El comienzo es oscuro y ubica al espectador en lo que
será el clima de toda la obra. Una mujer de negro se asoma desde un rincón
acurrucada en el suelo. Suenan campanas como si fuera un llamado a misa,
mientras ella avanza como un gatito desplegando un ovillo.
En ese momento empieza a tejerse la trama.
Aparece un grupo femenino vestido de negro encarnando a
todas las Bernardas, a la multiplicación de la madre en cada una de las mujeres
de la casa. Se oyen rezos. Es el “mea culpa”. Mujeres abolidas de vientres
cosidos y deseos reprimidos por todo el cuerpo. No hablan, no sienten. Sufren.
Se silencian, se callan, se persignan.
En medio de tanto oscuro el verde esperanza lo viste
Adela. Resalta entre el negro funeral. Negro del duelo extenso impuesto por la
madre como una superiora inquisidora que quiere controlar la juventud
inflamable. Luto por la vida que anhelan y no tienen. Que solamente la rebeldía
potente del deseo se animará a quebrantar.
Las mujeres se transforman desde una corporalidad orgánica.
No hay un despliegue en cuanto a la técnica de danza contemporánea (si bien se
intuye que la poseen). La dramaturgia se apoya en la potencia del gesto, donde
resalta el cuerpo grupal. Un entrelazamiento colectivo que anima cada escena
como un cuadro viviente.
Son una jauría de lobas hambrientas que juegan con las
faldas como si jugaran con el ocultamiento de su propia sexualidad, su propio
ser mujer.
Y entre tanta opresión aparece un pantalón: el hombre
deseado, ausente en sus pieles, omnipresente en los cuerpos así como en la obra.
Objeto codiciado por todas.
Así se pueden ver otros
símbolos puestos allí para traer esa ausencia, como los caballos evocados o el
bastón. Ambos representan la fuerza, el falo, el macho, la hombría. Lo que no
está. Más allá de acompañar la sucesión
de actos de la pieza teatral a la que la directora rinde homenaje.
Finalmente una manzana, como fruto prohibido cuya transgresión
solo puede desembocar en tragedia, y a quien solo Adela se atreve a morder.
La pieza construye desde el cuerpo sonoro, activo y
poético, la obra de Federico García Lorca, haciendo carne su texto.
Qué: Las bernardas
Quién: Idea, Coreografía y Dirección: Teresa
Duggan.- Intérpretes: Vanesa Blaires, Maria Laura García, Magda Ingrey, Vanesa
Ostrosky, Josefina Peres, Gabriela Pizano, Laura Spagnolo, Daniela Velazquez.- Vestuario:
Nam Tanoshii.- Visuales: Federico Joselevich Puiggrós.- Música original: Eduardo
Zvetelman.- Fotografía: Carlos Furman.- Asistencia general: Claudia Valado.- Prensa:
Simkin & Franco.- Web: http://www.celcit.org.ar/espectaculos/133/las-bernardas/
Duración: 50 minutos.-
Dónde: CELCIT
Moreno 431 Teléfonos: 4342-1026 Web: http://www.celcit.org.ar
Cuándo: Sábado - 20:00 hs - Hasta el 30/04/2016
Entrada: $ 150,00 / $ 100,00 -