sábado, 28 de mayo de 2016

TINTORERÍA TOKIO

La pieza que dirige Magy Ganiko con su compañía es una propuesta migrante. Siempre en movimiento, se desplaza dejando sus rastros por distintos espacios que la reciben en puntos dispersos de la ciudad.
Esta vez le ha tocado un lugar muy inhóspito. El monumento a la mujer originaria en el espacio de la ex ESMA. Un galpón frío con un trasfondo tétrico donde el grupo intenta da calor con la danza de sus cuerpos.
La gente se va acomodando mientras recorre con la mirada las cosas acumuladas en el lugar. Esculturas, fotografías, hierros, sillas, objetos desparramados. Un camino de llaves ocupa el centro de la escena y es allí donde se concentra la atención.
Utilizando las propiedades espaciales, los intérpretes asoman desde una baranda del piso de arriba y nos gritan su moción. Empieza el recorrido de esta puesta nada convencional donde los cuerpos se entrelazan, amalgaman y distancian. Pedazos de muñecos los entretejen como partes perdidas de ellos mismos.
Hay un montículo de ropa, hace frío, se oyen aviones a lo lejos. Se recrea una atmósfera sórdida que sostiene al espectador casi contra su deseo.
Los intérpretes danzan, hablan, se encuentran y desencuentran. Pisan la tierra alegremente, se mojan, asedian a uno de ellos. En ese devenir se violentan hasta la tortura, que no podría ser más presente en este espacio oscuro plagado de gritos en sus muros. La danza butoh trae las ausencias.
La obra es tremenda en este espacio tan difícil y cruel. Pero lo mejor que se puede hacer frente al odio de estos crímenes es plantar la potencia creadora del arte y de la vida.
Toda la fuerza del amor que anida en una danza compartida cayó sobre ese galpón frívolo esa noche.

Qué: Tintorería Tokio
Quién: Interpretación: Lucas Maíz, Sol Giberti, Laura Colagreco, Igor Numa, Alveré Di Pilato, Alex Ferrario, Loli Abbiatici, Maggi Persíncola, Giorgio Zamboni, Luciana Lescano, Félix Torre.- Dirección: Magy Ganiko

jueves, 26 de mayo de 2016

LOBO TE AMO (UNA FICCIÓN MUERTA)

Ambientada en penumbras, con troncos y cestos de mimbre agrupados en distintos rincones, inicia esta “ficción muerta”. Manzanas desparramadas por todas partes se ofrecen como una tentación, una prohibición, un deseo.
Ya en la sala, se oyen pasos grabados, parece que alguien se acerca. Entra ella en escena. Es como una muñeca, linda y artificial. Recorre el espacio al compás de los pasos, siguiendo esa rítmica de metrónomo.
La muñequita camina entre infantil y macabra, mirando a su alrededor hasta que aparece él. Vestido como un leñador, entre pelos y pieles que lo acercan a un imaginario lobezno.  
Una frase deja ver parte del asunto: “Nada de lo que estoy diciendo es verdad. Revelaré los hechos más adelante, cuando estemos solos”. ¿A quién se le dice esto? ¿El autor al espectador, un personaje a otro? Preguntas que surgen en el bosque.
En la misma tónica se pueden escuchar textos que se dicen en simultáneo, como una canción, como un juego. Pero, ¿quién le habla a quién?
Ella se dirige a él en una especie de japonés y le da indicaciones. Es un poco autoritaria aunque sus órdenes parecen formar parte de una travesura perversa. Entre ambos hay un interesante contrapunto en tensión, entre el ritmo musical intenso y sus movimientos que son lentos. El permanece quieto y ella lo rodea y lo observa.
Siguen una trama extraña pero que da idea de ser familiar para ellos. Un juego repetido donde realizan movimientos pélvicos como si se tratara de un acto sexual frenético. Uno al lado del otro, los rostros se transforman. Se oye música clásica. La atmósfera se densifica como si una bruma cubriera los árboles de la noche.
Apagón. En la total oscuridad se empiezan a oír frases hechas. “¡Oh por dios! ¡Santo cielos! No puedo creerlo, ¿esto es real?”. Empezó la ficción dentro de la ficción, la exageración, el melodrama.
Ella rubia malévola, él salvaje y elástico; su dinámica de movimiento quiebra la escena. Hay mucha expresividad en los rostros que mutan y se ven raros hasta llegar al extrañamiento.
Algo del orden de lo siniestro emerge. Desconocido y familiar al mismo tiempo.  Los personajes conjugan, en una especie de fechoría inocente, el daño, el placer y el dolor.
Como un rapto de locura y asesinato, ella lo mata y se va con las cestas de la compra. El ambiente es terrorífico.
Muy intensos los intérpretes.
La muñeca ve finalizado su juego.
Caperucita se come al lobo, al leñador, al bosque entero.
Y se va.

Qué: Lobo te amo
Quién: Intérpretes: Daniela Cámpora, Gastón Exequiel Sánchez.- Iluminación: Sebastián Francia.- Edición de sonido: Gastón Exequiel Sánchez.- Música: Ferdinand Fischer, Gustav Mahler, Camille Saint- Saëns, Antonio Vivaldi.- Fotografía: Federico Perez Gelardi, Lila Dagna Woszezenczuk.- Diseño gráfico: Gastón Exequiel Sánchez, María Laura Valentini.- Asistencia de dirección: Noelia Meilerman.- Colaboración artística: Federico Juan Rubi.- Dirección: Ayelén Clavin, Gastón Exequiel Sánchez.-
Duración: 55 minutos
Dónde: ESPACIO CALLEJÓN Humahuaca 3759  Teléfonos: 4862-1167
Web: https://www.facebook.com/pages/espacio-callej%c3%b3n/608409215915095
Entrada: $ 150,00 / $ 120,00 –

Cuándo: Domingo - 20:00 hs – Hasta  29/05/2016

miércoles, 25 de mayo de 2016

SUPERVIVENCIA

El Espacio Callejón recibe muchas y diversas propuestas con espíritu abierto. En su sala se viven experiencias de búsqueda. Esta vez es Supervivencia de Alina Folini.
Un cuadrado blanco es el escenario y está preparado de tal manera que el público queda repartido a su alrededor. También está habilitado un espacio que lo rodea por arriba. Es una decisión que implica la democratización espacial y del punto de vista. La luz es neutral, blanca, ilumina todo por igual. No hay privilegiados.
La supervivencia es de ella, de algunos, de muchos, de todos. Ella entra al espacio claro, nombra y numera. Marca diagonales. Se mueve en una composición propia en la que involucra el gesto facial.
Enumerar es una forma de ordenar escenas, momentos diversos en el transcurso de la propuesta. También puede ser una manera de marcar objetivos específicos en una organización programática.
Hay un video en el que se pueden ver escenas de ensayos, pruebas, imágenes de detalles, de lo micro: oreja, pelo, ojo. Aquello que la percepción en el momento en vivo no alcanza a apreciar con nitidez. Es un ordenamiento en la dirección de la mirada. El espectador es guiado hacia el microdetalle.
Se ve correr a la intérprete en el video y al finalizar, como en una prolongación o loop, aparece la presencia física de Alina que continúa corriendo en la escena.
Sus movimientos son recurrentes, repetitivos, presentan un equilibrio tan inestable como puede ser la supervivencia. En un instante es como si, incluso, estuviera movida por otro.
Llega el momento siguiente y la escena se llena de maderitas que acomoda, un tronco que un chico golpea, unas tablas que equilibran entre sus cuerpos dos chicas. Madera, tronco, árbol, bosque, vida, sería una posible asociación libre.
Nuevamente aparece la idea de la supervivencia, aquí ligada a la vida, al medio ambiente. Pero no hay alusión a la naturaleza que no remita finalmente al humano como un ser vivo más. ¿Será la supervivencia del hombre? ¿Será la supervivencia del arte? ¿Será la supervivencia de la danza?
Luego sigue titulando y entre las secuencias aparece “coreografía”, una escena donde realiza marcas, recorre, salta, se tira al suelo.
Finalmente baila mientras un seguidor persigue su sombra y sus movimientos vuelven a ser rápidos, disruptivos, en oposición a la lentitud de la música que suena, quedando el foco como única luz.
Es una propuesta contra la comodidad que abre preguntas sobre lo que puede transmitir o develar un gesto, sobre la comunicación de una experiencia, sobre las asociaciones posibles de una interpretación, sobre la construcción de sentido.
Qué: Supervivencia
Quién: Interpretación y Dirección: Alina Folini.- Vestuario: Coca Baltar.-Iluminación: Matías Sendón.- Video: Nina Lacroix.- Sonido: Pablo Verón.- Fotografía: Valeria Fiorini.- Diseño gráfico: Joaquín Burgariotti.- Asistencia general: Ariel Lutzker.- Asistencia de dirección: Natalí Faloni, Camila Malenchini.- Colaboración artística: Natalí Faloni, Camila Malenchini.-
Duración: 45 minutos
Dónde: ESPACIO CALLEJÓN Humahuaca 3759  Teléfonos: 4862-1167

Cuándo: Última función Domingo 5 de junio 20 hs.-