Parece ser una ley para el deseo el querer
siempre lo que no se tiene. Eso genera un impulso constante que empuja a la
acción, a desear aquello lejano que una vez obtenido pierde todo el valor
inicial y da lugar a otro objeto de deseo.
El mar de otras tierras puede ser un mar
deseado, el mar de otro, el mar que uno no tiene, el mar que uno quiere
obtener. Y la nostalgia y el anhelo son ese impulso que nos mece y nos hace
remar entre las olas yendo y viniendo tras los huidizos deseos.
En el pequeño espacio del Teatro Tadrón, una
onírica y bella escenografía ambienta y da la bienvenida al espectador.
Acompañados por la música en vivo de un
bandoneón, que respira allí para poner a tono tanguero la historia…
Como todo inicio paradigmático de cuento, un
cartel anuncia “había una vez…” que, acompañado por algunos cuestionamientos del
presentador, da comienzo a la aventura.
Un hombre, una mujer, el amor. El amor como un
deseo que se escapa o como un capricho de luna llena, de luna cambiante como el
humor, como el mismo amor, como el tiempo que pasa.
La propuesta navega entre instantes poéticos,
metáforas y juegos de palabras. De alusiones a la luna y los ciclos, el ser
humano y sus cambios. Donde el hacerse a la mar –como un marinero- se tambalea
entre “a la mar” y “al amar”, y el protagonista juega con ello: “me hice a la
mar” o “me hice al amar”. Como si el amor –un viaje iniciático- construyera al
ser, hiciera hombre al hombre.
El tango, además de sonar en el fuelle que
respira en escena, empapa la obra. El amar, el sufrir y el partir de ‘Naranjo
en flor’ están presentes en el guión, y aunque tal vez no en el mismo orden (“primero
hay que saber sufrir, después amar, después partir y al fin andar sin
pensamientos”), se mezclan para dar voz a este relato de conquista amorosa que
juega hasta con los clichés milongueros.
“El hombre hace cosas todo el día para no
sufrir” y la mujer es presentada como un deseo que escapa a la inteligencia.
Entre ellos, la música de tangos y milongas es el puente entre los sentires
masculinos y femeninos, una forma musical de expresión de sentimientos.
Las técnicas artísticas utilizadas están todas
al servicio de la historia y funcionan con fluidez. Teatro, danza, música,
títeres, poesía.
El presentador inicial parece un personaje
deambulador que acomoda objetos al principio, luego ocupa un lugar entre las
sombras, para sorprender finalmente como un alter ego de cada protagonista,
escenificado mediante títeres cuya participación brinda un toque maravilloso a
este universo de amor tanguero.
Ojo, el espectador de esta pieza puede quedar “atrapado en la longitud de los silencios” a
la espera de su propia luna llena.
Qué: El mar de otras tierras
Quién: Dramaturgia,
dirección y producción Germán Salvatierra.- Actuación: Inés Palombo, Nicolás
Ponce, Germán Salvatierra, Rafael Walger.- Vestuario: Susana Zilbervarg.-
Escenografía: Jorge Ferro.- Iluminación: Leandra Rodríguez.- Maquillaje:
Celeste Dunan.- Diseño de títeres: Catia Assis,
Patricio Crom.- Diseño gráfico:
Mariela Tesconi.- Asesoramiento en magia: Pablo
Kusnetzoff.- Asistencia de dirección: Luiza Paes.- Prensa: Debora
Lachter.- Coreografía: Mariano Galeano.-
Colaboración en dirección: Diego Freigedo.-
Dónde: TADRON TEATRO Y CAFÉ Niceto Vega 4802
Teléfonos: 4777-7976
Web: http://www.tadronteatro.com.ar
Cuándo: Jueves - 21:30 hs - Hasta el 25/09/2014