jueves, 20 de diciembre de 2012

FLAMMA FLAMMA


El fuego arde y su flama se eleva. Es una imagen que vale para metaforizar las pasiones. Un sentir que esta pieza de danza dirigida por Mauricio Wainrot ha querido plasmar en el escenario.
A partir de los cuerpos del Ballet Contemporáneo del Teatro San Martín, su director ha puesto en escena una coreografía que se apoya en la intensidad de la música.
Flamma Flamma - El Réquiem del Fuego (primera parte de la trilogía operística Las crónicas de Accacha) es una obra musical compuesta por el belga Nicholas Lens. Este réquiem inunda la sala del teatro con sus sonidos potentes, sus armonías vocales en combinaciones eclécticas, con sus arreglos poéticos y maravillosos. Puede hacer que cualquier oído se entregue fácilmente al placer de escuchar esta música que se apodera de la sala.
Difícil es, por tanto, que la coreografía gane protagonismo.
En un escenario casi vacío, con apenas un telón de fondo que se asemeja a una cortina transparente de plástico y que sirve de pantalla para alguna proyección, el espacio se presenta abierto para recibir a los bailarines.
Ellos hacen su entrada con el nivel técnico que los caracteriza, al que se le suman, además, algunas huellas de aquellos coreógrafos independientes que pasaron este año por el Ballet. Marcas de las que sus cuerpos contemporáneos se apropian y que enriquecen la interpretación.
Los juegos corporales de los bailarines remiten a movimientos conocidos dentro de los estilos más académicos de danza contemporánea, salvo por algún que otro desliz que otorga aire fresco a las producciones del Ballet.
El vestuario está claramente basado en la idea del fuego, con unas mallas y polleras que hace ver a los bailarines como llamas danzantes. Chispas que son completadas por el maquillaje y los arreglos de peluquería, un trabajo conjunto que transforma a los y las intérpretes en verdaderos duendes ígneos.
La iluminación acompaña desde lo alto en complemento y apoyada en un momento por una proyección de fuego. No hay escenas íntimas desde la luz, todo es amplio.
La pieza fue disparada y elaborada desde la música, encontrada azarosamente en una casa de música como bien relata Wainrot: “En 2001, luego del estreno de Las 8 estaciones en Amberes por el Ballet Real de Bélgica, Carlos Gallardo, escenógrafo y vestuarista de la obra, y mi compañero de vida, encontró en una casa de música un CD del oratorio Flamma Flamma, y lo compró para que lo escuchásemos juntos.” Música que influenció al director, quien tuvo que esperar más de 10 años para finalmente poder plasmarla una obra. “Era de alguna manera muy ecléctica, y justamente por eso me pareció muy interesante para crear una nueva obra integral” añade.
Sería realmente interesante poder contar con una orquesta y un coro que acompañara al Ballet para la realización de piezas integrales tan emocionantes como esta.
El fuego dador de vida, que todo lo consume, que hace arder, que limpia, que ilumina. Transformador y destructor. Metáfora de la pasión y del hombre -pequeña llama que arde. De los principios explosivos del universo y de los finales, cuyas cenizas alientan esperanzas.
De ese fuego motor nació esta pieza para arder y consumirse en las danzas del recuerdo.

Qué: Flamma Flamma
Quién. Coreografía y Dirección: Mauricio Wainrot.- Iluminación: Alejandro Le Roux, Eli Sirlin.- Video: Martín Gómez, Marcelo Manente, Pablo Yurrebaso.- Escenografía y vestuario: Graciela Galán.- Música: Nicholas Lens.-
Dónde: TEATRO GENERAL SAN MARTÍN.-  Avda. Corrientes 1530.-Teléfonos: 0800-333-5254 ó 4371-0111/18 www.teatrosanmartin.com.ar

miércoles, 5 de diciembre de 2012

CATULLI-CARMINA


Una propuesta integral que incorpora un cuerpo de baile, una orquesta, un  ensamble de percusión y un coro, en función de llevar adelante el relato de las canciones de Catulo (escritor latino que vivió entre los años 87 y 57 AC.)
La historia relatada consta de tres actos en los que se desarrolla el tema del amor, el sexo y la infidelidad, de una manera corporal y jocosa.
Comienza el primer acto con un preludio que muestra a unos jóvenes que realizan unos juegos amorosos. Un coro de adultos prácticamente se burla de estas aventuras mientras los invitan a escuchar las canciones de Catulo.
El argumento que se desarrolla muestra a Catulo enamorado de Lesbia, quien alterna con todo aquel que le interesa. Desconfiando incluso de sus amigos, Catulo se entrega a una prostituta para luego sentir el desencanto del encuentro, un vacío que supuestamente lo libera de la fuerte atracción que siente por Lesbia. La pieza concluye con los juegos eróticos del principio. De forma tal que parece circular, como un volver a lo mismo luego del intento de aferrarse a la fidelidad de un amor imposible.
La puesta es atractiva en su combinación de danza y música en vivo, además de la genial intervención del coro que con su potencia llega a emocionar.
Pese a que el argumento pueda sonar algo caduco o con cierto gusto a antiguo, la propuesta de conjugar una compañía de danza con un coro con quien además se mantiene una intensa y fluida comunicación, es maravillosa.
Ojalá se realicen más producciones de este estilo, en la cual voces y danza se entrelacen en un ámbito escénico.
La producción de la Asociación de Músicos Ensamble Lírico Orquestal, cuya ejecución musical forma parte de la propuesta, y las coreografías de la CIA de Danza del Departamento de Artes Del Movimiento dirigida por Roxana Grinstein, deben ser tenidas en cuenta para posibilitar más espacios como este que generen nuevas creaciones.

Qué: Catulli Carmina
Quién: Intérpretes: Ezequiel Barrios, Gastón Martín Barroso, Constanza Belgareto, Débora Britos, Paola Castro, Federico Diaz, Lucía García Pullés, Leonardo Gatto, Diego Gómez, Cecilia Layseca, Samanta Leder, Lucía Llopis, Leonardo Obdulio Arellano, Juliana Pontuga, Sebastián Russo, Iganacio Saraceni, Delfina Thiel, Matías Tomasetto.- Músicos: Andrea García, Ivana Rabellino.- Vestuario: Alicia Gumá.- Escenografía: Victor De Pilla.- Diseño de luces: Alfonsina Stivelman.- Asistencia Coreográfica: Lucia Giannoni.- Asistente de producción: Ángel Ariel Porro, Alejo Hugo Enrique Wilkinson Hassler.- Coreografía: Carlos Trunsky.- Dirección musical: Gustavo Codina.- 

EL APRENDIZ DE HECHICERO


Una pequeña pieza de danza fabulosamente jugada. Todo el aspecto lúdico de la danza está desarrollado en este formato que funciona como un número de vodevil.
Un bailarín aparece entre los cortinados del telón para entablar un diálogo con el público a partir de la gestualidad de su cuerpo.
Desde ese mismo lugar, en un espacio ínfimo, este único personaje caracterizado como un niño va a encontrarse con su sombra.
Con un relato expresivo pleno de matices cómicos, el intérprete se relaciona con una sombra visible tras una tela blanca que se encuentra casi al borde del proscenio. Con ella juega y crea cierto suspenso, mientras la música de piano acompaña sus movimientos.
Desde un espacio para nada pretencioso, el coreógrafo Carlos Trunsky construye una pieza simple y bella. Una danza fresca donde se pone de manifiesto la ingenuidad de un joven principiante en el universo de la magia y la hechicería.

Qué: El aprendiz de hechicero
Quién: Sobre textos de: Paul Dukas.- Intérpretes: Mario Martin Rodríguez, Gastón Exequiel Sánchez.- Músicos: Andrea García, Ivana Rabellino.- Vestuario: Alicia Gumá.- Escenografía: Victor De Pilla.- Asistencia coreográfica: María Kuhmichel.- Prensa: Daniel Franco, Paula Simkin.- Coreografía: Carlos Trunsky

viernes, 30 de noviembre de 2012

UN ESTEREOTIPO



Una propuesta de danza que reflexiona sobre si misma en un intento por develar y/o desmembrar los estereotipos.
Un solo hombre, desdoblado en la virtualidad de una pantalla con la que interactúa, es quien pone su existencia para dar vida a la escena de la pieza.
Al principio, el bailarín toma el espacio y lo ocupa con sus movimientos que remiten a corporalidades diversas como las del hip hop, la danza contemporánea, la capoeira, las artes marciales o de lucha.
Luego, una sorpresa. La detención del correr de ese tiempo espectacular inaugurado y la intervención de otro personaje que interpela desde su imagen proyectada.
Inicia así otro momento de la propuesta que la hace ver como un ensayo, o un work in progress. Una instancia que invita a la reflexión sobre el mismo acto del crear coreográfico. Donde se exponen y hasta parodian, cuestiones de la dirección, de la puesta escénica, del arte conceptual, de cierto snobismo en el producir artístico.
En medio de eso: el cuerpo. El cuerpo como eje y centro del bailar pero también del existir. Un cuerpo orgánico que se rinde ante las exigencias de la dirección, que explota y expone sus movimientos y dificultades. Un cuerpo que representa y se presenta. Que juega con ser bailarín que actúa o actor que baila, y permite abrir la discusión entre aquellas representaciones denominadas danza-teatro. Que también juega con los límites entre la ficción y la realidad.
En el inicio, la pieza se dirige hacia un lugar de interpelación disparadora para el pensamiento. Luego, bordea el devenir simple exhibición de danza debido a un uso del movimiento que –aunque portador de características interesantes- puede tornarse un poco repetitivo por su extensión.  
Una pequeña luz amenzada de terminar convertida en un auténtico estereotipo.

Qué: Un estereotipo
Quién: Intérprete: Nicolas Besasso.- Música: Fabian Kesler.- Asistencia general: Antonieta Diomedi, Victoria Keriluk, Fabian Kesler.- Dirección: Rocio Antunez Rubio.-
Dónde: Pata de Ganso

viernes, 2 de noviembre de 2012

UN POYO ROJO


El Teatro del Perro vio colmadas sus localidades durante la presentación de esta pieza en el marco del Festival Escena.
En su espacio, dos hombres son más que dos hombres. Son dos animales bellos, dos gallos de batalla, dos ninfas del erotismo masculino, dos campeones del deporte.
La pieza que despliega, con humor y energía, este dúo compuesto por Alfonso Barón y Luciano Rosso, proyecta una luz vigorosa sobre el público.
Desde lo que podría ser un vestuario de algún gimnasio o club, ellos mantienen un diálogo particular de sensualidad y competencia. Un intercambio corporal donde la sexualidad masculina atraviesa los límites de cada organismo hasta barrer con la sexualidad misma.
Se pone en escena una coreografía que no elude el contacto más directo, apuntando al fondo imposible de la unión de dos seres que se provocan y evaden constantemente. Su danza oscila entre la lucha y el deporte.
Entre ellos hay una competencia latente que se cruza de agresividad y juego, características que bien podrían aplicarse a la práctica deportiva.
La propuesta de Un poyo rojo produce un placer kinético. El disfrute de ver bailar, de sentir la fuerza muscular, la transpiración atravesando la piel, el aire de volar en un salto o rodar por el suelo, en el cuerpo del espectador.
El público vive la pieza en su propia musculatura, se mueve, se ríe. Nadie permanece estático (cuestión que no sucede siempre al asistir a una puesta coreográfica).
Y además se pone en escena toda una complejidad del universo de la sexualidad masculina, que deja de lado la creencia de que el hombre posee una sexualidad menos complicada que la mujer. En obras de danza interpretadas por hombres como esta -y otras que están surgiendo en los últimos años- puede verse en escena el desarrollo de un mundo no visto antes. Como si el hombre hubiera exprimido su lado femenino y  lo hubiera desplegado de manera creativa a través de la danza.
Realmente es una pieza para ver y disfrutar de la maravillosa herramienta teatral y creativa que son los cuerpos de estos dos intérpretes.

Qué: Un poyo rojo
Quién: Actúan: Alfonso Barón, Luciano Rosso.- Vestuario: Luz Macías.-
Diseño de luces: Eduardo Maggiolo.- Operación de luces: Laura Abad.- Fotografía: Alejandro Ferrer.- Coreografía: Nicolas Poggi, Luciano Rosso.- Dirección: Hermes Gaido.-
Dónde: TEATRO DEL PERRO.-  Bonpland 800.- Teléfono: 1164261511
Cuándo: Viernes - 22:30 hs - 

miércoles, 17 de octubre de 2012

ESO QUE ES LA COSA


La danza, ese arte fugaz y evanescente, es tanto más fugaz por estas tierras donde ninguna pieza permanece en cartel el tiempo suficiente para ser ampliamente vista.
Así pasan igualmente los festivales, cual suspiros donde se amontonan los horarios, se superponen las únicas funciones, o las sedes se encuentran tan distantes que es imposible llegar a hora.
Esta vez tuvo el honor el VII Festival Buenos Aires de Danza Contemporánea que ardió en 4 días de climatología inestable.
Allí es donde esta pieza tomó cuerpo y lugar, para luego esfumarse a los parajes del recuerdo.
Eso que es la cosa es un solo de a 2. Un solo creado por las bailarinas Bárbara Hang y Ana Laura Loza en la distancia, para ser representado por cada una de ellas en cualquier momento y lugar.
La danza comienza a partir de estar ahí, al lado de la coreógrafa que se ubica muy cerca del público. Entonces inicia el movimiento. Unas vibraciones que laten al compás de una música electrónica que se repite como un loop sin parar.
Desde el movimiento parece plantearse lo que podría denominarse una micropoética del detalle. Por la construcción minuciosa de un universo poético a partir de un trabajo pequeño extremo, detallista. 
Vibraciones (movimientos cortos y rápidos) en contraste con movimientos lentos que apenas desplazan el cuerpo en un mínimo espacio. Una lentitud que juega con equilibrios y desequilibrios,  como un fuera de eje, pero en realidad está soportado sobre una muy buena base que sostiene este juego con el desequilibrio constante.
Ella vibra con unas leves pero intensas sacudidas que parecen palpitaciones. Es un cuerpo que late convulsionado y que desde esta energía observa al espectador. Porque la intérprete clava sus ojos firmes sobre los del público que mira casi atónito. Una mirada fija directa. Mirada que increpa, que incomoda.
La música, con sonidos que mezclan la discoteca y el videojuego, plantea desde el inicio un loop constante, un volver a sonar una y otra vez, como una especie de eterno retorno sonoro.
La repetición sucede hasta la exasperación, el hartazgo. Luego se produce una explosión suave que da lugar a cierta catarsis.
Las secuencias de movimiento planteadas juegan con luces y sombras, con música y silencio, con la alternancia de algo que se sostiene en un tenue equilibrio. Con la agitación permanente que esconde en las profundidades una serenidad móvil. Porque en el movimiento contínuo hay cierta quietud agazapada.
Cabe pensar qué es la cosa, cuál es la cosa, qué pasa con la cosa, como si de una esencialidad de los cuerpos se tratara.
O aventurarse a afirmar que eso que está ahí, a la vez oculto y develado, que estalla y se contiene, que tiembla y se acurruca, es la cosa, el quid de la cuestión, ese algo inatrapable de la danza.

Qué: Eso que es la cosa
Quién: Autoría: Barbara Hang, Ana Laura Lozza.- Actuación: Barbara Hang.- Iluminación: Leo D' Aiuto.- Música: Ellen Allien.- Diseño gráfico: Catalina Fernández.- Asistencia general: Agustina Cámara

domingo, 23 de septiembre de 2012

CAMINO



“Esta obra es el estudio del camino mas cercano que lleva al lugar más distante” dice en su presentación la gacetilla. Y si uno piensa en la palabra que titula la pieza puede entenderla como sustantivo o como verbo.
Camino es una senda, es algo que invita a ser recorrido o que ha sido ya transitado. El camino es una incitación al movimiento así como a las elecciones de dirección en donde uno puede encaminarse.
Pero el camino también remite a la primera persona del singular, al yo, al sujeto que camina en presente. Yo camino. Por tanto, también puede deducirse de acuerdo a la idea anterior: yo me muevo, yo elijo, yo recorro.
Camino es una propuesta plástico-teatral que se mueve y moviliza. En el camino están los pasos que se dan en la vida, están los años, las etapas, las relaciones, los aprendizajes, los aciertos y los errores. Los caminos se bifurcan, se multiplican, al igual que las posibilidades.
La vida es un camino por donde vemos pasar el mundo, nuestro mundo, el propio, porque es desde la propia mirada desde donde cada uno se posiciona y mira el mundo que transcurre a su alrededor.
La coreografía muestra ese transcurrir, ese andar que gasta zapatos y vestidos, donde uno se pone distintos vestuarios para representar esos tantos ‘yoes’ que es. Lo despliega con palabras, con gestos, con imágenes. Con voces que suenan, que expresan sus sueños,  que imaginan otra vida en otro mundo, dentro de esta vida en este mundo.
Las intérpretes exploran en sus expresiones, en los miles de rostros propios o ajenos, reflejados en ellas, como si sus caras fueran máscaras vivas que hablaran en risa o llanto. Porque se camina pero no siempre se avanza, se corre y se detiene, se tropieza, se cae, se levanta, se pausa y se escucha.
Y el camino es mejor si está el apoyo del otro, el cariño, el abrazo, el beso y todas sus posibilidades de ser dado y recibido (como abordan con belleza las bailarinas).
El escenario se proyecta al infinito a través de la tecnología digital que juega y dibuja sobre el telón de fondo, que apoya con palabras que suenan a pensamientos. Frases que nos conectan con la distancia, a veces insondable, entre dos cuerpos, dos seres. Distancia que es tiempo y espacio.
La vida que se mueve en la escena brota de ese maravilloso trabajo corporal, del detalle, articulado y orgánico, que destaca especialmente a su directora Roxana Galand, quien pone un sello de profunda verdad a aquello que hace.
Explorar este camino con sus colores, pausas, gestos, danzas, palabras  y silencios, ha sido una muy linda experiencia para quien escribe.

Qué: Camino
Quién: Idea  y Danza: Mariana de los Rios Farfán, Roxana Galand.- Vestuario y Escenografía: Mariana Lucinda Olivares.- Iluminación: Marco Alvarez.- Música original: Gato Urbanski -Aqualáctica- Diseño sonoro: Juan Leza.- MetaFormer (performer visual) : Yei Yei.-i Video: Agustina Colósimo.- Audiovisuales: Fabricio Costa.-  Fotografía: Agustina Colósimo.- Diseño gráfico: Holy María.- Asistente de producción: Luciana Pedroni.- Asistencia de dirección: Violeta Zuvialde.- Prensa: Ana Garland.- Coreografía: Violeta Zuvialde.- Dirección: Roxana Galand.- www.caminodanza.blogspot.com.ar
Dónde: ESPACIO CULTURAL PATA DE GANSO Zelaya 3122.- Teléfonos: 4862-0209.-      www.patadeganso.com.ar
Cuándo: Jueves - 21:30 hs - Hasta el 18/10/2012

HACIA EL FIN



Los títulos de las obras suelen esclarecer muchas dudas a veces. Al menos para preguntarse cuál es el  sentido del mismo.
En esta propuesta del grupo Pura Cepa que dirige sabiamente Ana Frenkel, cabe reflexionar específicamente sobre el fin. ¿Hacia qué fin se dirigen? ¿Es un final que remite al universo ficcional de la pieza o es un final que excede la diégesis para cuestionar los límites mismos de la forma?
Porque este grupo heterogéneo de artistas está recorriendo un camino que a su paso se transforma. De la danza hacia el teatro, entre lo musical y lo plástico. El lenguaje expresivo que abordan desde la dirección de Frenkel muta hacia una nueva dimensión, una forma propia de expresión personal que será su sello característico.
En esta propuesta, la cubierta de un barco y la excusa de una boda, son suficientes disparadores para la creación de una serie de escenas que se suceden como números coreográficos. Entre ellos, hay solos, dúos, grupales, como también hay humor, dramatismo, amor. Hay canciones, textos, danzas. Todo en una atmósfera entre marítima y tormentosa, un clima de ensoñación en donde cualquier situación parece verosímil.
El grupo construye, con los elementos que posee, una narrativa casi lineal interrumpida por los cortes que introducen las distintas escenas relatadas mediante recursos expresivos diferentes.
Así, su creación no conforma un todo acabado ni homogéneo, sino un paso más en la senda de ese lenguaje propio que los caracteriza.

Qué: Hacia el fin
Quién: Intérpretes: Carolina Borca, Daniela Bragone, Valeria Cavassa, Matías De Padova, Aline Dibarboure, Julia Frenkel, Verónica Hassan, Facundo Nuñez, Hernán Paulos, Diego Rosental, Joel Spiro, Marisa Taboadela, Debora Zanolli.- Vestuario Peinados y Maquillaje: Dino Balanzino.- Escenografía: Mariana Tirantte.- Diseño de luces: Ricardo Sica.- Música original: Jaky De Coghlan.-
Fotografía: Bauty Torres.- Diseño gráfico: Carolina Crawley.- Asistencia de escenografía: Gonzalo Cordoba Estevez.- Asistencia de dirección: Mariana Plenazio.- Producción ejecutiva: Vera Czemerinski, Elisabetta Riva.- Colaboración artística: Daniel Cúparo, Diego Frenkel, Leonardo Kreimer.- Colaboración coreográfica: Carolina Borca.- Colaboración en dirección: Marisa Vernik.- Dirección: Ana Frenkel.- www.haciaelfinshow.blogspot.com
Dónde: CIUDAD CULTURAL KONEX   Sarmiento 3131.- Teléfonos: 4864-3200.- www.ciudadculturalkonex.org
Cuándo: Sábado - 21:00 hs - Hasta el 29/09/2012

jueves, 30 de agosto de 2012

LAS BESTIAS

El espacio Pata de ganso siempre tiene en su programación alguna pieza de danza. Esta vez, lo que puede experimentar el espectador desde las butacas, es una propuesta que ofrece un grupo exclusivamente masculino dirigido por David Señoran.
Lo que abordan coreográficamente -a nivel temático- tiene que ver con una especie de indagación del mundo masculino. Allí se desarrolla un doble juego entre la construcción del hombre en su proceso de crecer y madurar, como el camino que lo lleva a ‘hacerse hombre’ en tanto ‘macho’.
En esta línea se propone la idea de bestia y los intentos de domesticación que van aparejados con la consumación de la cultura en el recorrido de la sociedad. Desde este lugar, el grupo se pregunta: “¿Es posible amansar los sueños y que lo que creemos sea domado?”.
En un escenario despejado e iluminado ténuemente, un conjunto de personas parece estar a la espera de algo. Delante de ellos, destacado por la luz y la desnudez total de su cuerpo, un joven recostado en el suelo. Sus movimientos son torpes, tímidos, como si intentara levantarse y no lo consiguiera.
El grupo restante está compuesto por hombres que llevan un vestuario que los diferencia del personaje desnudo. Por la calidad de movimientos, la primera distinción que surge entre ellos es en relación a las divisiones genéricas, aunque aquí tomadas desde un pusto de vista más energético. El grupo realiza movimientos asociados a lo masculino, y el joven desnudo, de cadencia más suave y delicada (a lo que podría sumarse el corte de pelo a lo Prince –figura sexualmente ambigua del mundo de la música-), se podría asimilar con lo femenino.
En el transcurso de la puesta se dan diferentes relaciones en el grupo masculino que, de manera mimética, encarnan movimientos equinos. Por su andar, sus expresiones sonoras, sus formas corporales, parecen claramente un tropel de caballos salvajes.También pueden asimilarse sus zapateos a los pasos del folklore argentino.
Incluso hay una escena de doma donde vincular todas esas representaciones de caballos con paisajes pampeanos y rurales. De esta manera se puede ver frenada un poco la posibilidad de imaginar más libremente lo que sería una bestia, con todas sus connotaciones, en la forma, en lo corporal y en lo coreográfico, al circunscribir lo bestial al caballo. Pero obviamente esto es respetable, es una elección del director.
Intercalado con estas escenas más rupestres, donde unas bestias algo estilizadas y seductoras representan su número de salvajismo y danza, se realizan unas secuencias coreográficas que parecen estar ahí para recordar que se trata de danza contemporánea. Un diseño de movimientos que ejecutan todos al unísono (lo hacen pero no con exactitud) y que parece estar colocado allí como un instante para divertir o conformar a un potencial espectardor que fuera a ver danza contemporánea y no le bastara con el trabajo corporal que componen los bailarines.
La pieza tiene un despliegue interesante e intenso escenificado en esa búsqueda que oscila entre la forma, la expresión y la mímesis (entendiéndose esta última como imitación de un referente exterior).
Toda la propuesta se desarrolla con unas luces muy sugestivas en un espacio recreado por esta iluminación y los cuerpos que le dan forma.
Finalmente entendemos que el joven desnudo es un potrillo que acaba de nacer y lucha por pararse en el mundo, ayudado por el resto de la manada que lo introduce lentamente en la vida adulta, en ser un caballo, un hombre.
Un discurso planteado desde el movimiento, sobre un crecer masculino que no se doblega.

Qué: Las bestias
Quién: Intérpretes: Alegre Bartoli, Alfredo Oscar Farias, Matías Furio, Martín Gil, Jhonatan Gonzalez, Nahuel Leopoldo Ledesma, David Muriel, boris pereyra, Mauro Poledo, Andres Avendaño Suarez, Matias Tello, Nahuel Valenzuela.- Actores reemplazo: Nicolas Baroni, Martín Gomez Sastre.- Diseño de luces: David Seiras.- Fotografía: Mariel Vélez.- Asistencia de dirección: Virginia Rossi.- Dirección: David Señoran.-
Dónde: ESPACIO CULTURAL PATA DE GANSO Zelaya 3122.-  48620209
Cuándo: Sábado - 21:00 hs - Hasta el 27/10/2012

sábado, 25 de agosto de 2012

AZÚCAR


En un espacio cuya construcción puede resultar medio confusa para la dramaturgia (aunque quizás todo forma parte de la misma confusión), dos personajes aparecen en escena ejecutando una serie de movimientos que podrían referenciarse con el contact.
Los actores cuentan cada uno con un instrumento sólido e interesante. Son apreciados en el ambiente teatral por sus actuaciones. No así, en la acción de encarar un trabajo más corporal, cercano a una puesta de danza, como es el caso de Azúcar. Sin embargo, se desenvuelven con bastante soltura.
La pieza toma como punto de inicio para su desarrollo a la diabetes como enfermedad. Presentada como un drama coreográfico, es una propuesta que fluctúa en su dinámica y atención, con una dramaturgia un poco débil y una dirección acorde.
Tal vez no importan los vínculos que guarde la propuesta con la realidad. Si son ciertos los síntomas que trabajan de la enfermedad, o si es verdad aquello que los dos intérpretes padecen, si tienen una historia compartida, si están representando o simplemente mostrándose ellos mismos en el relato de su propia vida escenificada con una mirada estética.
Los protagonistas se ven íntegros en lo que hacen, jugados, con el cuerpo dispuesto y presente en la escena.
Pero el relato oscila en picos y naufragios, sin sostenerse con solidez.
Si se pusiera en juego lo que se percibe por fuera, más allá de las construcciones específicas de la dramaturgia y puesta en escena, se podría hablar de la soledad.
El que padece una enfermedad la vive completamente solo. Por más apoyo que tenga, por más que intente compartir sus más profundas vivencias. El estado de dolor (aunque sea solamente psíquico) de una enfermedad es tan solitario e imposible de compartir como la muerte.
Esa sensación de vacío y soledad, sí estaba muy presente en los cuerpos, en la atmósfera casi patética que conformaban la pobre escenografía y la bordeante desesperación de los dos buenos actores.

Qué: Azúcar
Quién: Autoría: Celia Argüello Rena, Nahuel Cano, Diego Echegoyen, Macarena Orueta.- Intérpretes: Nahuel Cano, Diego Echegoyen.- Escenografía y Diseño de luces: Julieta Potenze.- Música: Fernando Tur.- Fotografía: Juan Antonio Papagnni.-Diseño gráfico: Leandro Ibarra.- Asistencia de dirección: Macarena Orueta.- Dirección: Celia Argüello Rena.-
Dónde: ABRANCANCHA.- Martínez Rosas 941. Timbre 3
Cuándo: Viernes - 21:00 hs - Hasta el 14/09/2012.-  Sábado - 20:00 hs - 25/08/2012

jueves, 16 de agosto de 2012

TALLER GRATUITO DE DANZATERAPIA

 
YERBAL 79 - CIUDAD DE BUENOS AIRES  
CONFIRMAR ASISTENCIA  
3979-5448
Aunque no sea un arte escénico, la danzaterapia nos abre a la improvisación y experimentación, permitiendo nuevas y personales creaciones que pueden -o no- ser trasladadas a un espacio escénico como espectáculo

miércoles, 8 de agosto de 2012

ESE LUGAR. ESTEREOSCÓPICA. LA CASA DEL DIABLO.


El Ballet Contemporáneo del Teatro San Martín que dirige Mauricio Wainrot, volvió a presentar un programa compartido dirigido por coréografos contemporáneos, quienes proyectan su propia mirada sobre el espacio-tiempo de la danza.
Los invitados esta vez fueron Gabriela Prado, Ana Garat y Pablo Rotemberg. Cada uno de ellos construyó una coreografía diferente con el realmente maleable, flexible, abierto y dispuesto grupo de bailarines del Ballet.
Desde el juego con sombras de Ese lugar, a los movimientos de Estereoscópica, hasta la ruptura total de los cuerpos fríamente sexuados de La casa del diablo. Es sorprendente la ductilidad del grupo. La capacidad que tienen como intérpretes para ponerse al servicio de cualquier movimiento contemporáneo.
Del universo de la danza y estas tres puestas escénicas, pueden destacarse características particulares diferentes de cada una de ellas.
Ese lugar introdujo un juego de sombras interesante cuya proyección en el fondo del escenario construía un mundo de tamaños abruptos y opuestos. Desde lo más pequeño hasta lo gigante, las sombras bailaban casi fuera de los cuerpos que las movían. La plasticidad de las sombras creaba una imagen que captaba la mirada y disparaba el imaginario hacia mundos de sueños o pesadillas. Una pena que no haya sido más explotada....
“Nada en la naturaleza tiene un contorno definido. Toda imagen se observa frente a otra y cada límite se desvanece de manera tan sutil que no puede distinguirse dónde termina uno y comienza otro...” señala Ana Garat,  directora de Estereoscópica, una propuesta cuyo vestuario daba cuenta de las distorsiones de volúmenes y multiplicación de la materia de todo aquello que hay en la naturaleza. Vestuarios que fueron escenografía y danza, ampliando los ámbitos donde se cuela la coreografía del movimiento.
Finalmente, como postre, La casa del diablo de Pablo Rotemberg. El director presentó la propuesta francamente más jugada de las tres. Con todo lo posmoderno revuelto hasta casi ‘desposmodernizarse’, los cuerpos vacíos de amor pero ansiosos de sexo. Acá se podía disfrutar de algo casi visceral, pleno de pasión, aunque simultáneamente envuelto en una soledad angustiante.
Esa contraposición de sentimientos ambiguos, así como los movimientos maquinales de los cuerpos en celo, trasvestidos, destrozados de saltar furiosamente contra el piso, golpeados, lograban despertar al espectador que hubiera caído en alguna modorra teatral. Una pieza cargada de metáforas de movimiento, atravesada por el abandono más allá de toda relación de género.
Y escuchar a un bailarín susurrar una canción de desengaño con la voz quebrada, resultó el cierre ideal para terminar con tanta histeria.
Pablo Rotemberg le da el toque de pimienta a la escena.

Qué y Quién: Ese lugar: Vestuario: Eliana Kuris Dick, Julieta Harca.-  Escenografía: Alicia Leloutre.- Iluminación: Alejandro Le Roux.- Música original: Pablo Bronzini.- Coreografía: Gabriela Prado.-
Estereoscópica: Idea: Pilar Beamonte, Ana Garat.- Vestuario: Pilar Beamonte
Iluminación: Alejandro Le Roux.- Música original: Martín Ferres.- Coreografía: Ana Garat.-
La casa del diablo:  Vestuario y Escenografía: Gabriela A. Fernández. Iluminación: Alejandro Le Roux.- Edición de sonido y Arreglos musicales: Jorge Grela.- Asistencia coreográfica: Leonardo Gatto, Josefina Gorostiza, Valeria Polorena.- Asistencia de vestuario: Estefanía Bonessa.- Dirección: Pablo Rotemberg.-
Dónde: TEATRO SAN MARTIN Av. Corrientes 1530.- Teléfonos: 0800-333-5254 ó 4371-0111/18.- Web: http://www.teatrosanmartin.com.ar
Cuándo: Domingo - 17:00 hs.- Viernes y Sábado - 20:30 hs.- Jueves - 14:00 hs.-

martes, 7 de agosto de 2012

LA LENGUA (HABLA SIN PALABRAS)


Entre la luz y las sombras, una imagen. Vale más que muchas palabras que cualquier lengua pueda pronunciar.
Desde la quietud, el movimiento, un ovillo que empieza a correr para dejar ver lo que hay detrás, debajo, entre la piel, escrito en la desnudez del cuerpo.
La danza se arma desde un lugar, sino filosófico, con toda seguridad poético.
Esta pieza en particular, tiene un formato de unipersonal. Unipersonal danzado, danza biográfica, coreografía novelada de una bailarina.
Entre los juegos de luces y sombras, se proyectan espacios de la mente, entramados que son como una red donde el cuerpo se introduce, juega, dispara la imaginación creativa y creadora del espectador. Un entramado que se impulsa desde la escena y construye un puente de sensaciones, sentires y sentidos hacia el público.
Leticia Mazur se entrega. Baila con el oído atento a su cuerpo, a las corrientes subterráneas que lo mueven y movilizan. Alternación de movimientos lentos y explosivos que se suceden como una respiración entrecortada, sostenida.
Su cuerpo casi sutil se sacude, dibuja líneas, expresa. Es un cuerpo vivo donde el rostro habla tanto como las manos, el pecho o los pies. Un cuerpo que se esconde para hablar en voz alta, que parece huir de los músculos tensos de un salto, del esqueleto centrado en un equilibrio de la danza. Un cuerpo que se desdobla en sombras y brilla en la búsqueda de la luz.
La lengua lame el escenario con suavidad y aspereza, histérica, calma, histriónica. La lengua asoma una punta afuera en un extremo. En el otro es un órgano bien arraigado en el cuerpo.

Qué: La lengua
Quién: Autoría, Dirección general e Interpretación: Leticia Mazur.- Vestuario: Maria Gonzalez.- Diseño de luces y espacio : Alicia Leloutre, Matías Sendón.- Realización de vestuario: Ana Paula Méndez.- Música: Manuel Schaller, Alejandro Terán.- Fotografía: Sebastián Arpesella.- Diseño gráfico: Pablo Sternbach.- Asistencia de escenario: Sebastián Francia, Leandro Orellano.- Prensa: Pintos Gamboa.- Producción: Laura Mazur.-Colaboración creativa: Rafael Ferro, Inés Rampoldi.- Supervisión dramatúrgica: Elisa Carricajo.- Co-Dirección: Elisa Carricajo, Barbara Hang.-
Dónde: ESPACIO CALLEJÓN Humahuaca 3759.- Teléfonos: 4862-1167.- Web: http://espaciocallejon.blogspot.com/
Cuándo: Viernes - 23:00 hs

domingo, 29 de julio de 2012

ELEVARSE EN ELEVÉ


No sé si son los debates que se continúan abriendo en la sociedad acerca de las cuestiones de género, la libertad de elección en cuanto a gustos sexuales, las luchas contra el femenicidio o las reflexiones sobre el lugar real que ocupa la igualdad entre hombre y mujer, pero últimamente el universo femenino está puesto sobre la escena de muchas maneras.
Una de ellas se ve en esta exploración de danza teatro (no cabe aquí meterse en discusiones sobre definiciones a las expresiones del movimiento escénico) llamada Elevé.
Esta pieza trabaja a partir de la imagen de la azafata y las líneas aéreas,  de acuerdo a lo que esta idea construye en el imaginario social. El grupo de bailarinas interpreta el ser de la azafata como un cuerpo reprimido dentro de su uniforme que debe moverse con una actitud complaciente siempre al servicio del otro. Podría pensarse que la mujer representada es pulcra, limpia, no tiene pelos, es obediente, obcecada, habla suavemente y solo de moda, y reparte su tiempo entre la casa y el shopping.
Pero la mujer intenta no someterse y se rebela, sacude su cuerpo, su pelo, sus fluídos.
Hay en la obra connotaciones sobre el deber ser de la mujer y el querer ser de la mujer. Hasta aparece la idea de que aquello impuesto sobre el cuerpo femenino, como la depilación, forma parte de una represión corporal transmitida por la madre de generación en generación.
Entonces, entre danzas y canciones,  entre despegues y aterrizajes, la construcción de lo femenino o de lo ser mujer, resulta casi ambigua.
La envidia y la histeria se despliegan como las alas rígidas del avión en el aire. Y entre ellas mismas se suceden situaciones violatorias que violentan la mirada.
(Freud un poroto).
Aquí vemos un universo donde lo femenino parece estar en construcción en medio del desarrollo histórico de la sociedad. Donde la imagen poética de la mujer mitad bailarina de ballet mitad ‘hombre rana’ es un atisbo de síntesis de aquello que las palabras no pueden expresar.
Eso es lo maravilloso de la danza.

Qué: Elevé
Quién: Autoría y Dirección general: Paula Etchebehere.- Interpretación: Belén Bottaro, Paula Caldirola, Natalia Pena, Lucía Rivera Bonet, Micaela Sananes, Eugenia Saulquin, Daiana Villar.- Diseño de maquillaje: Sol Dell Acqua, Agustina Zirulnik.- Diseño de escenografía: Celeste Botet.- Diseño de luces: Soledad Rivera.- Diseño sonoro: Javier Rodríguez.- Fotografía: Daniel Caldirola.- Diseño gráfico: Tamara Beltram.- Asistencia coreográfica: Carolina Gallo.- Asesoramiento de vestuario: Maria Fernanda Brinatti.- Asistente de producción: Maura Heredia Spivac.- Prensa: Luciana Zylberberg.- Producción: Daiana Villar.- Dirección de actores: Javier Rodríguez.-
Dónde: NOAVESTRUZ Humboldt 1857.- 4777-6956 www.noavestruz.com.ar
Cuándo: Viernes - 00:00 hs

domingo, 17 de junio de 2012

ZEPPELIN


La pieza que dirigen Gustavo Lesgart y Carlos Casella (intérpretes, creadores y amigos) surge de la idea de los coreógrafos de realizar una puesta escénica donde se produciera una sumatoria de intérpretes que partiera de un individuo para llegar a la totalidad, y una vez allí fuera restando hasta quedar nuevamente uno solo en escena. 
Sobre la imagen que genera esta idea surge la figura del zeppelin. Un tipo de aerostato dirigible usado en la guerra antes de que se desarrollaran las primeras aeronaves.
Sin tener ninguna relación visible ni explícita con la guerra o la aviación, la puesta expone desde el principio una especie de construcción en masa, una disposición de los bailarines que se organiza de forma colectiva. Los dibujos que conforman en el espacio escénico parecen funcionar a modo de engranaje donde cada uno es imprescindible y posibilita el movimiento de todos.
Si esta composición grupal se observa desde una perspectiva de política del movimiento, el trasfondo ideológico de la figura en construcción puede apreciarse como una propuesta más que interesante de labor colectiva y social. Un trabajo que muestra coreográficamente la posibilidad de creación en conjunto.
Además, hay en la composición un contacto físico importante, una cercanía entre los cuerpos que da cuenta de un compromiso tanto individual como grupal. Donde hombro a hombro, con el apoyo de todos y la coordinación ajustada de cada uno, se arma la totalidad de la figura coreográfica. Donde el bailarín es impulsado y sostenido por el grupo a la vez que impulsa y sostiene al resto.
La imagen que se desprende de esta especie de estructura molecular bien puede funcionar como metáfora de una estructura social (más allá de la intención de los directores o los intérpretes).
Esta primera parte de la coreografía comienza con  un solo bailarín al que se van sumando los demás. No hay mujeres aún en la escena, con lo que a la metáfora anterior bien pueden sumársele otras connotaciones. Pero más allá de cualquier especulación, la propuesta es dinámica.
Cuando la mujer aparece en la escena, lo hace para romper este juego masculino. Situación acentuada también por el contrastante vestuario de color frente a los tonos grises de los hombres. Ya desde el color hay una oposición muy fuerte entre lo femenino colorido y lo masculino gris. ¿Qué quiere decir esto desde el punto de vista cromático?
Luego del choque que se produce con la primera mujer, y su danza entrelazada con los hombres, comienza a surgir todo el restante grupo femenino.
El encuentro entre ambos grupos se da como un enfrentamiento, donde van y vienen, se juntan y danzan, pero no parece producirse un encuentro real sin colisiones. Más bien, se arma un vaivén de pequeñas explosiones, como chispas que saltaran en su roce.
Esto da lugar al momento femenino (en el que un hombre se integra como parte de ellas).
Las mujeres no realizan ninguna coreografía grupal de contacto como hicieran los hombres antes. Ellas se deslizan, desfilan, flotan coquetas. Quizás ellas sí, metáforas del volar.
Ellas son color y seducción. Acentuada esta última con escenas donde parecen enloquecer por el deseo erótico de posesión de un zepelin.
La propuesta es a nivel de imaginario ‘psi’ muy fálica. Por otro lado, puede resultar casi misógina por donde coloca a la mujer, a no ser por cierta exageración en el actuar femenino que podría llegar a hacerla ver como irónica. Y así pensar su actuar como si fuera una parodia del lugar social que la mujer suele (o solía) ocupar. Pero en sus comportamientos escénicos se ve como un ser histérico cuya forma de moverse, además, es individual. No hay enlace molecular entre ellas que en la puesta parecen conformar un desfile elegante de mujeres solas.
Siguiendo el punto de vista 'psi', el zeppelin aparece en la escena como una obviedad fálica (que también podría leerse desde la parodia, como no). Por lo que bien podría pensarse como la completud escenográfica de una obra falocéntrica.
La forma del zeppelin de la escenografía, irrumpe desde el fondo como una luna llena que asomara tímida para posteriormente develarse. Lo que queda a la vista es apenas la punta del zeppelin.
La pieza tiene mucho jugo para elucubrar, atar o desatar cabos sueltos en la mente de uno, fluir con el movimiento y deleitarse, reírse y disfrutar de la danza.
Y para coronar la propuesta, está el broche de oro que es el sonido. El otro 50 % de esta creación. Con la música de Diego Vainer que es maravillosa, uno termina por subirse al viaje de este volador dirigible.

Qué: Zeppelin
Quién: Coreografía: Carlos Casella y Gustavo Lesgart.-Ballet Contemporáneo del Teatro San Martín.- Música original: Diego Vainer.- Vestuario: Pablo Ramírez.- Escenografía: Mariano Sivak
Dónde: Teatro San Martín Avda. Corrientes 1530
Cuándo: jueves a las 14, viernes y sábados a las 20.30, domingos a las 17.

domingo, 10 de junio de 2012

LOS POSIBLES. LA ENERGÍA QUE FALTABA EN LA ESCENA


La danza que despliega esta pieza es propuesta como una necesidad vital del ser humano. Desde lo que se puede ver en escena, que contagia al espectador, hasta el trabajo que hay detrás, donde un grupo de personas estiran los límites de la danza hacia sus vínculos con la sociedad demostrando que este arte del movimiento posibilita la inclusión social.
En la escena puede sentirse la energía de los intérpretes. Tanto los bailarines como el baterista que late con ellos, hacen partícipe al público de sus emociones, sentires, vivires o pensares.
El movimiento sin ser narrativo, construye un relato. El relato de los cuerpos, de su posibilidad, de su existir, su ser eyectados hacia el futuro, hacia delante. También el relato de un cuerpo al margen que puja por su espacio, en una búsqueda particular de pertenencia.
El ritmo y el placer de moverse, expresar, descargar, compartir, comunicar, vivenciar, en definitiva, todo aquello placentero que puede brindar la danza está ahí, en la escena y para compartir. Los intérpretes logran sacudir al público que termina llevando el ritmo en su propio cuerpo.
Una mágica sinergia cinestésica moviliza al espectador en una situación de convivio teatral donde parecen participar todos al mismo nivel.
Esto es gracias a unos intérpretes singulares, bien plantados, presentes en la escena en carne y espíritu, con todo lo que cada uno es puesto encima del fuego. Ellos son fuego. Hay entrega y vitalidad.
También sucede gracias a la música. La batería no cesa con su ritmo, sus cadencias que dan ansiedad y sosiegan, que explotan junto a los cuerpos. La batería baila como otro intérprete que sobrevuela el escenario.
Las luces y la escenografía completan la construcción. Su actuación es sumatoria a una arquitectura del movimiento donde se crea toda una poética de los márgenes. El conjunto genera el ámbito imaginario de las afueras de la urbe. Un espacio donde entra en juego el límite de lo territorial y, por tanto, de la pertenencia.
Así, lo marginal, lo extraterritorial, se hace presente al saltar de los márgenes sociales al centro de la escena.
Esa construcción de las afueras está representada escenográficamente en unas simples estructuras, que junto a los juegos de luces, producen incluso sensaciones térmicas.
Todo lo hace ser genial.
Detrás de escena, el grupo Km29 es un proyecto pluridisciplinario que reúne artistas no sólo de distintas ‘especies’,  sino también personas provenientes de diferentes ámbitos socioculturales. Su propuesta viene de la mano de un apoyo del TACEC (Teatro Argentino. Centro de Experimentación y Creación) de La Plata, donde realizaron exitosamente un par de temporadas.
Por fin arriban a la ciudad de Buenos Aires en coproducción con el Cultural San Martín, para que los porteños (muchos reacios a la movilización más allá de la Gral Paz) puedan disfrutarla.

Qué: Los posibles (http://www.km29.net)
Quién: Intérpretes: Alejandro Alvarenga, Lucas Araujo, Alfonso Barón, Jonathan Carrasco, Jonathan Da Rosa, Pablo Kun Castro, Daniel Leguizamón
Música original y Músico en escena: Ramiro Cairo.- Escenografía e Iluminación: Matías Sendón.- Fotografía: Sebastián Arpesella.- Asistencia general: Marina Sarmiento.- Producción: Juan Onofri Barbato, Marina Sarmiento, Matías Sendón.- Dirección general: Juan Onofri Barbato.-
Dónde: CENTRO CULTURAL GENERAL SAN MARTIN Sarmiento 1551 .- 4373-8367 .- Web: http://www.ccgsm.gov.ar
Cuándo: Domingo - 19:00 hs – Jueves, Viernes y Sábado - 21:00 hs

jueves, 31 de mayo de 2012

CHANTECLER


En los años ´40, el lujoso cabaret Chantecler ubicado en la calle Paraná 440 fue el lugar elegido por los amantes del tango. Allí se alternaban en la orquesta Julio De Caro y un conjunto que dirigía el joven Juan D'Arienzo, cuyo ritmo dejó su firma en la historia del tango.
A partir de este disparador histórico tan jugoso, y con gran habilidad creativa, llega Chantecler como espectáculo de tango al escenario.
Mora Godoy acierta en su elección temática, así como en la composición de todo el equipo que la acompaña en esta propuesta.
En escena se recrea la atmósfera del Chantecler. Pero la construcción de la trama está realizada como una película. Vemos la fachada en venta del que antaño fuera el cabaret para luego descubrir su interior y posteriormente viajar en el tiempo a su pasado glorioso.
A través de una historia simple y muy bien articulada, se desarrolla la propuesta coreográfica que no necesita de palabras para ser comprendida en toda su extensión.
La escenografía recrea el presente y luego da un salto -como un flash back cinematográfico- a la ambientación del cabaret del pasado. Allí vuelve a revivir el salón con todo su esplendor.
La iluminación consigue crear los distinos climas que colaboran para percibir y diferenciar lo que transcurre en el pasado y en la realidad presente, además de otras sutilezas imprescindibles en atmósferas más intimistas o románticas.
Palabras mayores de elogio se las lleva el desempeño del grupo de bailarines y la orquesta. Los cuadros creados relatan en sí mismos pequeñas historias o anécdotas que dan cuenta de la vida transcurrida en el cabaret. De entre ellas, es para destacar una escena en la que una simple botella es la excusa para la creación de un entramado coreográfico genial, donde se conjugan humor, danza y un breve desarrollo teatral con habilidad.
La música se disfruta por sí sola y se comparte como si el público mismo formara parte de la clientela del lugar.
Por todo lo dicho, cabe mencionar la buena labor de dirección. Sólo así podría representarse coreográficamente esta historia con tal desempeño.
En definitiva, una excelente propuesta para quienes gusten disfrutar del tango como espectáculo teatral.

Qué: Chantecler
Quién: Guión y Dirección: Mora Godoy, Stephen Rayne.- Coreografía: Graciela Calo, Juan Manuel Firmani, Horacio Godoy, Mora Godoy, Ignacio Martínez Cano, Gustavo Wons.- Bailarines: Sergio Martín Almirón, Diego Amorín Hermeto, Marcos Ayala, Graciela Calo, María Cecilia Capello, Emmanuel Casal, Giovanna Di Vincenzo, Chantal Fernández, Juan Manuel Firmani, Silvia Fuentes, Horacio Godoy, Mora Godoy, Arturo Gutierrez, Magdalena Gutiérrez Calviño, Yanina Muzyka, Silvana Núñez, Ariel Fernando Pérez, Iván Leonardo Romero, Juan Manuel Rosales, Micaela Spina, Gustavo Ariel Vargas, Marcela Vespasiano.- Cantantes: David Alejandro Rodríguez.- Músicos: Juan de la Cruz Bringas, Adrián Enríquez, Damian González Gantes, Alejandro Guershberg, Federico
Santiesteban, Roberto Santocono.- Dirección musical  y Arreglos musicales: Fernando Marzán.- Musicalización: Horacio Godoy.- Música original: Gerardo Gardelin.- Diseño de vestuario: Cecilia Monti.- Diseño de escenografía: Juan Danna.- Diseño de luces: Cristian Tateossian.- Fotografía: Federico De Bartolo.- Asistente de producción: Oscar Duarte, Jazmin Jalil.- Dirección técnica: Cristian Tateossian.- Producción ejecutiva: Constanza Sanfilippo.- Producción general: Mora Godoy.- Prensa: Debora Lachter.-
Dónde: TEATRO PRESIDENTE ALVEAR Av.Corrientes 1659.- Teléfonos: 4373-4245 / 4374-9470.-  Web: http://www.complejoteatral.gob.ar
Cuándo: Miércoles, Jueves, Viernes y Sábado 21:00 hs, Domingo 20:00 hs