y dirección: Leticia Mazur. - Body Art: Jazmín Calcarami.- Cámara: Azul Rossetti. - Luces: Sebastián Francia. - Fotos: Ariel Feldman.- Retoque digital: Tomás Wurschmidt.- Música: Drumming, de Steve Reich.- Edición de audio: Patricio Lisandro Ortíz.- Mezcla y edición de sonido: Maximiliano Morales.- Asistencia de dirección: Gianluca Zonzini.- Asistencia Make up: Catalina Sarto.- Coordinación de cámara y edición: Ramiro Bailiarini.- Producción: Carolina Castro. – Duración: 11 min

Cuándo: Sábado 27 de febrero / 19 HS y 20 HS

Dónde: Centro Cultural de la Memoria Haroldo Conti.- Av. Del Libertador 8151

ENTRADA GRATUITA CON RESERVA PREVIA 

La entrada se podrá reservar anticipadamente a partir del lunes previo a la función. Los cupos son limitados según Protocolo COVID-19.

También se podrá ver en el  FIBA 2021 https://turismo.buenosaires.gob.ar/es/article/fiba-festival-internacional-de-buenos-aires