El título crea una imagen que se proyecta hacia
un horizonte intenso. El mar, azul, profundo, inmenso. El océano que distancia,
une y separa.
El agua está aquí como metáfora de la vida, del
movimiento, del fluir, del paso del tiempo. También puede ser metáfora de las
emociones, cambiantes como los estados del agua, que se amoldan de acuerdo al recipiente o
se agitan como las olas.
La propuesta parte de un corto del estilo
documental con material de archivo de un crucero. Allí se ve disfrutar del viaje
a una pareja que toma imágenes de cada lugar donde visitan, sean paisajes,
habitaciones, hoteles o el barco mismo.
A este inicio lo completa una voz que señala la
vuelta al pasado como un hecho que produce tristeza. (Aquí valdría un juego de
palabras en inglés en referencia al color del mar).
En escena dos parejas juegan con la
reconstrucción de ese viaje, de la relación amorosa frente al paso del tiempo.
Dos parejas cuyo idéntico vestuario da similitud y genera la idea de que son la
misma pareja en diferentes momentos del tiempo.
Esta pareja que danza nos habla del amor y del paso
de la vejez. Pueden ser dos jóvenes que se ven proyectados hacia el futuro,
como ese sueño de amor de juventud donde los amantes se imaginan ancianos
tomados de la mano. También pueden ser los mayores que vuelven la cara a ese
amor joven que fueron, al momento donde nació la relación, donde el
enamoramiento teñía todo alrededor.
El amor a través del correr de los años danza en
estos cuerpos que vibran en su edad. Cuerpos jóvenes, cuerpos maduros, cuerpos
con las señales del tiempo, cuerpos vivos.
Ver en escena el movimiento amoroso y sentido de
estos intérpretes es conmovedor. Las parejas se intercambian. Danzan el hombre
joven y la mujer mayor, el hombre mayor y la mujer joven. Ella se resbala.
Lo que resbala es el tiempo que pasa, que se
escapa de las manos como la arena de esas playas que visitan, como el agua
misma del océano…
El cuidado, el cariño expresado en el
movimiento, la ternura, el disfrute de la expresión y del cuerpo danzando. Todo
compone un bello cuadro que muestra al espectador la hermosura de la vida, del
correr del tiempo como el fluir del agua, como el moverse de los cuerpos.
Como la danza de la vida.
Qué:
Qué azul es ese mar
Quién:
Idea, dirección y producción general: Eleonora Comelli.- Intérpretes: Roberto
Dimitrievich, Matías Etcheverry, Laura Figueiras, Stella Maris Isoldi.- Escenografía:
Paula Molina.- Iluminación: Ricardo Sica.- Diseño sonoro y música original: Ulises
Conti.- Realización de video: Pablo Pintor.- Prensa: Debora Lachter.-
Dónde:
TEATRO DEL ABASTO Humahuaca 3549 Teléfonos: 4865-0014.- Web:
http://www.teatrodelabasto.com
Cuándo:
Martes - 21:00 hs
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