domingo, 23 de noviembre de 2014

ANIVERSARIO

Cumplir 10 años es un buen motivo para festejar, más en épocas donde los emprendimientos independientes en la Ciudad de Buenos Aires tienen tantos obstáculos para sostenerse en el tiempo.
En El Club de Trapecistas sintieron que era el momento de dar forma a su aniversario. Entonces, bajo la mirada de Mariana Sánchez, todo el equipo activó su memoria para construir una propuesta pincelada con escenas de espectáculos anteriores. La receta consiste en una pizca de Mamushka, otra de Mandalah, un poco de Brumadhia y unas dosis de Tréptikon, para dar lugar a esta deliciosa torta que hoy nos invita a soplar sus velitas.
El recibimiento es alegre y colorido, con divertidas acomodadoras y música que pone al espectador en la órbita de pasarla bien.
Los números son en su mayoría aéreos, disciplina que resalta en el Club de Trapecistas (casi una obviedad), sin embargo hay escenas circenses con malabares de swing, zancos, acrobacias de suelo y danza.
Toda la propuesta está planteada desde una puesta en escena teatral que delinea una trama esbozada sobre una sutil dramaturgia.
Un grupo de mujeres entra casi atropelladamente en el espacio de la sala con ánimos de fiesta. Una de ellas lleva un vestido de, otra un regalo, elementos que formarán parte de escenas a lo largo del espectáculo.
El viaje comienza allí y será un transporte mágico y onírico a múltiples sensaciones. En eso entra en juego en gran medida la luz, con sus posibilidades de sombras, de matices, de resaltador de colores en las técnicas del teatro negro, de proyecciones fílmicas.
Como si el trasfondo se apoyara en la luz y el aire, elementos propiciadores de sueños y libertad.
En este traslado hacia la fantasía, las formas creadas alimentan un ilusionismo que se disfruta con placer y con asombro.
De la coordinación para funcionar resalta la organización en equipo, la ayuda con los elementos, la cooperación en la ejecución de cada número. Lo que transmiten estas escenas donde no hay un protagonismo que resalte, sino que las particularidades se expresan en lo grupal, es una linda energía a nivel humano.
Dentro de esa dinámica, son muy bellas las construcciones grupales, su estética y su fluidez de movimiento; acompañadas algunas por música en vivo -una cantante lírica que también participa en la trama esporádicamente- y otros temas, y por una impronta general con reminiscencias orientales.
Los mantras hacia el final le dan un toque de misticismo que sirve para coronar la propuesta. El aire espiritual se expresa como una síntesis de la visión del autor que vuelca en la construcción onírica de la obra una visión del mundo visualizando las maravillas humanas a semejanza del espíritu del cosmos.
Varias velas son encendidas en el fondo de la sala -descubierto al final del espectáculo- en un espacio que asemeja un viejo templo. Se siente aroma a incienso en el ambiente. Una a una las llamas se extinguen, la función ha terminado…
Qué: Aniversario
Quién: Compañía Circo Negro: Elenco: Agostina Degásperi, Andrea Silva, Luciana Losada, Lucila Rocca, Mariángeles Gagliano, Maia Bishop.- Cantante: María Teresa Ciarla.- Asistencia técnica: Lucas Ferraro.-  Asistencia coreográfica: Alba Iruzubieta.- Terapeuta corporal: Pedro Espeche.- Diseño de iluminación: Pablo Zarfati.- Producción general: Club de Trapecistas / Pablo Zarfati.- Prensa: Pintos & Gamboa.- Dirección: Mariana Sánchez.-
Cuándo: sábados 21 hs, domingos 20 hs. / Duración: 60 minutos

Dónde: CLUB DE TRAPECISTAS, Ferrari 252.- 

miércoles, 12 de noviembre de 2014

LA MUERTE Y LA DONCELLA

En un magnífico caserón a la orilla de la Avenida Corrientes se da una cita muy particular llamada Teatro Bombón. Bajo ese título la convocatoria concentra un grupo de obras cortas que uno puede degustar cualquier domingo a la tarde, y que además, van variando para mantenerse siempre frescas.
Allí me encuentro para ver La muerte y la doncella, una pequeña pieza de danza construida con la intención de presentificar un fragmento del pasado de la danza al abordar el ballet Le jeune homme et la mort de Roland Petit. Con libreto de Jean Cocteau, y protagonizado por Nureyev y Barishnikov -entre otros grandes bailarines- relata la historia de un joven que espera a una mujer y al ser rechazado por ésta, se suicida.  
La propuesta en clave femenina dirigida por Laura Figueras y Carla Rímola se sumerge en la temática con otras sutilezas.
En una sala prácticamente vacía se encuentra sola una bailarina -la bella Roxana Galand- cuya actitud denota una clara apatía. No sabemos si está aburrida, triste, melancólica, pero sí puede observarse en cada movimiento suyo cierto desgano.
La bailarina se observa en un espejo que descubre en una pared y desde allí se mueve, como si repasara una coreografía ya sabida y masticada, al ritmo de un tic tac que trae a la mente la cuestión del tiempo (y todos sus devenires).
La vida trascurre en ese vaivén rítmico de metrónomo, en ese ir y venir de la respiración, en el contraer y relajar de un músculo que danza.

Ella pareciera estar desencantada, como si esa vida que pulsa no tuviera más que ofrecerle. Sus movimientos aparentan no tener la mínima energía y recuerdan al neoclasicismo romántico donde las etéreas bailarinas parecen flotar  en zapatillas de punta cuyo esfuerzo se ve delineado en sus músculos, pese a la sensación de liviandad que eso pueda transmitir.
Así danza y se suspende en el aire Roxana, con su mirada nublada por alguna trágica visión invisible para el espectador.
Entonces surge de las sombras otro personaje con el que se establece un diálogo melancólico y poderoso. Es una mujer de la que en un principio no vemos el rostro pero de la que sí se percibe energía de mando.
Entre ellas el vínculo que se crea es desigual, desparejo. De dominadora y dominada, de amo y esclavo sometido. La mujer, con el largo cabello ocultando el rostro, le habla en un lenguaje extraño, desconocido, oscuro. Y la bailarina es captada por su embrujo de una manera hipnótica. 
La muerte se hace presente en la escena y dirige los movimientos de Roxana. Ella danza pero el impulso que la mueve no lucha por librarla de la hora que ha llegado, de un final que no le importa, que le es indiferente. Con la misma apatía del principio, se entrega a la situación, como si fuera un destino tejido hace tiempo por las parcas del Olimpo.

Qué: La muerte y la doncella
Quién: Idea y dirección: Laura Figueiras, Carla Rímola.- Intérpretes: Roxana Galand, Milva Leonardi.- Vestuario: Mooo!, Ester Caselli, Franco La Pietra.- Iluminación: Alfonsina Stivelman.- Espacio escénico: Alicia Leloutre.- Diseño sonoro: Pablo Berenstein.- Música: Johan Sebastian Bach, Franz Schubert.- Fotografía: Mariela Garcia, Claudio Villarreal.-

Dónde: La casona iluminada.-  Corrientes 1979

ARQUEOLOGÍAS DEL FUTURO



1° ENCUENTRO INTERNACIONAL DE DANZA CONTEMPORÁNEA, ARTES PERFORMATIVAS Y CONOCIMIENTO


CUÁNDO: 7 AL 12 DE DICIEMBRE
DÓNDE: EN LA FÁBRICA ESCÉNICA


* 8 OBRAS Y PERFORMANCES INTERNACIONALES

* 6 LABORATORIOS DE PRÁCTICAS / WORKSHOPS

* 1 EQUIPO DE ESCRITURA PERMANENTE


* 1 EXPERIENCIA DE PENSAMIENTO COLECTIVO


domingo, 5 de octubre de 2014

LEJOS

Lejos es una propuesta escénica surgida de una investigación conjunta entre una actriz (Florencia Bergallo), una fotógrafa (Mariana Roveda) y una coreógrafa (Marina Sarmiento). Esta última dirige una escena de plasticidad coreográfica donde la actriz protagonista moldea el espacio desde algo tan básico como la respiración.
La respiración es el motor. Un signo de vitalidad que impulsa el accionar de la intérprete. Movimiento constante de la vida. Ella parte de este activar para ser y hacer cosas que cree que nunca hará.
Desde ese lugar tan simple como es el respirar, Florencia Bergallo transforma su cuerpo, su voz, sus líneas de acción. Y la escena presente se convierte en un espacio fuera del tiempo plagado de personajes y situaciones que parecen formar parte de la historia particular de la intérprete.
Una respiración agitada, fogosa, intensa, despierta la energía primera de una sucesión de movimientos escénicos que harán un recorrido singular.
De fondo y continente, una imagen escénica futurista. Luces blancas que generan la sensación de asepsia de un quirófano. Blanco heladera. Frío. Podría ser cualquier momento del tiempo. Podría ser el espacio exterior. Un no lugar. Punto propicio para que todo suceda.
Allí empieza a calentarse la sala, a volverse convivio teatral. Y nada más presente que el respirar. Acto que de inmediato nos hace estar aquí y ahora. En ese momento justo.
La respiración es tiempo presente. El cuerpo es influido por la respiración, insuflado por la respiración. Inspirar y exhalar conecta los distintos tiempos y los presentifica. La actriz toma y suelta, como el acto de respirar, momentos que hace presente con toda su integridad.
Se produce un historicismo personal, un recorrido autobiográfico desde la evocación que los cambios de la respiración habilitan. En un estado que parece ser catártico, se percibe al yo afectado con el pasado, con los recuerdos que habitan en el cuerpo. Memoria corporal que trae el tono conseguido con la respiración.
Se pregunta acaso ¿dónde estoy? Y estas palabras resuenan más allá de la diégesis, atraviesan la ficcionalidad de la escena para convertirse en una pregunta biográfica grupal.
¿Qué permanece de la historia personal? ¿Muere el pasado? ¿Puede morir o solo transformarse? ¿Puede volverse presente, re presentarse?
Lejos es una pregunta planteada desde un lugar complejo y jugado como lo es el sostener la representación escénica desde todos los matices de la respiración. Agitada, tensa, jadeante, agotada, risueña, sonora. Una acción que produce estados en la intérprete pero también en el público. Volviendo muy vívido el triple presente que condensa el hoy: pasado, presente y futuro.
Lejos. Resonando en el cuerpo intensamente cerca.

Qué: Lejos

Quién: Concepción, coreografía y dirección: Marina Sarmiento.- Dramaturgia escénica: Florencia Bergallo, Marina Sarmiento.- Actuación: Florencia Bergallo.- Vestuario: Belén Parra.- Iluminación: Brenda Bianco.- Diseño de objetos: Ezequiel Colombo, Lucio Maselli.- Diseño sonoro y música: Ezequiel Abregú.- Fotografía: Mariana Roveda.- Diseño gráfico: Leandro Ibarra.- Asesoramiento dramatúrgico: Ezequiel Steinman.- Asistencia general: María Victoria Alcala, Micaela Moreno.- Prensa: Suyay Benedetti.- Producción: Cooperativa Lejos.- Colaboración artística: Julieta Potenze.-

Dónde: BECKETT TEATRO Guardia Vieja 3556 Teléfono: 48675185.- Web: http://teatrobeckett.com/

Cuándo: Jueves - 21:00 hs - Hasta el 09/10/2014

martes, 9 de septiembre de 2014

EL MAR DE OTRAS TIERRAS

Parece ser una ley para el deseo el querer siempre lo que no se tiene. Eso genera un impulso constante que empuja a la acción, a desear aquello lejano que una vez obtenido pierde todo el valor inicial y da lugar a otro objeto de deseo.
El mar de otras tierras puede ser un mar deseado, el mar de otro, el mar que uno no tiene, el mar que uno quiere obtener. Y la nostalgia y el anhelo son ese impulso que nos mece y nos hace remar entre las olas yendo y viniendo tras los huidizos deseos.
En el pequeño espacio del Teatro Tadrón, una onírica y bella escenografía ambienta y da la bienvenida al espectador.
Acompañados por la música en vivo de un bandoneón, que respira allí para poner a tono tanguero la historia…
Como todo inicio paradigmático de cuento, un cartel anuncia “había una vez…” que, acompañado por algunos cuestionamientos del presentador, da comienzo a la aventura.
Un hombre, una mujer, el amor. El amor como un deseo que se escapa o como un capricho de luna llena, de luna cambiante como el humor, como el mismo amor, como el tiempo que pasa.
La propuesta navega entre instantes poéticos, metáforas y juegos de palabras. De alusiones a la luna y los ciclos, el ser humano y sus cambios. Donde el hacerse a la mar –como un marinero- se tambalea entre “a la mar” y “al amar”, y el protagonista juega con ello: “me hice a la mar” o “me hice al amar”. Como si el amor –un viaje iniciático- construyera al ser, hiciera hombre al hombre.
El tango, además de sonar en el fuelle que respira en escena, empapa la obra. El amar, el sufrir y el partir de ‘Naranjo en flor’ están presentes en el guión, y aunque tal vez no en el mismo orden (“primero hay que saber sufrir, después amar, después partir y al fin andar sin pensamientos”), se mezclan para dar voz a este relato de conquista amorosa que juega hasta con los clichés milongueros.
“El hombre hace cosas todo el día para no sufrir” y la mujer es presentada como un deseo que escapa a la inteligencia. Entre ellos, la música de tangos y milongas es el puente entre los sentires masculinos y femeninos, una forma musical de expresión de sentimientos.
Las técnicas artísticas utilizadas están todas al servicio de la historia y funcionan con fluidez. Teatro, danza, música, títeres, poesía.
El presentador inicial parece un personaje deambulador que acomoda objetos al principio, luego ocupa un lugar entre las sombras, para sorprender finalmente como un alter ego de cada protagonista, escenificado mediante títeres cuya participación brinda un toque maravilloso a este universo de amor tanguero.
Ojo, el espectador de esta pieza puede quedar  “atrapado en la longitud de los silencios” a la espera de su propia luna llena.

Qué: El mar de otras tierras
Quién: Dramaturgia, dirección y producción Germán Salvatierra.- Actuación: Inés Palombo, Nicolás Ponce, Germán Salvatierra, Rafael Walger.- Vestuario: Susana Zilbervarg.- Escenografía: Jorge Ferro.- Iluminación: Leandra Rodríguez.- Maquillaje:
Celeste Dunan.- Diseño de títeres: Catia Assis, Patricio Crom.- Diseño gráfico:
Mariela Tesconi.- Asesoramiento en magia: Pablo Kusnetzoff.- Asistencia de dirección: Luiza Paes.- Prensa: Debora Lachter.-  Coreografía: Mariano Galeano.- Colaboración en dirección: Diego Freigedo.-
Dónde: TADRON TEATRO Y CAFÉ Niceto Vega 4802 Teléfonos: 4777-7976
Web: http://www.tadronteatro.com.ar

Cuándo: Jueves - 21:30 hs - Hasta el 25/09/2014

viernes, 22 de agosto de 2014

ELEFANTES, LA VIDA EN LOS PLIEGUES

Un elefante se balanceaba…
No se caía, fue a llamar a otro elefante para no estar solo. La tela de araña era un hilo, el hilo de la incertidumbre.
Una sala oscura apenas iluminada deja entrever a las intérpretes. Ellas penden de un hilo. Son crisálidas, son seres en preparación, no están terminados, no son algo cerrado, completo, entero. Son bordes, intersticios, pliegues.
La vida pende de un hilo que las parcas tejen y cortan a su gusto. Ellas son sostenidas desde la cabeza hacia un arriba, en principio, ininteligible.
Estos seres se mueven en una atmósfera uterina, espacial, submarina. Un ambiente propio donde vincularse casi en la ceguera, apenas guiadas por el sentido del tacto, la percepción.
La relación que se genera entre ellos es abismal y profunda. De cordón umbilical.
Sobre sus cabezas puede estar el mundo o la nada. Puede haber un sol lejano,  tormenta o bombardeos. Ellas pueden ser víctimas o culpables. Culpables de sí. De su estado larvario, de su ser capullo, de su activa pasividad, de su ser ajeno en esa cierta animalidad vegetal que evocan.
Como un manojo de coral.
Pero la danza se agita y surgen brazos, manos. El pelo se desgaja. La acción atraviesa el espacio y se desprende de esos hilos que sostienen los gestos, la cara, la cabeza, el pensamiento adormilado. Se despliega el movimiento entre lo humano y lo no humano. Juega, busca otros espacios, avanza.
En la piel que se arruga, que se dobla, que recuerda y recubre. La piel de la memoria que se acumula en cada grieta, marca, peca, doblez, hendidura, cicatriz. Como una vida finita que no puede detener su fluir al infinito.
De lo que se desprende de un hilo para avanzar hacia lo desconocido no hay un claro final, solo puntos suspensivos. Fade out…
Qué: Elefantes

Quién: Intérpretes y creadoras: Eliana Bonard, Virginia Ravenna.- Música: Approp.- Fotografía: Isabel Olascuaga.- Dirección: Rhea Volij.-

INSTRUCTIVO


“Podríamos definir al instructivo entonces como una serie de explicaciones e instrucciones que son agrupadas, organizadas y expuestas de diferente manera, en diversos soportes, para darle a un individuo la posibilidad de actuar de acuerdo a cómo sea requerido para cada situación. El instructivo puede ser muy variado de acuerdo al tipo de situación que se aplique.” 

Aquí, el instructivo anida en la idea de enviar por mensaje de texto una palabra para ser utilizada en la representación, en la composición coreográfica. Las instrucciones para llevar a cabo la escena vienen dadas desde afuera y cambian de acuerdo al público presente y las indicaciones que el mismo de.
También son responsables las nuevas tecnologías y los medios de comunicación, parte importante en el proceso creador.
La disposición del espacio y las butacas permiten que el espectador elija dónde ubicarse para su participación en la propuesta. Hay varias pantallas y uno tiene consigo las indicaciones del programa de mano que invitan a enviar mensajes de texto a un celular para dar cualquier instrucción. Cuantas veces quiera.
El espectador es a su vez instruido sobre qué hacer para dar comienzo a la pieza.
La ilusión del público es participar sobre lo creado en escena como una composición instantánea entre ambos integrantes del convivio teatral: espectadores y actores.
Varias incógnitas surgen en la mente ávida de saber. ¿Los bailarines improvisan cada vez sobre la azarosa palabra que sale proyectada y varía de función en función? ¿O es sobre el clima que genera el músico? En ese caso, su presencia, su sensibilidad frente a las palabras e instrucciones dadas, y  su inspiración respecto a lo escrito por el público, es lo que prima para dar curso a la improvisación danzada.
¿A quien inspiran las palabras?
También se puede suponer que la palabra acompaña y complementa lo que los intérpretes danzan de acuerdo a pautas previas. O que dan igual las palabras, las instrucciones, las indicaciones. Lo que verdaderamente importa es lo que sucede en ese único y efímero instante.
De esa especial manera se genera el color particular de cada instancia escénica. Las palabras parecen sumarse al movimiento ya presente en la escena. El movimiento parece sumarse a las palabras proyectadas.  
Una muy buena música disparada en escena acompaña, genera, activa.
Lo dicho proyectado puede modificar el cuerpo, el sentido, el pensamiento. Las palabras atraviesan la sala como balas conceptuales. Bombas, otro, penetrar el aire, mismo, disfrutarte, bestial, hermético, flotar y disolver, bordes.
Palabras que son movimientos escénicos.
Cuerpos que son inabarcables.

Qué: Instructivo

Quién: Performers: Ramiro Cortez, Federico Fontan, María Kuhmichel, Valeria Polorena, Mariela Puyol.- Iluminación: Leonardo D´aiuto.- Música: Eloísa López.- Dirección: Andrea Saltiel.-

martes, 8 de julio de 2014

QUE AZUL ES ESE MAR

El título crea una imagen que se proyecta hacia un horizonte intenso. El mar, azul, profundo, inmenso. El océano que distancia, une y separa.
El agua está aquí como metáfora de la vida, del movimiento, del fluir, del paso del tiempo. También puede ser metáfora de las emociones, cambiantes como los estados del agua, que se amoldan de acuerdo al recipiente o se agitan como las olas.
La propuesta parte de un corto del estilo documental con material de archivo de un crucero. Allí se ve disfrutar del viaje a una pareja que toma imágenes de cada lugar donde visitan, sean paisajes, habitaciones, hoteles o el barco mismo.
A este inicio lo completa una voz que señala la vuelta al pasado como un hecho que produce tristeza. (Aquí valdría un juego de palabras en inglés en referencia al color del mar).
En escena dos parejas juegan con la reconstrucción de ese viaje, de la relación amorosa frente al paso del tiempo. Dos parejas cuyo idéntico vestuario da similitud y genera la idea de que son la misma pareja en diferentes momentos del tiempo.
Esta pareja que danza nos habla del amor y del paso de la vejez. Pueden ser dos jóvenes que se ven proyectados hacia el futuro, como ese sueño de amor de juventud donde los amantes se imaginan ancianos tomados de la mano. También pueden ser los mayores que vuelven la cara a ese amor joven que fueron, al momento donde nació la relación, donde el enamoramiento teñía todo alrededor.

El amor a través del correr de los años danza en estos cuerpos que vibran en su edad. Cuerpos jóvenes, cuerpos maduros, cuerpos con las señales del tiempo, cuerpos vivos.
Ver en escena el movimiento amoroso y sentido de estos intérpretes es conmovedor. Las parejas se intercambian. Danzan el hombre joven y la mujer mayor, el hombre mayor y la mujer joven. Ella se resbala.
Lo que resbala es el tiempo que pasa, que se escapa de las manos como la arena de esas playas que visitan, como el agua misma del océano…
El cuidado, el cariño expresado en el movimiento, la ternura, el disfrute de la expresión y del cuerpo danzando. Todo compone un bello cuadro que muestra al espectador la hermosura de la vida, del correr del tiempo como el fluir del agua, como el moverse de los cuerpos.
Como la danza de la vida.

Qué: Qué azul es ese mar
Quién: Idea, dirección y producción general: Eleonora Comelli.- Intérpretes: Roberto Dimitrievich, Matías Etcheverry, Laura Figueiras, Stella Maris Isoldi.- Escenografía: Paula Molina.- Iluminación: Ricardo Sica.- Diseño sonoro y música original: Ulises Conti.- Realización de video: Pablo Pintor.- Prensa: Debora Lachter.-
Dónde: TEATRO DEL ABASTO Humahuaca 3549 Teléfonos: 4865-0014.- Web: http://www.teatrodelabasto.com

Cuándo: Martes - 21:00 hs

sábado, 14 de junio de 2014

SE PUEDE BORRAR

Toda propuesta que uno va a ver arranca con el título.  Enunciado que rotula lo que se va a presentar y cuya motivación es como una llamada a participar. Este promete una permisión: ‘se puede borrar’. Premisa que deja margen al error, a la prueba, al ensayo,  y se abre a la compleja multiplicidad de la vida.
En escena hay varias personas de espaldas. Está todo el equipo presente. Al enfrentar al público anotan en un cartel su nombre y luego el lugar que ocupan dentro de la propuesta creativa: sonido, iluminación, asistencia. De esta manera se da inicio al juego que seguirá en exploración durante toda la pieza. Un ir entre la afirmación y el borramiento, entre la presencia y la ausencia. Pero, ¿se puede borrar la identidad? En todo caso,  ¿qué es lo que identifica o señala un nombre propio? ¿Es lo mismo un cartel, una etiqueta, que un nombre? ¿Qué nombra?
Cuando se suma la música a la creación iniciada, intérpretes y sonido danzan juntos sin supeditarse uno al otro. Se producen entre ellos arreglos e intercambio que desjerarquizan. Como si uno dijera que cualquiera de ellos se puede borrar.
Borrar para volver a escribir. Borrón y cuenta nueva (aunque nunca se vuelve a cero), tachadura y prueba otra vez.
Entre estos carteles que nombran se genera una especie de desubjetivación. Cada uno es un objeto con un rótulo que lo identifica. Es común o propio. Es una, alguna, demasiados, muchos. Es hija, hermana, prima, hijastra. Es pendiente, usada, húmeda, monotemática, vaga.
Palabras que nombran, catalogan, encierran, pero también otorgan sentido.
¿Quién soy? ¿Soy alguien, soy nadie? Esta palabra escrita en la piel otorga un sentido también. Esta designación podría ser una forma de preguntarse si el nombrar da entidad o si solamente tiene que ver con buscar una imagen, una forma que no puede ser nombrada o que no quiere ser nombrada para evitar el encasillamiento que la limite y le corte las alas de la multiplicidad sensorial de la forma.
Imagen: el cuerpo cubierto con papelitos que se prolongan hasta formar unos caminos en el suelo. Ella se sacude.
Una canción: lobo suelto, lobo sin collar….
Una performance de danza que vive en el vértice donde el pensamiento baila a la par que el cuerpo, en el lugar que limita lo concreto con lo abstracto, lo interior con lo exterior.
En esa búsqueda por ser un colectivo humano que borra las individualidades a la vez que las afirma, las cuatro intérpretes deambulan como animales que luchan por dominar la manada. ¿Quieren todas ser única o todas ser una como un lema mosquetero?
En el espacio que habita en medio, en ese lugar donde confluyen el devenir exterior y el interior, en la superficie cutánea ¿qué se puede borrar y qué es para siempre? ¿Qué se puede diluir y qué es imborrable? La estela que deja un cuerpo que danza ¿permanece?
“Siempre que toco un cuerpo hay piel. Siempre que doy un paso, hay suelo”.
Cuando el planteo excede el movimiento de la danza pero se adentra en el del pensamiento. Cuando lleva a la reflexión sobre los cuerpos como seres sociales, culturales, y los interpela ¿es una obra política?
En esta propuesta se crea una poética política donde la presencia de los cuerpos en movimiento pregunta al espectador sobre su propia condición, su configuración, su finitud y su pensamiento.  ¿Se puede borrar lo que uno hace?

Qué: Se puede borrar
Quién: Idea y dirección general: Fabiana Capriotti.- Intérpretes: Fabiana Capriotti, Camila Malenchini, Alina Marinelli, Manuela Sansot.-

Dónde: Centro Cultural de la Cooperación

sábado, 7 de junio de 2014

DURAMADRE

No hay otro indicio de comienzo de función que no sea el mero ingreso a la sala. Allí en el escenario, varios cuerpos se mueven como si probaran cosas, en un estado aún indefinido.
Suena un tanguito con ruido a vinilo. Las cabezas tapadas con máscaras que recuerdan a la lucha mexicana esconden las caras de los intérpretes y los vuelven inidentificables. Esto a la vez suscita preguntas.  ¿Qué significan esos cuerpos sin rostro? Estos seres mudos, objetados por el ocultamiento, ¿es la otredad? ¿Qué puede significar un sujeto desprovisto de su rostro y convertido por el movimiento en algo casi amorfo? ¿Es quizás una representación de lo deforme, lo otro, lo excluido?
Las preguntas resuenan sin que haya una indicación hacia esos pensamientos. Simplemente, la potencia de la imagen despierta diversas asociaciones libres que pueden tener o no sentido, pero son posibles.
Los cuerpos intensos de la escena vibran inestables, sin base firme al principio.
También parecen cuerpos torturados, imagen que es disparada por el apoyo de los sonidos eléctricos que retumban como en un espacio de encierro y picana.
Los intérpretes continúan en su movimiento. Luchan con su cuerpo, con la inestabilidad, en un círculo que comienza a desplazarse sin fin, mientras progresivamente se descubren los rostros.
Esta propuesta de KM29 trabaja con una idea potente de grupo. Desde el movimiento se utiliza claramente la repetición, y también un exacerbado rebote.
El grupo está constituido por una masa con particularidades, cada uno de ellos es la particularidad de la masa. Entre todos arman un conjunto donde se tironean y se impulsan, se empujan y se aguantan, se sostienen y se sueltan.
En un momento la imagen se transforma en una banda de amigos que se aguanta entre sí en un estado muy alterado.

En otro momento, hay una lucha con el sonido, ruido disonante, acople, interferencia. Sonidos externos que los modifican y que se modifican al acercarse a cada uno de los intérpretes. Un juego entre los cuerpos y el audio, entre lo que ocupa espacio visual y lo que no se ve pero está.
Ellos son una cadena humana que se mantiene por la fuerza del grupo. A veces parece que en virtud de la inercia, otras veces se percibe su lucha, su sostén, su empuje.
La capacidad de transformación y la maravillosa potencia de lo colectivo laten en esta célula humana que danza.

Qué: Duramadre
Quién: Intérpretes: Lucas Araujo, Alfonso Barón, Jonathan Da Rosa, Amparo González Sola, Pablo Kun Castro, Daniel Leguizamón, Nicolás Varchausky.- Iluminación y Espacio escénico: Matías Sendón.- Música original: Nicolás Varchausky.- Fotografía: Sebastián Arpesella.- Diseño gráfico: Gonzalo Martínez.- Asistencia y colaboración artística: Marina Sarmiento.- Coreografía y Dirección: Juan Onofri Barbato.- Web: http://grupo.km29.net/duramadre
Dónde: CENTRO CULTURAL GENERAL SAN MARTIN Sarmiento 1551 Teléfonos: 4373-8367 Fax 4374–1251/59 int. 273/278
Web: http://www.centroculturalsanmartin.com/

Cuándo: Domingo - 19:00 hs -  Sábado - 21:00 hs Hasta el 01/06/2014 

domingo, 1 de junio de 2014

PARTIDA TRES + PARADOXA

En Partida 3 hay una percepción minuciosa del tiempo, donde se sostiene el silencio, el vacío, el aliento.
Tres intérpretes están plantados en escena, cada uno con frente diferente, sin mirarse pero en contacto.
Entre ellos se establece lentamente una relación que los lleva hacia el movimiento. La danza surge como un juego, una competencia. Búsqueda en la interpretación de los movimientos corporales, donde los bailarines parecen intentar descifrarse entre ellos. Siempre en una dinámica lúdica en permanente contacto.
El ambiente que se construye cambia repentinamente. La iluminación influye en ello. Tres focos dirigidos que generan una atmósfera peculiar, un instante poético donde una voz impulsa el movimiento sostenido.
Luego nuevamente un estallido, cambio de la dinámica, cambio de iluminación con la luz al ras del suelo marcando otro momento.
Finalmente se vuelve al principio, a la misma situación inicial que parece exactamente igual pero no lo es. Nada vuelve a cero, al inicio.
Sin embargo, este movimiento da la idea de algo cíclico, algo que se repite incesantemente sin una ruptura final.
Paradoxa trabaja con el material de movimiento de dos bailarinas con calidades distintas.
Blanco sobre blanco, dos bailarinas realizan movimientos espásticos que recuerdan el material de la pieza Lub dub[1]. Carla es un gallo de riña (imagen retomada en el final). Sus movimientos de cabeza y cuello son muy característicos de ella.
Soledad trabaja sobre una calidad más suave, ligada a la sensualidad de lo femenino construyendo en la escena un contrapunto interesante.
Frente al blanco eléctrico, la pausa del violáceo. Un fondo sobre el cual unas sombras endulzan la escena.
Cumbia ruptura, estallido, cambio de dinámica. Nuevamente aparece esta estructura de explosiones que modifican la escena anterior. Pero aquí la resolución es diferente.
El final presenta lo paradójico que da razón al título de la pieza. ¿Ha terminado la performance? ¿Resulta una explicación a lo que la danza por sí sola no puede explicar? ¿Se puede ‘traducir’ el movimiento a las palabras? Lo hablado allí ¿representa el pensar del público en general? Todas preguntas que pone en la mesa esta pequeña pieza de danza.

Qué: Partida 3 + Paradoxa
Quién: Partida 3: Alejandro Alonso, Esteban Esquivel, José Pablo Suárez
Realización de vestuario: Martín Samaniego.- Banda de sonido: Silvina Aspiazu, Silvina Linzuain.- Fotografía y diseño gráfico: Mariana Fossati.-
Entrenamiento vocal: Gabriela Grabowski.- Dirección: Silvina Linzuain.- Paradoxa: Actuación: Elvira Gomez.- Intérpretes: Soledad Gutiérrez, Carla Rímola.- Iluminación: Sebastián Francia, Silvina Linzuain.- Diseño sonoro:
Silvina Aspiazu, Silvina Linzuain.- Video: Gabriel Beck, Silvina Linzuain.- Banda de sonido: Silvina Aspiazu.- Asistencia general: Leticia Abelle.- Producción: Julio Greco.- Dirección: Silvina Linzuain.-
Dónde: EL CAMARÍN DE LAS MUSAS Mario Bravo 960.- Teléfonos: 4862-0655  Web: http://www.elcamarindelasmusas.com
Cuándo: Viernes - 23:00 hs



[1] Roxana Grinstein, Portón de Sánchez 2013/4

domingo, 25 de mayo de 2014

LA MUERTE DE TOMMY TANGO

Tommy Tango es un personaje que existe en el mundo virtual. El alter ego necesario para que el protagonista pueda adaptarse y vivir en ese espacio intangible de las redes sociales, un espacio quizás más sencillo que el mundo real, al que le cuesta integrarse desde la perspectiva del hombre retraído que es.
La propuesta presenta una idea rica y actual para trabajar desde el movimiento, desde la escena, desde lo narrativo y textual. Pieza con matices que resultan interesantes para investigar y experimentar en esta época de veloces cambios en las comunicaciones. Una pregunta que despierta es ¿cómo afectan esos cambios en la construcción de nuevas subjetividades?
La danza del tango responde con esta propuesta que se abre al espectador para reflexionar.
La pieza comienza con una atmósfera intrigante de humo y penumbras. Un ambiente de aire arrabalero. La música intensa suena y llena la sala. Lleva en su cadencia de piano alocado al desencadenamiento de algo, al precipicio.
Bach incrementa el dramatismo de esta puesta basada en el ballet “El joven y la muerte” de Roland Petit. Según Ignacio González Cano, director de esta propuesta, todo empezó con la búsqueda de analogías entre distintos lenguajes de movimiento para desencadenar en este paralelismo entre lo real y lo virtual.
Lo que se destaca en esta pieza narrativa es la historia en sí más que el desempeño a nivel de la danza –a veces los movimientos se ven un poco golpeados. Sobresale el vínculo de la pareja, lo que comparten, los modos de ser de cada uno y las necesidades que tienen. Y cómo eso se cuela en el mundo de ‘facebook’, o como este universo de relaciones virtuales se cuela en las relaciones reales y las trastoca, las trunca, las dobla o puede potenciarlas, condimentarlas.

También lo expresado por los intérpretes a través de la danza. Una danza que es capaz de condensar apatía, furia, celos, complicidad, sexo, amor, violencia y locura. Pasajes de un estado a otro que se manifiestan con claridad desde el movimiento.
La puesta en escena recrea el espacio de la pareja con elementos que son funcionales a la situación narrada además de aprovecharse muy bien a nivel coreográfico.
Lo mismo sucede con la música interpretada en vivo por vibráfono y bandoneón. Una delicia que se agradece.

Qué: La muerte de Tommy Tango
Quién: Intérpretes: Johana Aranda, Nicolás Minoliti.- Músicos: Oscar Albrieu Roca.- Vestuario: Luciana Gutman.- Escenografía: Noelia Gonzalez Svoboda.- Iluminación: Sergio Iriarte.- Asistencia de dirección y Producción ejecutiva: Diego Restivo.- Prensa: Simkin&Franco.- Dirección musical: Daniel Ruggiero.- Dirección general: Ignacio Gonzalez Cano.-
Dónde: TEATRO HASTA TRILCE Maza 177 Teléfonos: 4862-1758
Web: http://www.hastatrilce.com.ar

Cuándo: Viernes - 20:00 hs - 

jueves, 17 de abril de 2014

4 ARTIFICIOS

 Ropa de calle, movimientos cotidianos, conexión, contacto con el otro y con el público, mirada abierta al mundo: danza contemporánea. Se podría agregar la democratización del espacio salvo por la frontalidad a la que lleva la disposición de las butacas en la sala, que hace que el público observe desde un solo punto (como la caja a la italiana).
Pero frente a esta afirmación también cabe la pregunta ¿qué es la danza contemporánea? ¿Hay algo que la defina? ¿O será por aquello que no es, por negación, que uno puede acercarse a una definición?
Por otro lado ¿Sirven las definiciones o es solamente por la necesidad de nombrar que uno acota y encasilla en una palabra?
Los 3 intérpretes que se ven en escena son el objet trouvé propuesto, el material encontrado para trabajar y componer. Como una postura corporal “casual” hallada en medio de otras miles de posturas posibles. Posición corporal disparadora de.
Este artificio de 4 son cuatro artífices, cuatro creadores que dejan ver tres en la escena. Intérpretes que conjugan de tal manera los movimientos que éstos se ven como cosas que “se pueden pasar de una persona a otra”.  Comercio del movimiento sin otra cosa a cambio que el apropiarse del producido por el otro con la particularidad de cada uno, poniéndole su propio cuerpo.
Oráculo. Predicción. Repetición. Iterabilidad.
Texto y movimiento como prendas que se intercambian.
Se oyen consignas, una voz da instrucciones, cada uno las interpreta de manera diferente. Se produce la respuesta, una imitación sonora que es despareja, es desigual. La misma prenda queda diferente en cada cuerpo.
Entonces,  ¿es posible un vínculo exacto entre la palabra y su sentido, lo que significa? ¿Todos entienden lo mismo frente a la misma palabra? ¿O la palabra abre la interpretación volviendo diferente el concepto para mi, para el otro, para el de más allá? ¿Qué pasa con la percepción kinestésica? He ahí la apertura posible de la obra contemporánea en el mundo globalizado.
El artificio como  “arte, habilidad o ingenio con que se hace algo. Predominio de la elaboración artística sobre la naturalidad”, se ha vuelto pieza de danza en esta ocasión. Y el público es el cuarto artífice ausente que completa el círculo oracular.

Qué: 4 artificios
Quién: Coreografía y concepción: Bárbara Hang, Ana Laura Lozza.- Intérpretes: Gabriel Bergonzi, Bárbara Hang, Inés Rampoldi.- Iluminación: Leo D' Aiuto.- Música original: Agustín Srabstein.- Asistencia general: Carolina Tironi.- Colaboración artística: Catalina Fernández, Laura Gamberg.- Colaboración coreográfica: Gabriel Bergonzi, Nicolás Bolivar, Renen Itzhaki, Emma Tricard.-
Dónde: CAFÉ MÜLLER CLUB DE DANZA Lavalleja 1116 PB Teléfonos: 4775-5697 Web: http://espaciocafemuller.blogspot.com.ar/

Cuándo: Sábado - 21:00 hs - Del 05/04/2014 al 26/04/2014

EL OCASO DE LA CAUSA


“La caída es un invento del planeta tierra”. Una afirmación muy precisa para dar inicio a una propuesta que reflexiona desde un elemento propio de la danza y que se proyecta hacia otras ideas que pueblan el intelecto.
Si es factible pensar una tesis de autor planteada en esta puesta, esa tendría como eje la caída.
Y obviamente sobre este planeta, la caída remite a la gravedad y esta misma lleva directo hacia el peso.
El peso aparece aquí como el factor de movimiento a explorar.
Allí en tensión la bailarina neoclásica romántica que busca elevarse hacia la eternidad del infinito, la bailarina leve que se eleva sobre las zapatillas de punta, volátil, que desea flotar sin peso despojada de toda materialidad terrenal.
Aquí, la bailarina moderna que se deja caer, que cede a la gravedad, que cae y vuelve a recuperarse.
En tensión también se encuentra un modo de pensar, un modo de ver el mundo.
La magia sobrevuela la sala entre el presente inmediato de los cuerpos y el mediatizado de la imagen fílmica.
¿Dónde no sería posible caer? En el espacio exterior, donde la gravedad no existe.
El video proyectado de una comunicación vía web aporta datos respecto a una investigación que se pregunta por la caída, por la gravedad.
El entrevistado aporta un saber del que el público puede aprender.  Pero desde su relato se construye también una representación donde la noción de verdad, que se apoya en la imagen de los medios de comunicación, es puesta en tensión.
La manipulación es develada. ¿Cuánto de lo que nos dice el astronauta es cierto? ¿Cuánto ha sido planeado, introducido como ficción en el relato? El método científico se ve puesto en duda unos segundos. Pero nada quita lo que sus dichos han proyectado en el pensamiento del espectador.
Por otro lado, ¿cuál causa ha llegado a su ocaso? ¿La caída? ¿El peso? ¿Es que se ha develado algún misterio que aún no logramos entender?
Una puesta en escena que juega con el teatro de sombras y el medio audiovisual, que construye imágenes poéticas, que aporta matices de humor.  Una obra que apela a distintas formas de expresar y comunicar como la música, la actuación, la danza. Una propuesta con algunas asperezas para pulir pero que puede seguir creciendo porque tiene con qué.
Desde ya, un punto de partida para pensar.  No es sólo una obra de danza.
Pero para caer –metafóricamente- hay que vivir en este planeta.

Qué: El ocaso de la causa

Quién: Intérpretes: Victoria Castelvetri, Alina Marinelli, Luz Congiusti.- Iluminación: Aradia Reyes.- Diseño gráfico: Nacho García Lizziero.- Edición de video: Javier Grufi.- Asistencia de vestuario: Estefanía Bonessa.- Asistencia general y Asistencia de dirección: Ana Inés García.-  Colaboración artística: Fabián Gandini.- Dirección: Caterina Mora.-

sábado, 12 de abril de 2014

LOS CUERPOS

¿Es el cuerpo la materia esencial de la danza? 
Los cuerpos. Bajo este título vemos unos cuerpos en escena. Vienen desde las sombras, apenas vislumbrados en la penumbra. Son dos. Dos hombres, dos caballos, una imagen casi mítica que se pasea frente al espectador.
Si los centauros eran en la mitología los seres mitad caballo, mitad hombre, donde la mitad inferior era la del animal, aquí vemos un centauro invertido.
Esa imagen que representaba la lucha entre la barbarie y la civilización ¿cómo podría pensarse en inversión? Si la mitad animal es la cabeza y el cuerpo es el de un humano ¿es que la mente ha sido dominada por los instintos y el cuerpo se ha domesticado?
En esta propuesta los cuerpos se rebelan a su propia carnadura. Los hombres jóvenes se trenzan en un combate que los une y distancia. Se chocan, se golpean, se besan, se tocan.  Las escenas, llenas de metáforas, muestran altas dosis de erotismo.
El erotismo se refleja en sí mismo, ellos son dos jóvenes que se reflejan. Narciso aparece transformado en un juego autoerótico con su espejo, donde se regodea.
¿Qué significa el uso de la máscara? En carnaval la máscara oculta la propia personalidad para convertirse uno en otro y permitirse actuar de manera diferente. Es lo que borra las diferencias y abre el juego desprejuiciado.
La máscara es ese otro rostro que cubre el propio y que es intercambiable, que puede
mostrar un rol, una representación momentánea.
Estas máscaras, estas cabezas, parecen mostrar lo animal que hay en ellos. 
Son dos potros salvajes.
Narciso se desdobla en dos, se ama a sí mismo en el otro que es su reflejo. Pero no observa solamente su rostro. Todo el cuerpo es exaltado.
La danza vibra en un ritual donde estos cuerpos se agitan y calman, se perciben, se oyen. Todo con un poco de violencia mezclada con ternura.
Los cuerpos son vulnerables, se mueven, se caen, se cansan.
Estos cuerpos laten con furia y erotismo en un juego de amor y danza.

Qué: Los cuerpos
Quién: Intérpretes: Ramiro Cortez, Federico Fontán.- Músicos: Martin Minervini.- Vestuario: Alejandro Mateo.- Iluminación: Paula Fraga.- Fotografía: Ignacio Cángelo.- Asistencia general: Virginia Pérez Leiva.- Dirección: Ramiro Cortez, Federico Fontán.-
Dónde: EL PORTON DE SANCHEZ Sánchez de Bustamante 1034 Reservas: 4863-2848.- Web: http://www.elportondesanchez.com.ar/

Cuándo: Viernes - 23:00 hs.-

jueves, 10 de abril de 2014

ENSAYO PARA MORIR

Una coreógrafa se desdobla a sí misma para preguntar y preguntarse cómo representar la muerte. Para eso propone un ensayo. Un ensayo desde el título, un ensayo desde la puesta que se transforma en el ensayo de una propuesta de danza.
El ingreso a la función el día que fue vista por quien escribe estuvo cruzado por un ensayo en los pasillos del espacio y una exposición en la zona de espera. Una buena forma de acercarse al pensamiento de la prueba/error, de la investigación, de la búsqueda, de aquello que hay detrás del ensayo.
Tres intérpretes hacen sus pruebas mientras una dirección por fuera les da indicaciones. Una dirección que rompe la ilusión ficcional de la escena desde el mismo principio planteando de esta manera un metalenguaje que se preguntará a la vez por la representación. Desdoblamiento, dos veces presentado: la obra en sí –en la que se incluye la reflexión- y la obra a la que se refieren los intérpretes y dirección en su búsqueda de la mejor manera para representar el tema planteado.
Los recursos utilizados pueden sonar conocidos, no es lo importante aquí, no está la búsqueda por la originalidad como premisa. Es una propuesta donde la palabra, la actuación, la danza, se ponen al servicio de este ensayo. ¿Cómo representar la muerte en la escena? ¿Cómo hablar de ello desde una perspectiva artística creativa? Desde una forma poética, no literal, de referirse al mundo, a lo que hay y lo que no hay en el mundo. ¿Cómo representar algo que uno no conoce más que como testigo?
Por eso la muerte puede asociarse a un velorio, a sándwiches de miga y café. O a tierra esparcida sobre un cuerpo.

Ensayo para morir esboza alguna pregunta desde la reflexión del lenguaje y el movimiento. ¿Cómo sería preguntarlo solamente desde el cuerpo?
La muerte del cisne en la piel de Roxana Galand –cuyos movimientos producen placer por sí mismos- apela a la tradición del ballet, y es el único instante donde se intenta representar, de manera explícita y desde lo puramente coreográfico, la muerte. Otros movimientos también son probados, así como canciones, palabras y situaciones teatrales o poéticas.
Una propuesta realmente válida que como ópera prima da inicio a un buen camino para la coreógrafa Jésica Josiowicz.

Qué: Ensayo para morir

Quién: Intérpretes: Roxana Galand, Soledad Gutiérrez, Luis Sodá.- Vestuario: Carla Daich, Mariana Pérez, Jésica Josiowicz .- Iluminación: Osvaldo Ponce.- Video: Ariela Bergman.-  Coreografía y Dirección: Jésica Josiowicz.-