sábado, 27 de agosto de 2016

ANATOMÍA DE UNA RELACIÓN

"EL blanco es el cuerpo, la carta geográfica de los puntos débiles", postula la gacetilla de la obra, en una frase que habla ya de una corporalidad posible.
El vínculo que plantea la propuesta es de a dos, y el viaje por esa anatomía va a sumergirse en los músculos, tendones, huesos, de esa relación.
La sala abierta recibe al público con el protagonista masculino invitando a entrar en el espacio como un ofrecimiento a espiar en su mundo. Está parado con un hueso de fémur en la mano, nos pide apagar los celulares y asegura que ella está bien, refiriéndose a la bailarina por su nombre real, y cruzando las barreras entre la fantasía escénica y la realidad del mundo exterior.
Hojas secas cubren los bordes del espacio. Atrás se ve proyectado un paisaje campestre. La silueta de ella está recortada sobre el campo, iluminada apenas por una luz tenue. Un bloque de heno le da continuidad al paisaje virtual. El marco para la relación es un ambiente bucólico.
Al principio se puede observar claramente que cada uno está en su mundo, en sus percepciones corporales, sus pequeños e íntimos movimientos. Las expresiones del hombre son sonoras, la mujer es silenciosa, y es una diferencia en el tono y carácter de cada uno, que va ir modificándose.
Se produce el encuentro desde el movimiento en el espacio. Juntos de la mano, observan el paisaje, como dos caminantes en la vida. Hay danza y simultaneidad, hay juego y expresividad.
En un simple contacto, un signo apenas, se produce el desencuentro. Las manos que se buscan en tiempos diferidos y no coinciden.
La danza compartida se parte. Surgen imágenes cruzadas, desde el movimiento corporal, entre el símbolo del deseo, de lo prohibido, el sometimiento, el maltrato, los apoyos asfixiantes y las actitudes maternales. Se rompe la armonía. El daño está hecho.
Todo lo que atraviesa la mente como fantasía, puede materializarse en la escena. En el fondo, es ficción.  Por eso, uno puede matar al otro, así como sin querer, como algo que tenía que suceder. Puede destruirlo, abrazarlo, o cubrirlo de diarios, puede dejarlo abandonado o volver, hablarle, cantarle, romperle la cabeza.
Pero ojo, es un juego, ella está bien. Por eso, puede volver a la sonar música, y se puede producir nuevamente el encuentro, la simultaneidad en el movimiento, la coincidencia.
Juntos y risueños danzan, observando el recorrido realizado, los paisajes, esa anatomía del vínculo construido. Porque las relaciones se construyen y también se pueden deconstruir y reconstruir. Y la escena permite jugar con el tiempo yendo y viniendo entre los imposibles y los verosímiles. Permite saltos y re comienzos, muertes y renacimientos. Permite atravesar todo aquello que la vida, por su ser en la linealidad del tiempo, no nos deja desarmar.
Apoyados, uno sobre el otro, como dos seres entrelazados que se sostienen, se deslizan hacia el final.

Qué: Anatomía de una relación
Quién: Coreografía e interpretación: Jorge Martínez, Gabriela Prado.- Diseño de escenografía: Alicia Leloutre.- Diseño de luces: Matías Sendón.- Diseño De Sonido: Gustavo Lucero.- Fotografía: Ana Carolina Naranjo Rojo.- Dibujos: Érica Santamarina.- Asistencia general: Mailen Briatore, Rodrigo Pedrosa.- Duración: 50 minutos. Web: https://www.facebook.com/anatomiadeunarelacion
Dónde: EL CAMARÍN DE LAS MUSAS Mario Bravo 960  Reservas: 4862-0655
Cuándo: Domingos 20 hs (hasta el 28/8). A partir de septiembre: Jueves – 21:30 hs

Entrada: $ 180,00 / $ 130,00 – 

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