El escenario muestra al
fondo, en la diagonal izquierda, un espacio cuya escenografía está compuesta
por instrumentos y una piedra grande colgada de una estructura, donde Ezequiel
Abregú, el hombre que musicaliza y diseña el sonido, hace sus maravillas. Desde
ahí la mirada puede continuar su camino hasta Florencia Bergallo, Cecilia
Blanco, Eugenia Roces y Marina Sarmiento, las cuatro mujeres que componen el
resto de esta puesta humana, con sus cuerpos, voces y energía, al frente del
escenario.
Desde lo visual, el grupo de
mujeres genera múltiples imágenes. Son fieras antropófagas, caníbales. También
son nuestras mujeres originarias del continente americano, indias, incas, aymaras,
mapuches, onas, tehuelches, siux, wichis. Son feroces vickingas, son yeguas,
manada, bacantes, tropel femenino.
La danza crea formas,
sueños, fantasmas.
Las acciones a veces rozan
lo escatológico, confundiéndose el ser primitivo y el ser grotesco del
carnaval. Escupidas, eructos, besos se conjugan para decir algo que sale de las
entrañas de la tierra. Toman relevancia estos líquidos del cuerpo, las
funciones ocultas, los agujeros. Aparece en escena el cuerpo obsceno, el cuerpo
soterrado, doblegado por la dominación y la cultura. Así como el cuerpo de la
bailarina es dominado por la técnica dejando su naturaleza bajo capas y capas
de entrenamiento. Apolo se desarma bajo la potencia de Dioniso.
En esa puesta entre
prehistórica y precolombina, lo gestual se manifiesta como danza tanto como lo
gutural y vocal. Ellas cantan, gritan, lanzan sus puños de guerra y aceleran el
pulso vital de la escena.
Una construcción de piedras
vuelve a traer lo primitivo como parte de una dramaturgia que apela a los
orígenes, como si fuera una forma de rescatar la potencia de acción de lo
salvaje. Pero lo primitivo no aparece tanto como una contraposición a la
cultura, en términos de Freud, sino en oposición positiva a la civilización que
Sarmiento impuso a marca de yerra sobre las gentes.
Las mujeres van a los
límites y exploran todas las posibilidades que se les ocurren con las piedras.
Se las meten en la boca, juegan con la deformidad. Construyen y destruyen, las
chocan. Crean música con las piedras de una manera genial que se combina con la
sonoridad de la piedra que tiene detrás el músico. Una consistencia sonora
espectacular.
Arrojan las piedras y el
polvo que desprenden forma pequeñas nubes que se esfuman. Derrumbe de la
montaña de piedras. El halo las rodea, las envuelve. Sonidos de páramo.
Lejanía, soledad.
En esos estados de caza o
cortejo que se arman desde el movimiento de esta tribu femenina, cada
intérprete despliega su potencial.
Se construye una obra de
danza performática, en el sentido de performance como algo que “subraya la
importancia del cuerpo y de la acción como factores esenciales en la
interacción del hombre con el mundo” (Cornago Bernal, 2004). Los pasos de danza
se cuelan estilizados entre los pasos cotidianos.
Todo está en escena en
función de relatar de alguna manera la experiencia de esa “apropiación
contemporánea y bastarda de los viajes que D. F Sarmiento realizó durante el
siglo XIX” que hace la autora, Marina Sarmiento.
Por eso, la propuesta
muestra lo bestial de las campañas de exterminio en nombre de la civilización,
encarnado además, en cuerpos femeninos que resemantizan esa lucha en las
demandas cotidianas y presentes por el lugar de la mujer, de lo femenino, en
una sociedad patriarcal y machista.
Como conclusión, la
dramaturgia despliega cierto desencanto frente a lo humano, nos lleva a pensar
cuál será la construcción posible. Frente a una pieza plagada de instancias
catárticas, dejar atragantada la respuesta, empuja a buscarla en el mundo,
fuera de la ficción.
Qué: Los viajes de Sarmiento
Quién: Idea, Coreografía y Dirección:
Marina Sarmiento.- Intérpretes: Florencia Bergallo, Cecilia Blanco, Eugenia
Roces, Marina Sarmiento.- Iluminación: Gonzalo Córdova.- Diseño de vestuario: Belén
Parra.- Música y Diseño sonoro: Ezequiel Abregú.- Fotografía: Marcos Crapa.- Diseño
gráfico: Martín Molinaro.- Asistencia artística y Asesoramiento: Julieta
Benedetto, Natalia Lerussi.- Coaching De Baile: Nicolás Delavanso.- Asistencia
general: Julieta Benedetto, Eugenia Roces.- Asistente de sonido: Leandro
Exequiel Sosa Redchuck.- Asistencia de dirección: Eugenia Roces.- Producción
ejecutiva: Julieta Benedetto.- Producción general: Cooperativa Los Viajes De
Sarmiento.- Dramaturgista: Ezequiel Steinman.- Colaboración coreográfica: Débora
Diskin.-
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