Bajo esa sola palabra que
titula esta propuesta se pueden nombrar muchas cosas. Desde el golpeteo que
produce la sangre bombeada por el corazón o el ritmo que late en la música hasta
la precisión en la ejecución de una acción. El pulso aparece casi como una
excusa para hablar (además) de cómo el ritmo del cuerpo, de la iluminación, o de
un montaje, construye distintos relatos. Esto es lo que proponen la bailarina Eugenia
M. Roces y el director de cine Daniel Saldarriaga, los ideólogos de la pieza.
Vemos una mujer en la zona
del proscenio y ubicada en diagonal, la pantalla. Mientras ella se mueve, una cámara
la filma y proyecta simultáneamente. El camarógrafo realiza planos cerrados
tomando fragmentos, partes específicas del cuerpo, que van a crear sentidos
diversos al verse amplificadas.
Así la imaginación puede ir componiendo
formas con esas partes que el foco recorta. Ver en la selección delimitada de
la cámara algún animal e incluso extrañarse con ese recorte del cuerpo humano
descontextualizado por la proyección. Esto sucede también con los movimientos
que realiza la performer, con la ondulación o agitación de un brazo o de una
mano, gracias a la disociación de la intérprete que maneja el cuerpo con
precisión y en sintonía con la mirada de la cámara.
La imagen se distorsiona mediante
distintos efectos de multiplicación, barrido, canon o ralenti, de la
imagen y del movimiento corporal. Se produce un desdoblamiento del cuerpo, un eco
de uno en la proyección del tiempo y el espacio. De esta manera, los sentidos
se propagan en el público que puede optar por observar a la bailarina o a la
pantalla, tomando la decisión de qué mirar.
Los movimientos recuerdan
que en el cuerpo hay un pulsar siempre presente, entrecortado, irregular. Algo
que late y que, encuadrado e iluminado de determinada manera, puede modificar
su sentido y construir ideas relacionadas a lo erótico o lo terrorífico, de calma o
agitación, pasando de la sensualidad al suspenso como si nada. Vuelve a llamar la
atención con qué facilidad puede manipularse el sentido de una imagen creando
diferentes realidades de acuerdo al lente con que se mire.
El público no queda fuera del juego. La cámara se dirige hacia él incluyéndolo en ese relato múltiple que
se construye con la mirada de cada uno.
La obra juega con los
sentidos develando que aquello que vemos mediatizado por la pantalla es una
construcción que puede generar la ilusión de espacios, tiempos y relaciones que
no son tales. En una época donde los medios gobiernan un sentido común que
ellos mismos inventan, esta pieza propone reflexionar sobre aquello que
consideramos la realidad, desde una mirada joven, inteligente y creativa, con las
herramientas del cine y la danza.
Queda ahora abierta otra
pregunta ¿Cómo deconstruir un relato instalado?
Qué: Pulso
Quién: Idea y Dirección:
Eugenia M. Roces, Daniel Saldarriaga.- Performers: Alejandra Arístegui, Lucia
Giannoni, Mijal Katzowicz, Eugenia M. Roces, Daniel Saldarriaga.- Diseño
sonoro: Patricio Lisandro Ortiz.- Realización de vestuario y Diseño: MarIanela
Castellanos Gotte.- Operación de sonido: Facundo Mauro.- Operación de video y
Asistencia técnica: Julián Ospina Córdoba.- Fotografía: Carola Etchepareborda.-
Asistencia Coreográfica y general: Lucas Minhondo.- Duración:
45 minutos
Dónde: CENTRO
CULTURAL RECOLETA - Junín 1930 - Teléfonos: 4803-1040 Web:
http://www.centroculturalrecoleta.org
Cuándo: Jueves - 21:00 hs -
Del 24/05/2018 al 05/07/2018