domingo, 20 de mayo de 2018

EL REFUGIO DE LOS INVISIBLES


La obra expresa sin palabras la situación de una familia de inmigrantes, exiliados, refugiados. Podríamos pensar también, que es la situación de aquellos seres humanos que son empujados a migrar por la insensatez de las guerras económicas, la avaricia desenfrenada de un mundo gobernado por la explotación indiferente de todo lo existente. 
En un planeta que va hacia su propia destrucción, una pequeña familia errante lucha por su integridad, así como la vida resiste por su supervivencia.
En un espacio pequeño, apenas unos muebles delatan una habitación de paso, un ambiente que emula el hacinamiento, donde una cucheta o unas sillitas de mimbre, cumplen las funciones de ser todos los muebles. Allí están colgadas las pocas pertenencias que tienen.
El tiempo pasa a la busca de ganarse el pan, esquivando una ley que no los protege, huyendo como delincuentes en una realidad donde la clandestinidad es casi una forma de resistencia.
La música en escena acompaña emocionalmente el desarrollo del relato. Suenan dos guitarras, una luz muy tenue alumbra. En ese universo que la obra toca, hay muchas bellas situaciones con la luz, donde un seguidor da protagonismo a cada mundo interno, al intento de desplegar una madeja de sentimientos que atraviesan la esperanza, el hastío, el miedo, el abandono, el deseo de vivir, el aguante, la entereza.
Así vemos la sutileza de gestos mínimos que sintetizan tanto, como el lustrar los zapatos viejos con saliva para sacarles brillo.
El refugiado es un invisible que parece habitar un lugar otro, ser ajeno, extranjero, exiliado, inmigrante, clandestino, pobre. Y cuya lengua incomprensible suena como un mapa a decodificar.
Pero más allá de la figura casi romántica que puede surgir de este universo escenificado con precisión desde el movimiento, la luz y la música, la obra está poniendo el foco en la injusticia de la persecución, de la soledad, del desamparo de una mayoría que habita el margen del mundo mientras otra parte lo mira desde las pantallas, ajena al sufrir de los demás.
La propuesta de Catalina Briski despliega ese mundo poniendo en escena, como guinda para el público, una danza combativa, una danza anarquista, una danza de reyerta. María Kuhmichel encarna esta lucha física con todo el potencial de un cuerpo que se transforma en campo de batalla, en gallo de riña, en revolución.  
Un cuerpo que encarna una visión de mundo, una posición concreta.
La del arte como política de resistencia.

Qué: El refugio de los invisibles
Quién: Idea y dirección: Catalina Briski.- Actuación: Mariela Bonilla, Ramiro Cortez, Manuel Fanego, María Kuhmichel.- Vestuario y escenografía: Estefanía Bonessa.- Diseño de luces: Paula Fraga.- Video, fotografía y diseño gráfico: Paola Evelina Gallarato.- Música: Tomas Melillo.- Asistencia general: Kevin Litvin.- Prensa: Noralia Savio.- Producción: Puja Producciones, Casandra Velázquez.- Agradecimientos: Centro Cultural Borges, Espacio Sísmico, Teatro Caliban, Liliana Cepeda, Inés Maas, Marie Pascal, Jean Paul, Mauro Podesta.-
Dónde: TEATRO DEL PERRO Bonpland 800
Cuándo: Viernes - 23:30 hs - Hasta el 29/06/2018



sábado, 19 de mayo de 2018

LA MADEJA DE MOEBIUS


La banda o cinta de Moebius es una superficie con una sola cara y un solo borde, si se coloreara la superficie empezando por la cara “exterior”, al final quedaría coloreada toda la cinta, dando cuenta que sólo posee una cara, por lo que no tiene sentido hablar de cara interior y cara exterior. Desde el psicoanálisis ilustra que las oposiciones binarias como interno/externo, amor/odio, presentadas como radicalmente distintas deben ser vistas como continuas.
Teresa Duggan pone en escena el tema desde la figura de una madeja, conjugando la complejidad de la existencia humana en un despliegue plástico de tejidos e historias.
Un grupo de tejedoras murmuran y se mecen mientras entrelazan sus dedos con la lana. Se oye en susurros un texto que se enlaza con sus propias palabras, al igual que ese  ovillo que las vincula a todas, al igual que el pasado se teje con el presente y el futuro.
Entre lanas, alfombras, gorros lanudos con cuernos, vemos a estas mujeres mitológicas. Mujeres que tejen historias, que corporizan entramados colectivos como el de las Horas, esos seres del Olimpo que manejaban el tiempo de las estaciones, como si tuvieran en sus manos los hilos de la vida.
Las escenas se suceden como una respiración. Un pasaje donde las madejas y  agujas de tejer, se transforman en varitas que escriben en el aire, cuernos, banderines, cuchillos, todo lo que la imaginación permite jugar.

Las mujeres tejen el espacio con hilos de colores, construyen una red donde quedan ellas entrelazadas en medio de la vibración de los hilos. Se envuelven en un gran tejido blanco que es superficie, vestido, niebla, humo, viento, nubes. Gracias a la iluminación que pinta sobre el blanco sugiriendo atmósferas oníricas, sangrientas, cálidas, terrenales.
Cada intérprete desarrolla su momento, como estación del año, como energía, como color intensidad. Cada una es parte del entramado de ese universo que construyen juntas. Sin apuros, sin ansiedad, con el andar preciso y sosegado de la mujer sabia.
Finalmente la historia que las acuna y que ellas sostienen se materializa en un árbol de la vida, como una forma de construcción colectiva que las envuelve, de la que ellas son parte con su danza, con su hermandad. Las ofrendas son las lanas, las madejas, esas historias de vida que cada una ha tejido.
¿Cómo ver el entramado cuando uno teje el traje en el que está metido? ¿Qué es lo que queda cuando uno se va? ¿Qué imágenes, recuerdos, memorias permanecen tejidas sobre el lienzo de la vida?
Preguntas que se abren desde las metáforas que despliega esta bella puesta.

Qué: La madeja de Moebius
Quién: Intérpretes: Vanesa Blaires, Maria Laura garcia, Magda Ingrey, vanesa ostrosky, Gabriela Pizano, Laura Spagnolo, Agostina Sturla.- Objetos: Mariela Solari.- Diseño de vestuario: Nam Tanoshii.- Edición de sonido: Eduardo Zvetelman.- Asistencia general: Marilyn Grosembacher, Claudia Valado, Natalia Yagi.- Asistencia técnica: Natalia Yagi.-
Coreografía, Diseño de luces, Puesta en escena y Dirección: Teresa Duggan
Web: https://www.celcit.org.ar/espectaculos/163/la-madeja-de-moebius/
Dónde: CELCIT  Moreno 431 Teléfonos: 4342-1026 Web: http://www.celcit.org.ar
Cuándo: Sábados - 20:00 hs - Hasta el 30/06/2018 Duración: 55 minutos