jueves, 28 de noviembre de 2013

ONE LOVE SONG/UNA CANCIÓN DE AMOR

El humo del comienzo genera una atmósfera turbia, y expectativas en el público que espera atento.
A través de distintas calidades en el caminar –lo más simple y a la vez difícil de realizar por los bailarines en general- entran en escena los intérpretes de esta propuesta.
Cuatro hombres y una mujer se mueven, se vinculan entre sí y establecen una relación corpórea. Al principio es como una danza de contacto sin apoyo entre los cuerpos.
El inicio es un ir y venir, un caminar hacia delante y hacia atrás,  donde esas siluetas en la niebla avanzan circularmente mediante un movimiento sostenido, respirado.
Desde ese lugar de expresión se produce una conexión kinestésica que los atraviesa y proyecta hacia el espectador que no ha perdido su atención sobre los movimientos de la escena.
Comunicación corporal, no verbal, que estos cuerpos que se observan y danzan, generan.
A partir de relaciones de solos, dúos, tríos y todo el grupo completo, estos cuerpos, estos seres humanos, crean. Una creación que se multiplica en muchas imágenes. Desde lo que traza el grosor de cada forma física en el espacio hasta lo que la imaginación despierta en las butacas.
El grupo se mueve con empatía y produce un diseño espacial espontáneo.
De esta manera, el público puede experimentar desde el asiento una coreografía viva, dúctil, flexible. Y percibir a nivel kinestésico el placer del movimiento conciente, el disfrute de la adaptabilidad y sostenimiento de los intérpretes, de sus expresiones corporales, de su emoción presente.
El espectador es partícipe del juego que se establece con la música. Donde las frases sueltas, escritas desde el movimiento construyen una conversación grupal. Sin dejar de ser, a la vez, una especie de parodia de la referencialidad de la danza hacia la música. Una referencia que aquí no es sostenida.
Es el movimiento y la relación espontánea de los intérpretes sobre lo que parece una partitura de improvisación, lo que hace de esta pieza un verdadero momento de danza.

Qué: One Love Song
Quién: Idea y Realización: Martín Piliponsky.- Intérpretes: Magali del Hoyo, Elia Mrak, Matthieu Perpoint, Juan Velazques.- Vestuario: Gustavo Lesgart.- Iluminación: Alfonsina Stivelman.- Música: Ilia Mayer.- Diseño: Carolina Balmaceda.- Asistencia general: Constanza Feldman.- Producción: Solange Courel.-
Dónde: LA CARPINTERÍA.- Jean Jaures 858 Teléfonos: 4961-5092 
Cuándo: Domingo y Miércoles - 21:00 hs - Hasta el 27/11/2013

Entrada: $ 70,00 / $ 60,00 - 

EIR

La pieza coreográfica concebida por Marina Sarmiento surge como un proyecto encargado por el Centro de Experimentación y Creación del Teatro Argentino de La Plata.
La obra está inspirada en la reconocida artista platense Iris Scaccheri, bailarina de gran trascendencia a nivel nacional e internacional durante las décadas del ‘60 y ’70, fenómeno poco común en la danza que trabajó en el Instituto Di Tella y con figuras de la danza como Dore Hoyer (discípula de Mary Wigman).
Para crear la obra, Sarmiento se basó en los pocos registros que hay de Scaccheri: notas de prensa y escasos videos de sus obras. Además de entrevistas a colegas y artistas vinculados a ella, así como el libro de fotografía de Susana Thenón y el libro Brindis a la danza publicado por la propia Iris en 2011.
La propuesta, presentada en el Cultural San Martín, combina danza y plástica en un desarrollo escénico que intenta emular  la figura de la artista a partir de un intento de recuperar “la intensidad de su presencia”, según palabras de la coreógrafa.
En ese desarrollo priman tres colores significativos que son el blanco, el negro y el rojo. La luz, la oscuridad, la sangre. La bondad, inocencia y pureza del blanco; la muerte, el misterio y el poder del negro; la energía, pasión y amor del rojo.
Formas en carbonilla sobre un fondo blanco de papel que dibujan movimientos como danzas impresas fijadas en los trazos.
Danza desarticulada que juega con los equilibrios, que indaga en una manera particular del movimiento, que dibuja más líneas y formas en el espacio de la sala.
Y una mancha roja, una flor sangrante que viste a la bailarina cuyo cuerpo desnudo quiere desprenderse de toda carnalidad. Una prenda carmín con la que juega en su danza.
Un interrogante que puede caber en el público que observa o quizás hasta indignar al espectador que ha conocido a la bailarina platense es qué lleva a la intérprete a desnudarse.
Para esclarecer un poco el asunto es interesante escuchar algunas de las preguntas que guiaron la investigación: ¿qué vino después de Iris?, ¿en qué momento estamos ahora?, ¿cómo dialogan los jóvenes creadores con el paso del tiempo, las obras y las figuras icónicas del arte?  Estos interrogantes planteados orientan acerca de la búsqueda que hubo en el desarrollo de la propuesta escénica de Sarmiento, y también pueden colaborar en su comprensión.

Por otro lado, es esclarecedor escuchar lo que Iris decía: "Yo creo que esta es una época de puente: algunos esperan, otros repiten cosas, otros, muy pocos, que saben que nadie se va enterar, intentan la transición”. Y a pesar de considerarse “desgraciadamente” una de esas personas, de alguna manera se constituyó como una figura icónica de esa transición silenciosa.
Puede ser útil pensar si para ser transición hay que estar convencido y entregado a la pasión que se siente, a esa verdad interior que puja por salir y a la que solo algunos le dan el espacio suficiente para existir.
También preguntarse si entregarse a la verdad es desnudarse.
El desnudo de la escena muestra el cuerpo en todo su ser. Carne y piel, sudor, cansancio y humanidad. La bailarina que transmuta y la bailarina cuerpo presente que mueve articulaciones, que respira, que vive.
Danza cuya única pretensión es dar cuenta de esa entrega.
Homenaje que intenta ser un puente entre el pasado y el presente.

Qué: Eir

Quién: Concepción, Puesta en escena y Dirección: Marina Sarmiento.- Intérpretes: Lucía Savloff.- Diseño de espacio y de luces: Matías Sendón.- Música original: Leonardo Di Gusto.- Fotografía: Sebastián Arpesella.- Diseño gráfico: Emilse Berlanga.- Asistencia general: Micaela Moreno.- Colaboración artística: Lucía Fernández Mouján.- Coreografía: Marina Sarmiento, Lucía Savloff.-