Detrás de las danzas que se
ven en escena siempre hay una historia. La historia de las técnicas corporales,
de los relatos artísticos, del cuerpo, de la sociedad, de las políticas de
dominación. Porque las danzas que generalmente trascienden en el mundo
occidental y capitalista son aquellas que los grandes medios de la historia
dejan pasar. Sin embargo, a veces hay zonas subdesarrolladas cuya persistencia en los relatos
históricos las llevan a colarse por los siglos, y nos llegan otras versiones de las
cosas.
En esta pieza de danza hay
una investigación histórica respecto a un bailarín que no trascendió demasiado
en la historia de la danza occidental espectacular, pero que ha atravesado los
años para llegar aquí y ahora y darse a conocer a quienes no han sabido de él.
No es debido a su figura en particular que lo resaltamos, solamente es un
ejemplo de la importancia de dar espacio a aquello que puede quedar marginal.
La investigación de Mariela Ruggeri
se suma en forma de relato textual vivo en escena, además del desarrollo que
la coreografía plantea desde la puesta de movimiento.
La obra sobre la que se
boceta esta propuesta es La siesta de un
fauno (1912) del bailarín y
coreógrafo ruso Vaslav Nijinsky, integrante
de la famosa compañía francesa Les
Ballets Russes (1907). Nijinsky fue un artista talentoso e innovador que en
La siesta de un fauno introdujo
posturas y movimientos extraños para lo que se veía en ballet en ese entonces.
Esto, sumado al nivel de sensualidad y erotismo de la pieza, causó gran revuelo
en la sociedad del momento.
La coreógrafa se inspira en la obra para reflexionar sobre ella, sobre la dificultad que
podría haber tenido Nijinsky para ser comprendido por los bailarines que
debían interpretarla, respecto a esos movimientos que proponía y que resultaban
novedosos para la época.
Una narradora en escena se
desdobla para interpelar a Nijisnky como su hermana Bronislava Nijinska,
bailarina también de la compañía. La puesta da a entender con estos diálogos,
no sólo que el lenguaje corporal resultaba extraño sino que la impronta erótica
general de la coreografía era inusual en esos años.
La propuesta despliega danza
y pensamiento, de manera de poder despertar la curiosidad en el espectador no
entendido en el tema, además de ofrecer un momento de danza y memoria histórica,
lo que nunca viene mal.
En escena se ve un
despliegue de cintas pegadas en el suelo, algunas con el rollo dispuesto como
para continuar un entramado que está a mitad de camino. Hay un hombre de
espaldas y una mujer en una silla con una pelota, como un cubo mágico, como si en
la manipulación de la pelota se pudiera descifrar un acertijo.
A su vez, la pelota sirve en
escena como objeto para armar una estructura dinámica y establecer el vínculo
entre los intérpretes.
Él prueba ángulos en el
espacio y quien ha visto la coreografía de Nijinsky puede reconocer los
movimientos. Se observan líneas rectas,
círculos perfectos y el acto de caminar, como marcas generales para el esbozo
de la pieza, una danza que “parece que no es danza” pero que diseña movimientos
en el tiempo y el espacio, y donde incluso la imposibilidad de consumación del
deseo que despliega la obra original, genera empatía kinestésica en el espectador de este siglo.
Finalmente se trata de bailar.
Bailar lo que ya está, en este caso. Bailar un poco de historia. Bailar y reflexionar,
y hasta poder rescatar de cierto olvido la figura de este bailarín genial e
innovador. Nijinsky, un adelantado a
quien su época no supo valorar, y que enfermó tempranamente sin poder
desarrollar todo su potencial creador.
Estas propuestas didácticas -desde
el punto de vista histórico- además de invitarnos a mantener activa la memoria,
son un llamado a descentralizar, a estar abiertos y alertas para recibir aquellas
obras o artistas a quienes quizás aún no somos capaces de valorar, por no
comprender lo que nos quieren decir.
Qué: Boceto para la siesta
de un fauno
Quién: Interpretación:
Lucas
Díaz, Alba Virgilio.- Vestuario: Marcelo Morato.- Iluminación: Horacio
Novelle.- Música: John Cage, Claude Debussy.- Asistencia de dirección: Daniela
Mena.- Coreografía y Dirección: Mariela Ruggeri.-
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