El título de la pieza está
señalando una posibilidad entre varias de contar una historia sobre vampiros.
La temática, de largo recorrido en la narrativa literaria, cinematográfica y
también televisiva, se despliega en esta experiencia desde un posible abordaje
coreográfico.
La danza es realizada por
tres intérpretes que se ponen en la piel de todo aquello a lo que el término ‘vampiro’
podría remitir. Imposible obviar que en esta tarea se encuentran capas y
entramados que son producto de la búsqueda de la joven Josefina Gorostiza, coreógrafa
y directora de la obra.
Nos encontramos en un
espacio sumamente luminoso y, podríamos pensar, contrastante con el ambiente
nocturno que aloja a los vampiros. Allí el inicio recibe al espectador con un
texto que actúa como prólogo “La belleza se esconde en lugares inexistentes”. Como
la idea no es construir algo solemne, inmediatamente se rompe el papel.
Las intérpretes son tres
chicas vestidas con trajes negros que luego de presentarse se alejan
melancólicas.
Todo es blanco alrededor, y las
luces de tubo que dan el tono al espacio en general, contrasta con lo oscuro de
un fondo cubierto de una pila de bolsas negras de consorcio. Sobre la claridad
aparente de las cosas, se insinúa explícitamente la negrura.
Cada elemento tiene un
sentido en la escena y de ese modo las chicas pueden transformarse en animales
que acercan el imaginario de Batman a
la platea mientras se cruzan con algunas ideas parafraseadas y señaladas por la
puesta, como que “la tierra es madre de monstruos” o “los sueños de la razón
producen bolsas”.
Está en acción el imaginario
de la noche con una ligera alusión a las drogas, o a la abstinencia de ellas. También
aparece el deseo de la juventud eterna que no importa a qué costo conseguir. Por
eso vemos representado el erotismo o autoerotismo. La histeria. El deseo
siempre esquivo y la insatisfacción eterna. Además de la violencia, la sangre, o
la apropiación del otro incorporándolo, comiéndolo, absorbiéndolo. Y de esta
manera, aparece otra alusión a la personalidad vampírica, ‘chupa sangre’, a aquello que te quita la
energía, la vida.
Entre esas capas múltiples
que juegan con el imaginario del vampiro, sale a flote la suciedad, la ciudad
abarrotada, despersonalizada y mugrienta que gota a gota exprime la vida de las
personas. Y la soledad en la que se encuentra el individuo frente a una
sociedad que es cada vez más vampírica, trátese del abandono del Estado o de la
cultura progresivamente atrapada en la red del mercado.
Entre los tópicos románticos
de la noche y los fantasmas, navegan estas tres vampiras parodiando una moda
que continúa sosteniendo el postulado “soy moderna, soy eterna”, frente a un
mundo que se derrumba.
Con una puesta por momentos
cinematográfica que no deja de lado el humor que este tema también ofrece, la
pieza propone finalmente reflexionar con “el dolor de la eternidad”.
Porque no hay nada que aleje
tanto a las personas del compromiso con el presente como la idea de lo eterno.
Y el infinito puede ser realmente insoportable.
Qué: Una de vampiros
Quién: Idea y Dirección: Josefina
Gorostiza.- Intérpretes: Ana Gurbanov, Marina Rodriguez Levy, SOL.- Iluminación
y Espacio escénico: Matías Sendón.- Realización de escenografía y Asistencia de
iluminación: Leonardo Ruzzante.- Video y Fotografía: Ariel Feldman.- Comunicación:
Carolina Castro.- Diseño gráfico: Pablo Pràmparo.- Asistencia de dirección: Agustina
Barzola Würth.-
Dónde: EL BRÍO - ESPACIO DE INVESTIGACIÓN
TEATRAL Av Alvarez Thomas 1582 Teléfonos: 4551 6213
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