El cóctel de creadores
experimentados que se unió para crear Mi fiesta brinda una producción rica, espesa,
habitada por unas miradas que saben cómo construir lo que desean. Así la dupla Mayra
Bonard y Carlos Casella, ambos integrantes de lo que fue el potente grupo El
Descueve, pone sobre la mesa el saber acumulado en estos años y el talento que
ambos poseen. Junto a Matías Sendón en el aporte espacial y la bella
iluminación, y acompañados por la música de Diego Vainer, (otros dos que saben
lo que hacen) más la colaboración en los textos de Pedro Mairal, el plato está
servido para ser degustado con ganas.
Que cada uno lo digiera a su
manera.
Mi fiesta invita a festejar.
Pero este festejo es íntimo, personal, propio. Toda fiesta tiene sus excesos,
su ansiedad previa, su preparación, su momento culminante y su bajón. Acá los
ingredientes están combinados de una manera particular, como un plato exótico y
antiguo.
El espacio está delimitado
por una plataforma de madera que lo ocupa casi en su totalidad y demarca donde
transcurrirá la “verdadera” ficción. Diferenciando tiempos presentes y pasados
traídos. En este soporte escénico vemos muchos vasos de vidrio, una soga con
una copa atada, unos focos de luz. Toda una preparación que genera expectativa
desde el ingreso a la sala.
Mientras el público termina
de acomodarse, se oye un taconeo en el suelo. Ella llega caminando en sus zapatos
de taco, tranquila. Atraviesa el espacio mientras se oye ese sonido que uno
referencia (tras siglos de patriarcado) a un sonido femenino, de mujer. Y es un
sonido firme, seguro, poderoso. Con mucha calma, se toma su tiempo de espera,
manejando con soltura ese espesor.
Desde el inicio se establece
una relación con la luz, el espacio y la imagen, que son muy cinematográficas. Se
generan atmósferas de preludio que uno puede recortar como en una pantalla. También
aparecen otros recursos como el loop, que funciona a modo de reconstrucción, de
juego con la memoria.
Entonces el recurso se
vuelve parte imprescindible de la dramaturgia. En la secuencia, algo falla, surgen
disonancias. El recuerdo se enturbia. Como la vida. Las escenas no son siempre
como uno desea.
Así Mayra Bonard parece
sumergirse en su memoria y traer al presente relatos de sus inicios en la
sexualidad. Con toda la soltura de alguien que tiene experiencia en el manejo
de su cuerpo, del espacio y de la temporalidad escénica, comienza a narrar sin
dejar de moverse cual bailarina, para construir sentido desde la multiplicidad
de recursos que maneja.
En esa intimidad expuesta
corre los riesgos necesarios para hacer entrar al espectador en toda la
espesura de las situaciones que narra.
Relatos sexuales, relatos sobre
hombres, relatos incómodos, se entrecruzan con una barrida de copas, una rotura
de vasos o un revoleo de soga que tensiona el ambiente de la sala al igual que
las palabras que atraviesan punzantes el aire.
Atada con una soga hasta
casi la asfixia, ella es la copa frágil que vuela riesgosamente entre los vasos.
La musicalidad está presente
en el ritmo del texto, en la ansiedad del contenido, en el movimiento violento
y sostenido, en los vasos que se deslizan con distintas tonalidades, en la rotura
de esos vasos, en el límite, los bordes, el vértigo.
Tonos sonoros o emocionales que
construyen una partitura musical. El sonido se relaciona con la atmósfera de un
bar, una barra, con el acto de beber. Con la gente, el movimiento, la
decadencia. La fiesta.
Ella es un fruto. Es un
lugar limítrofe, de deseo. Retoma y expone su cuerpo anhelado, sexuado,
atravesado, violentado, creando imágenes potentes que rebosan excesos. Cuando se
desnuda, entrega su intimidad como lo fuera en el acto sexual. Se envuelve en
celofán, como un regalo, como algo que queda para comer después, como un resto
de sí misma. Para quitárselo luego como una piel que dejara atrás.
De esta manera, la propuesta
también denuncia los abusos sobre la sexualidad femenina y los sometimientos de su cuerpo. Pone
artísticamente de manifiesto los debates presentes, con una perspectiva propia,
deconstruyendo viejos paradigmas y reconstruyendo la mujer empoderada que es
hoy.
Qué: Mi fiesta
Quién: Sobre textos de: Mayra
Bonard.- Idea y Performer: Mayra Bonard.- Vestuario: Cecilia Allassia.- Espacio
escénico: Mayra Bonard, Carlos Casella, Matías Sendón.- Diseño de luces: Matías
Sendón.- Realización Gráfica: Pablo Bordenabe.- Música: Diego Vainer.- Fotografía:
Robert Bonomo.- Asistencia de dirección: Agustina Annan, Cintia Dattoli.- Producción
ejecutiva: Marlene Nordlinger.- Colaboración En Adaptación De Texto: Pedro
Mairal.- Puesta en escena y Dirección artística: Mayra Bonard, Carlos Casella.-
Dirección: Carlos Casella.- Duración: 60
minutos
Dónde: CENTRO CULTURAL
GENERAL SAN MARTIN Sarmiento 1551
Cuándo: Viernes y Sábados -
21:00 hs - Domingo - 19:00 hs - Hasta el 02/09/2018