martes, 19 de julio de 2016

FARRA

El público va entrando en la sala poco iluminada como si entrara  en un lugar donde hubiera empezado algo antes de su llegada. Una persona escondida detrás de un objeto se asoma mientras todos se acomodan. Suena una música y él mira, observa al público que se sienta y luego sale de su escondite en actitud temerosa. Sin embargo, se trasluce que es en tono de sátira. Todo parece ser ficción.
Al llegar a otro punto de la sala, saca a su compañero de escena a bailar y ambos se desplazan.  El primero le indica movimientos al segundo que intenta repetirlos a destiempo. Todo es broma, o lo parece. La atmósfera emana cierto humor.
Un abrazo se transforma en lucha, la respiración sonora de la agitación corporal acompaña como una música rítmica e intensa.
La pieza es una especie de collage donde distintos momentos componen un todo muy particular, pasando de uno a otro como por un capricho de la fantasía.
Se habla de la biografía propia y de la ajena, sin importar si es real o ficticia. Es casi una obviedad que ambos ámbitos se contaminan entre sí. La vida es parte del espectáculo. La presunta historia personal hace a la escena. ¿No están acaso, los intérpretes, con toda su humanidad cuando actúan?
Uno de ellos confiesa que no se bailaba en la familia y desde su relato abre toda una reflexión acerca del acto mismo de bailar. Algo social, que también implica cierta exposición, una forma de festejo, de compartir un estado de alegría con los otros.
Esa situación frenada y reprimida físicamente mientras se sospechan miles de sensaciones internas, se pone de manifiesto con una acción potente. Suena una canción cuya letra repite incansablemente “y qué tal si salimos todos a bailar”, ellos miran al público en quietud. Es como una invitación pero nada sucede. Una bola de espejos genera movimiento en la sala, pero nadie se mueve. El público queda aprisionado en su butaca y es posible sentir esa misma impotencia en los huesos.
Así cada uno de los intérpretes abre sus fantasías y las vuelve acto teatral. Travestirse, cantar una canción, llevar el romanticismo de las escenas de películas al extremo paródico. O que un pulpo haga su danza en las profundidades marinas. El público queda atrapado en momentos mágicos de la obra.
Se trata de disfrutar como si pudieran escenificarse los sueños, los imposibles, lo no realizado. Ahí están, construidos en escena.
La ilusión de la vida en la realidad de la ficción.
Irse de farra es parte de eso.

Qué: Farra
Quién: Actuación: Francisco Benvenuti, Andres Granier.- Diseño de vestuario: Mariela Maffioli.- Diseño de luces: Fernando Berreta.- Realización de escenografia: Leonardo Ruzzante.- Fotografía: Ariel Feldman.- Diseño gráfico: Xerquet-Seijos.- Asistencia de dirección: Tomás Trugman.- Prensa: Eleonora Pascual.- Dirección: Ana Gurbanov, Virginia Leanza.-
Dónde: EL EXCENTRICO DE LA 18º Lerma 420  Teléfonos: 4772-6092

Cuándo: Sábado - 20:00 hs - Hasta el 30/07/2016

No hay comentarios:

Publicar un comentario