domingo, 19 de agosto de 2018

MI FIESTA


El cóctel de creadores experimentados que se unió para crear Mi fiesta brinda una producción rica, espesa, habitada por unas miradas que saben cómo construir lo que desean. Así la dupla Mayra Bonard y Carlos Casella, ambos integrantes de lo que fue el potente grupo El Descueve, pone sobre la mesa el saber acumulado en estos años y el talento que ambos poseen. Junto a Matías Sendón en el aporte espacial y la bella iluminación, y acompañados por la música de Diego Vainer, (otros dos que saben lo que hacen) más la colaboración en los textos de Pedro Mairal, el plato está servido para ser degustado con ganas.
Que cada uno lo digiera a su manera.
Mi fiesta invita a festejar. Pero este festejo es íntimo, personal, propio. Toda fiesta tiene sus excesos, su ansiedad previa, su preparación, su momento culminante y su bajón. Acá los ingredientes están combinados de una manera particular, como un plato exótico y antiguo.
El espacio está delimitado por una plataforma de madera que lo ocupa casi en su totalidad y demarca donde transcurrirá la “verdadera” ficción. Diferenciando tiempos presentes y pasados traídos. En este soporte escénico vemos muchos vasos de vidrio, una soga con una copa atada, unos focos de luz. Toda una preparación que genera expectativa desde el ingreso a la sala.
Mientras el público termina de acomodarse, se oye un taconeo en el suelo. Ella llega caminando en sus zapatos de taco, tranquila. Atraviesa el espacio mientras se oye ese sonido que uno referencia (tras siglos de patriarcado) a un sonido femenino, de mujer. Y es un sonido firme, seguro, poderoso. Con mucha calma, se toma su tiempo de espera, manejando con soltura ese espesor.
Desde el inicio se establece una relación con la luz, el espacio y la imagen, que son muy cinematográficas. Se generan atmósferas de preludio que uno puede recortar como en una pantalla. También aparecen otros recursos como el loop, que funciona a modo de reconstrucción, de juego con la memoria.
Entonces el recurso se vuelve parte imprescindible de la dramaturgia. En la secuencia, algo falla, surgen disonancias. El recuerdo se enturbia. Como la vida. Las escenas no son siempre como uno desea.
Así Mayra Bonard parece sumergirse en su memoria y traer al presente relatos de sus inicios en la sexualidad. Con toda la soltura de alguien que tiene experiencia en el manejo de su cuerpo, del espacio y de la temporalidad escénica, comienza a narrar sin dejar de moverse cual bailarina, para construir sentido desde la multiplicidad de recursos que maneja.
En esa intimidad expuesta corre los riesgos necesarios para hacer entrar al espectador en toda la espesura de las situaciones que narra.
Relatos sexuales, relatos sobre hombres, relatos incómodos, se entrecruzan con una barrida de copas, una rotura de vasos o un revoleo de soga que tensiona el ambiente de la sala al igual que las palabras que atraviesan punzantes el aire.
Atada con una soga hasta casi la asfixia, ella es la copa frágil que vuela riesgosamente entre los vasos.  
La musicalidad está presente en el ritmo del texto, en la ansiedad del contenido, en el movimiento violento y sostenido, en los vasos que se deslizan con distintas tonalidades, en la rotura de esos vasos, en el límite, los bordes, el vértigo.
Tonos sonoros o emocionales que construyen una partitura musical. El sonido se relaciona con la atmósfera de un bar, una barra, con el acto de beber. Con la gente, el movimiento, la decadencia. La fiesta.
Ella es un fruto. Es un lugar limítrofe, de deseo. Retoma y expone su cuerpo anhelado, sexuado, atravesado, violentado, creando imágenes potentes que rebosan excesos. Cuando se desnuda, entrega su intimidad como lo fuera en el acto sexual. Se envuelve en celofán, como un regalo, como algo que queda para comer después, como un resto de sí misma. Para quitárselo luego como una piel que dejara atrás.
De esta manera, la propuesta también denuncia los abusos sobre la sexualidad femenina y los sometimientos de su cuerpo. Pone artísticamente de manifiesto los debates presentes, con una perspectiva propia, deconstruyendo viejos paradigmas y reconstruyendo la mujer empoderada que es hoy.

Qué: Mi fiesta
Quién: Sobre textos de: Mayra Bonard.- Idea y Performer: Mayra Bonard.- Vestuario: Cecilia Allassia.- Espacio escénico: Mayra Bonard, Carlos Casella, Matías Sendón.- Diseño de luces: Matías Sendón.- Realización Gráfica: Pablo Bordenabe.- Música: Diego Vainer.- Fotografía: Robert Bonomo.- Asistencia de dirección: Agustina Annan, Cintia Dattoli.- Producción ejecutiva: Marlene Nordlinger.- Colaboración En Adaptación De Texto: Pedro Mairal.- Puesta en escena y Dirección artística: Mayra Bonard, Carlos Casella.- Dirección: Carlos  Casella.- Duración: 60 minutos
Dónde: CENTRO CULTURAL GENERAL SAN MARTIN Sarmiento 1551  
Cuándo: Viernes y Sábados - 21:00 hs - Domingo - 19:00 hs - Hasta el 02/09/2018



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