martes, 18 de junio de 2019

POLVAREDAL


Un pequeño grupo de mujeres con vestidos largos, en penumbras, es suficiente para que la imaginación de un público local pueda elucubrar aires de “lo nacional”. La pregunta que surge, entonces, es cómo se construye “lo nacional”.
Estas mujeres, como ánimas criollas en pena rodeadas del humo de algún incendio bárbaro, se mueven entre las sombras esbozando un relato histórico. Así avanza la tradición en procesión y murmullos.
Un hombre sentado frente a un piano en primer término toca canciones que generan una ambientación autóctona, junto a una mujer extranjera que lo acompaña con un chelo.
Empieza la música, continúa la escena, y con ella, la evocación de paisajes nacionales que se van dibujando sobre un imaginario de canciones patrias, actos y manuales argentinos.
España se cuela en el folclore propio y llora su vidalita flamenca. ¿Acaso la historia no se construye entre retazos personales y ajenos?
Pero, ¿de quién es la argentinidad?  ¿Qué sería lo propio? ¿Cómo se construye lo nacional?
Desde la corporalidad, el movimiento crea rondas, giros, una circularidad de mateada, de bailecito, de chacarera. Un aro que se funde con el grito de “aro, aro, aro” previo a la payada. Circularidad espectral que evoca también otras rondas ceremoniales con aire de sacralidad derviche.
Esos cuerpos que danzan en círculo se vuelven imagen fotográfica donde el Martín Fierro y Molina Campos se cruzan y afloran en versión matriarcal, construyendo cuadros de guerreras, luchadoras, gauchas, vencedoras o vencidas. Madres que lloran, amantes bravas, mujeres poderosas.
Una patria herida y sangrante entre Sarmiento y Juana Azurduy.
Una Matria que se abre camino despacio y potente en el presente.

Qué: Polvaredal
Quién: Idea y Dirección: Laura Figueiras, Carla Rímola.- Intérpretes: Bárbara Alonso, Noelia Meilerman, Eugenia M. Roces, Marisa Villar, Natacha Visconti, Paola Yaconis.- Piano: Santiago Torricelli.- Diseño de vestuario: Mariana Seropian.- Diseño de luces: Claudio Del Bianco.- Realización de vestuario: Ester Caselli.- Violoncello: Karmen Rencar.- Música: Santiago Torricelli.- Fotografía: Marie Garcia.- Diseño gráfico: Rocío Bianchi, Mariana Fossatti.- Asistencia artística y Producción: Laura Chidichimo Rinaldi.- Dramaturgista: Eugenia Cadús.- Asistencia de iluminación: Martín Fernández Paponi.-
Dónde: Timbre 4 México 3554   
Cuándo: Sábados de mayo - 22:30 hs - 


miércoles, 12 de junio de 2019

NO ENVEJECEREMOS JUNTOS


En estos tiempos podemos considerar casi una utopía el deseo de envejecer junto a alguien. Quizás para los jóvenes que se encuentran entre la generación millennial y la Z, entre la frustración y la irreverencia (como los caracterizan), no sea siquiera algo a considerar, o más bien no esté el deseo de envejecer con alguien. No sabemos.
Aquí, estos bailarines toman las pistas escénicas en una época donde la danza se expande desde la Generación UNA/movimiento. Crecimiento feliz de jóvenes que danzan y elijen expresarse desde el cuerpo. Otra forma de vivir, sensorial y presente. (Aunque realmente vivir del arte continúe siendo una utopía)
Un grupo de aspecto informal permanece al fondo de la escena mientras los espectadores se acomodan en el espacio.  Esperan atentos pero aparte. La ambientación es actual, de aspecto jovial, vivaz.
Suena música electrónica, para bailar. Un ritmo bien activo que recuerda la noche, la disco, la fiesta.
Improvisando sobre asuntos de la danza, los movimientos se mezclan con los brillos en el vestuario y con esos gestos mínimos donde el acto de mirar ocupa un lugar que subraya también las dinámicas de aquellos espacios nocturnos de baile.
La empatía surge como una forma de espejar el movimiento del otro y así poder construir una corporalidad colectiva que empieza segmentándose en diversas tribus urbanas que confluyen en distintos reagrupamientos.
En esas situaciones de danza conviven el solo y el grupo en simultáneo, como en una improvisación musical. Cada uno es su instrumento y tiene la posibilidad de unirse a la sonoridad corporal del otro.
Se crean variadas configuraciones espaciales en un continuum que produce una tensión entre el agotamiento, el aguante y el cansancio, donde se ponen de relieve la transpiración, la respiración, la agitación, los suspiros, el aparente silencio: toda la fisicalidad de los intérpretes.
En esa dinámica de energías, gestos, formas corporales y espaciales, aparece una especia de estado de trance que surge al superar el cansancio. También asoman preguntas en relación a ese movimiento ininterrumpido que sostiene toda la obra. ¿Hasta dónde resiste un recurso? ¿Cuánto puede un cuerpo? (Algo que dialoga con la obra Coreomanía, contemporánea de esta en su incansabilidad)
El ritmo de los cuerpos en algún momento se detiene, dejando quizás al espectador con repentinas ganas de bailar.

Qué: No envejeceremos juntos
Quién: Intérpretes: Ángeles Piqué, Ignacio García Lizziero, Federico Pérez Gelardi, Lola Caniggia, Cielo González Smith, Paula Cladirola, Paula Blanco, Flor Hart, Brenie Gora. -  Concepto de vestuario: Florencia Mangini. - Diseño gráfico: Julián Augusto Cánepa. - Fotografía: Xavier Martín y Paula González. - DJ & Dirección: Lucas Cánepa. -