Lo que
abordan coreográficamente -a nivel temático- tiene que ver con una especie de
indagación del mundo masculino. Allí se desarrolla un doble juego entre la
construcción del hombre en su proceso de crecer y madurar, como el camino que
lo lleva a ‘hacerse hombre’ en tanto ‘macho’.
En
esta línea se propone la idea de bestia y los intentos de domesticación que van
aparejados con la consumación de la cultura en el recorrido de la sociedad.
Desde este lugar, el grupo se pregunta: “¿Es posible amansar los sueños y que
lo que creemos sea domado?”.
En
un escenario despejado e iluminado ténuemente, un conjunto de personas parece
estar a la espera de algo. Delante de ellos, destacado por la luz y la desnudez
total de su cuerpo, un joven recostado en el suelo. Sus movimientos son torpes,
tímidos, como si intentara levantarse y no lo consiguiera.
El
grupo restante está compuesto por hombres que llevan un vestuario que los
diferencia del personaje desnudo. Por la calidad de movimientos, la primera
distinción que surge entre ellos es en relación a las divisiones genéricas,
aunque aquí tomadas desde un pusto de vista más energético. El grupo realiza
movimientos asociados a lo masculino, y el joven desnudo, de cadencia más suave
y delicada (a lo que podría sumarse el corte de pelo a lo Prince –figura
sexualmente ambigua del mundo de la música-), se podría asimilar con lo
femenino.
En
el transcurso de la puesta se dan diferentes relaciones en el grupo masculino
que, de manera mimética, encarnan movimientos equinos. Por su andar, sus
expresiones sonoras, sus formas corporales, parecen claramente un tropel de
caballos salvajes.También pueden asimilarse sus zapateos a los pasos del folklore argentino.
Incluso
hay una escena de doma donde vincular todas esas representaciones de caballos con paisajes pampeanos y rurales. De esta manera se puede ver
frenada un poco la posibilidad de imaginar más libremente lo que sería una
bestia, con todas sus connotaciones, en la forma, en lo corporal y en lo
coreográfico, al circunscribir lo bestial al caballo. Pero obviamente esto
es respetable, es una elección del director.
Intercalado
con estas escenas más rupestres, donde unas bestias algo estilizadas y
seductoras representan su número de salvajismo y danza, se realizan unas
secuencias coreográficas que parecen estar ahí para recordar que se trata de
danza contemporánea. Un diseño de movimientos que ejecutan todos al unísono (lo
hacen pero no con exactitud) y que parece estar colocado allí como un instante para divertir o conformar a un
potencial espectardor que fuera a ver danza contemporánea y no le bastara con
el trabajo corporal que componen los bailarines.
La
pieza tiene un despliegue interesante e intenso escenificado en esa búsqueda que oscila
entre la forma, la expresión y la mímesis (entendiéndose esta última como
imitación de un referente exterior).
Toda
la propuesta se desarrolla con unas luces muy sugestivas en un espacio recreado
por esta iluminación y los cuerpos que le dan forma.
Finalmente
entendemos que el joven desnudo es un potrillo que acaba de nacer y lucha por
pararse en el mundo, ayudado por el resto de la manada que lo introduce
lentamente en la vida adulta, en ser un caballo, un hombre.
Un
discurso planteado desde el movimiento, sobre un crecer masculino que no se doblega.
Qué:
Las bestias
Quién:
Intérpretes: Alegre Bartoli, Alfredo Oscar Farias, Matías Furio, Martín Gil,
Jhonatan Gonzalez, Nahuel Leopoldo Ledesma, David Muriel, boris pereyra, Mauro
Poledo, Andres Avendaño Suarez, Matias Tello, Nahuel Valenzuela.- Actores
reemplazo: Nicolas Baroni, Martín Gomez Sastre.- Diseño de luces: David Seiras.-
Fotografía: Mariel Vélez.- Asistencia de dirección: Virginia Rossi.- Dirección:
David Señoran.-
Dónde:
ESPACIO CULTURAL PATA DE GANSO Zelaya 3122.- 48620209
Cuándo:
Sábado - 21:00 hs - Hasta el 27/10/2012