Sentada en una silla de espaldas al
público y haciendo ruidos no identificables desde las butacas,
comienza María Kuhmichel su propuesta.
Al principio, la bailarina
está oculta a las miradas,hace movimientos que no permiten verle la cara. Incluso cuando comienza a avanzar el despliegue de su
cuerpo, tarda en develarse. Por otro lado, en esta primera parte, aparece un tipo de vinculación con la silla como
apoyo o sostén, que de alguna manera remiten a la otra María presente en el
título. La aludida desde la perspectiva histórica: María Fux[1].
La María en vivo juega con
el objeto, lo cambia de posición desarmando su funcionalidad. La silla
deviene entonces objeto subjetivado por la bailarina que insufla vida en él,
tal como hacía y hace María Fux en sus danzas con todo aquello con lo que se
vincula.
Se establece desde la
dramaturgia una relación con el pasado que revitaliza la memoria. La puesta se
transforma en una apropiación que da continuidad orgánica a nuestra historia de
la danza. Como una manera de bailar los ancestros de la propia coreografía.
Mediante recursos como la
oscuridad total del espacio, se establecen cortes a nivel espacial y temporal.
En un momento ese salto es hacia el pasado, donde aparece la voz en off de
María Fux. En otro momento es hacia el presente.
La intérprete abre su juego
e investigación para compartir el desarrollo del mismo con el público. Rompe cualquier
estado de obnubilación que pudiera suceder durante la danza para comunicar el
proceso de trabajo y exploración. Una apertura performática e histórica.
La propuesta habla de Fux y
su danza desde distintos niveles. Tomando en el cuerpo propio materiales con los que Fux creaba, María presente danza con sus manos construyendo
formas en el aire y otorgándoles un lugar importante tal como lo hacía María Fux. Lo mismo sucede cuando danza junto a su sombra. Tiene catalogados una serie de movimientos de
Fux, que ella intenta repetir en escena, si bien aclara, que no siempre le
salen.
La bailarina en cuerpo
vivo incluye al público de forma activa, se comunica con él, lo hace
cómplice de su búsqueda creativa. La gente se ríe por los contrastes. A veces,
los movimientos no pueden atravesar los cuerpos fuera de los contextos en los
que brotan. El movimiento espontáneo de una danza creada está enraizada en su
universo, en su historia, que excede el ámbito individual para colarse en lo
colectivo. Por eso, puede suceder también, que el homenaje resulte parodia.
Es una puesta contemporánea,
en el sentido de los elementos de su tiempo que la componen. Podemos observar la
disolución de la cuarta pared y la mirada al público, la inclusión del mismo
por participación directa, la ruptura del efecto de ensoñación, la aparición del
texto, las voces en off o el trabajo documental de la entrevista.
Luego la música del piano
colma la sala y la María presente y joven danza su interpretación de la María
ausente. Y se emociona.
Será como sentir al otro en
esa reproducción de su danza, de sus movimientos. Será como corporeizar un
fragmento de la propia historia de la danza. Un recurso, una exploración
personal, un disparador para la creación.
¿Se producirá una sensación
parecida al bailar los mismos movimientos, como si la misma acción llevara al mismo
sentimiento?
Lo que sí hay es una
apropiación personal de la historia, que abre parte del mundo de la danza al
público para entablar un vínculo que salta del acontecimiento poético al
conocimiento teórico desde una perspectiva estética: en forma de obra.
Qué: María sobre María
Quién: Intérpretes: María Kuhmichel.- Iluminación: Fernando Berreta.- Música original: Paula Shocron.- Diseño gráfico: Estudio Bacana.- Asistencia de dirección: Josefina Zuain.- Colaboración artística y teórica: Eugenia Cadús, Ayelén Clavin.- Co-producción: Cafe Muller Club De Danza.- Dirección: Lucía Llopis.-
Dónde: Café Müller
[1] María
Fux es bailarina, coreógrafa y danzaterapeuta. Poseedora de una estética propia
y una concepción de la danza como camino hacia la plenitud de las
potencialidades expresivas que toda persona posee, ha creado un método original
que tiene raíces en la creatividad de su arte con la danza. Con 94 años,
continúa haciendo espectáculos y dictando cursos y seminarios de formación para
docentes, fisioterapeutas, psicólogos, terapeutas ocupacionales,
fonoaudiólogos, médicos, profesores de danza y de gimnasia, artistas y gente
que desea conectarse con su cuerpo a través del movimiento, en su escuela en
Buenos Aires, en los Centros de Formación en Danzaterapia que llevan su nombre
y que dirige en Florencia, Milán y Trieste (Italia), en España, y en
Universidades de Chile y Brasil. (Información de la gacetilla)
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