“La caída es un invento del planeta tierra”. Una
afirmación muy precisa para dar inicio a una propuesta que reflexiona desde un
elemento propio de la danza y que se proyecta hacia otras ideas que pueblan el
intelecto.
Si es factible pensar una tesis de autor
planteada en esta puesta, esa tendría como eje la caída.
Y obviamente sobre este planeta, la caída remite
a la gravedad y esta misma lleva directo hacia el peso.
El peso aparece aquí como el factor de
movimiento a explorar.
Allí en tensión la bailarina neoclásica romántica
que busca elevarse hacia la eternidad del infinito, la bailarina leve que se
eleva sobre las zapatillas de punta, volátil, que desea flotar sin peso
despojada de toda materialidad terrenal.
Aquí, la bailarina moderna que se deja caer, que
cede a la gravedad, que cae y vuelve a recuperarse.
En tensión también se encuentra un modo de
pensar, un modo de ver el mundo.
La magia sobrevuela la sala entre el presente
inmediato de los cuerpos y el mediatizado de la imagen fílmica.
¿Dónde no sería posible caer? En el espacio
exterior, donde la gravedad no existe.
El video proyectado de una comunicación vía web
aporta datos respecto a una investigación que se pregunta por la caída, por la
gravedad.
El entrevistado aporta un saber del que el
público puede aprender. Pero desde su
relato se construye también una representación donde la noción de verdad, que
se apoya en la imagen de los medios de comunicación, es puesta en tensión.
La manipulación es develada. ¿Cuánto de lo que
nos dice el astronauta es cierto? ¿Cuánto ha sido planeado, introducido como
ficción en el relato? El método científico se ve puesto en duda unos segundos.
Pero nada quita lo que sus dichos han proyectado en el pensamiento del
espectador.
Por otro lado, ¿cuál causa ha llegado a su
ocaso? ¿La caída? ¿El peso? ¿Es que se ha develado algún misterio que aún no
logramos entender?
Una puesta en escena que juega con el teatro de
sombras y el medio audiovisual, que construye imágenes poéticas, que aporta
matices de humor. Una obra que apela a
distintas formas de expresar y comunicar como la música, la actuación, la
danza. Una propuesta con algunas asperezas para pulir pero que puede seguir
creciendo porque tiene con qué.
Desde ya, un punto de partida para pensar. No es sólo una obra de danza.
Pero para caer –metafóricamente- hay que vivir
en este planeta.
Qué: El ocaso de la causa
Quién: Intérpretes: Victoria Castelvetri, Alina
Marinelli, Luz Congiusti.- Iluminación: Aradia Reyes.- Diseño gráfico: Nacho García Lizziero.- Edición de video: Javier Grufi.- Asistencia
de vestuario: Estefanía Bonessa.- Asistencia general y Asistencia de dirección:
Ana Inés García.- Colaboración
artística: Fabián Gandini.- Dirección: Caterina Mora.-
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