domingo, 25 de mayo de 2014

LA MUERTE DE TOMMY TANGO

Tommy Tango es un personaje que existe en el mundo virtual. El alter ego necesario para que el protagonista pueda adaptarse y vivir en ese espacio intangible de las redes sociales, un espacio quizás más sencillo que el mundo real, al que le cuesta integrarse desde la perspectiva del hombre retraído que es.
La propuesta presenta una idea rica y actual para trabajar desde el movimiento, desde la escena, desde lo narrativo y textual. Pieza con matices que resultan interesantes para investigar y experimentar en esta época de veloces cambios en las comunicaciones. Una pregunta que despierta es ¿cómo afectan esos cambios en la construcción de nuevas subjetividades?
La danza del tango responde con esta propuesta que se abre al espectador para reflexionar.
La pieza comienza con una atmósfera intrigante de humo y penumbras. Un ambiente de aire arrabalero. La música intensa suena y llena la sala. Lleva en su cadencia de piano alocado al desencadenamiento de algo, al precipicio.
Bach incrementa el dramatismo de esta puesta basada en el ballet “El joven y la muerte” de Roland Petit. Según Ignacio González Cano, director de esta propuesta, todo empezó con la búsqueda de analogías entre distintos lenguajes de movimiento para desencadenar en este paralelismo entre lo real y lo virtual.
Lo que se destaca en esta pieza narrativa es la historia en sí más que el desempeño a nivel de la danza –a veces los movimientos se ven un poco golpeados. Sobresale el vínculo de la pareja, lo que comparten, los modos de ser de cada uno y las necesidades que tienen. Y cómo eso se cuela en el mundo de ‘facebook’, o como este universo de relaciones virtuales se cuela en las relaciones reales y las trastoca, las trunca, las dobla o puede potenciarlas, condimentarlas.

También lo expresado por los intérpretes a través de la danza. Una danza que es capaz de condensar apatía, furia, celos, complicidad, sexo, amor, violencia y locura. Pasajes de un estado a otro que se manifiestan con claridad desde el movimiento.
La puesta en escena recrea el espacio de la pareja con elementos que son funcionales a la situación narrada además de aprovecharse muy bien a nivel coreográfico.
Lo mismo sucede con la música interpretada en vivo por vibráfono y bandoneón. Una delicia que se agradece.

Qué: La muerte de Tommy Tango
Quién: Intérpretes: Johana Aranda, Nicolás Minoliti.- Músicos: Oscar Albrieu Roca.- Vestuario: Luciana Gutman.- Escenografía: Noelia Gonzalez Svoboda.- Iluminación: Sergio Iriarte.- Asistencia de dirección y Producción ejecutiva: Diego Restivo.- Prensa: Simkin&Franco.- Dirección musical: Daniel Ruggiero.- Dirección general: Ignacio Gonzalez Cano.-
Dónde: TEATRO HASTA TRILCE Maza 177 Teléfonos: 4862-1758
Web: http://www.hastatrilce.com.ar

Cuándo: Viernes - 20:00 hs - 

jueves, 17 de abril de 2014

4 ARTIFICIOS

 Ropa de calle, movimientos cotidianos, conexión, contacto con el otro y con el público, mirada abierta al mundo: danza contemporánea. Se podría agregar la democratización del espacio salvo por la frontalidad a la que lleva la disposición de las butacas en la sala, que hace que el público observe desde un solo punto (como la caja a la italiana).
Pero frente a esta afirmación también cabe la pregunta ¿qué es la danza contemporánea? ¿Hay algo que la defina? ¿O será por aquello que no es, por negación, que uno puede acercarse a una definición?
Por otro lado ¿Sirven las definiciones o es solamente por la necesidad de nombrar que uno acota y encasilla en una palabra?
Los 3 intérpretes que se ven en escena son el objet trouvé propuesto, el material encontrado para trabajar y componer. Como una postura corporal “casual” hallada en medio de otras miles de posturas posibles. Posición corporal disparadora de.
Este artificio de 4 son cuatro artífices, cuatro creadores que dejan ver tres en la escena. Intérpretes que conjugan de tal manera los movimientos que éstos se ven como cosas que “se pueden pasar de una persona a otra”.  Comercio del movimiento sin otra cosa a cambio que el apropiarse del producido por el otro con la particularidad de cada uno, poniéndole su propio cuerpo.
Oráculo. Predicción. Repetición. Iterabilidad.
Texto y movimiento como prendas que se intercambian.
Se oyen consignas, una voz da instrucciones, cada uno las interpreta de manera diferente. Se produce la respuesta, una imitación sonora que es despareja, es desigual. La misma prenda queda diferente en cada cuerpo.
Entonces,  ¿es posible un vínculo exacto entre la palabra y su sentido, lo que significa? ¿Todos entienden lo mismo frente a la misma palabra? ¿O la palabra abre la interpretación volviendo diferente el concepto para mi, para el otro, para el de más allá? ¿Qué pasa con la percepción kinestésica? He ahí la apertura posible de la obra contemporánea en el mundo globalizado.
El artificio como  “arte, habilidad o ingenio con que se hace algo. Predominio de la elaboración artística sobre la naturalidad”, se ha vuelto pieza de danza en esta ocasión. Y el público es el cuarto artífice ausente que completa el círculo oracular.

Qué: 4 artificios
Quién: Coreografía y concepción: Bárbara Hang, Ana Laura Lozza.- Intérpretes: Gabriel Bergonzi, Bárbara Hang, Inés Rampoldi.- Iluminación: Leo D' Aiuto.- Música original: Agustín Srabstein.- Asistencia general: Carolina Tironi.- Colaboración artística: Catalina Fernández, Laura Gamberg.- Colaboración coreográfica: Gabriel Bergonzi, Nicolás Bolivar, Renen Itzhaki, Emma Tricard.-
Dónde: CAFÉ MÜLLER CLUB DE DANZA Lavalleja 1116 PB Teléfonos: 4775-5697 Web: http://espaciocafemuller.blogspot.com.ar/

Cuándo: Sábado - 21:00 hs - Del 05/04/2014 al 26/04/2014

EL OCASO DE LA CAUSA


“La caída es un invento del planeta tierra”. Una afirmación muy precisa para dar inicio a una propuesta que reflexiona desde un elemento propio de la danza y que se proyecta hacia otras ideas que pueblan el intelecto.
Si es factible pensar una tesis de autor planteada en esta puesta, esa tendría como eje la caída.
Y obviamente sobre este planeta, la caída remite a la gravedad y esta misma lleva directo hacia el peso.
El peso aparece aquí como el factor de movimiento a explorar.
Allí en tensión la bailarina neoclásica romántica que busca elevarse hacia la eternidad del infinito, la bailarina leve que se eleva sobre las zapatillas de punta, volátil, que desea flotar sin peso despojada de toda materialidad terrenal.
Aquí, la bailarina moderna que se deja caer, que cede a la gravedad, que cae y vuelve a recuperarse.
En tensión también se encuentra un modo de pensar, un modo de ver el mundo.
La magia sobrevuela la sala entre el presente inmediato de los cuerpos y el mediatizado de la imagen fílmica.
¿Dónde no sería posible caer? En el espacio exterior, donde la gravedad no existe.
El video proyectado de una comunicación vía web aporta datos respecto a una investigación que se pregunta por la caída, por la gravedad.
El entrevistado aporta un saber del que el público puede aprender.  Pero desde su relato se construye también una representación donde la noción de verdad, que se apoya en la imagen de los medios de comunicación, es puesta en tensión.
La manipulación es develada. ¿Cuánto de lo que nos dice el astronauta es cierto? ¿Cuánto ha sido planeado, introducido como ficción en el relato? El método científico se ve puesto en duda unos segundos. Pero nada quita lo que sus dichos han proyectado en el pensamiento del espectador.
Por otro lado, ¿cuál causa ha llegado a su ocaso? ¿La caída? ¿El peso? ¿Es que se ha develado algún misterio que aún no logramos entender?
Una puesta en escena que juega con el teatro de sombras y el medio audiovisual, que construye imágenes poéticas, que aporta matices de humor.  Una obra que apela a distintas formas de expresar y comunicar como la música, la actuación, la danza. Una propuesta con algunas asperezas para pulir pero que puede seguir creciendo porque tiene con qué.
Desde ya, un punto de partida para pensar.  No es sólo una obra de danza.
Pero para caer –metafóricamente- hay que vivir en este planeta.

Qué: El ocaso de la causa

Quién: Intérpretes: Victoria Castelvetri, Alina Marinelli, Luz Congiusti.- Iluminación: Aradia Reyes.- Diseño gráfico: Nacho García Lizziero.- Edición de video: Javier Grufi.- Asistencia de vestuario: Estefanía Bonessa.- Asistencia general y Asistencia de dirección: Ana Inés García.-  Colaboración artística: Fabián Gandini.- Dirección: Caterina Mora.-

sábado, 12 de abril de 2014

LOS CUERPOS

¿Es el cuerpo la materia esencial de la danza? 
Los cuerpos. Bajo este título vemos unos cuerpos en escena. Vienen desde las sombras, apenas vislumbrados en la penumbra. Son dos. Dos hombres, dos caballos, una imagen casi mítica que se pasea frente al espectador.
Si los centauros eran en la mitología los seres mitad caballo, mitad hombre, donde la mitad inferior era la del animal, aquí vemos un centauro invertido.
Esa imagen que representaba la lucha entre la barbarie y la civilización ¿cómo podría pensarse en inversión? Si la mitad animal es la cabeza y el cuerpo es el de un humano ¿es que la mente ha sido dominada por los instintos y el cuerpo se ha domesticado?
En esta propuesta los cuerpos se rebelan a su propia carnadura. Los hombres jóvenes se trenzan en un combate que los une y distancia. Se chocan, se golpean, se besan, se tocan.  Las escenas, llenas de metáforas, muestran altas dosis de erotismo.
El erotismo se refleja en sí mismo, ellos son dos jóvenes que se reflejan. Narciso aparece transformado en un juego autoerótico con su espejo, donde se regodea.
¿Qué significa el uso de la máscara? En carnaval la máscara oculta la propia personalidad para convertirse uno en otro y permitirse actuar de manera diferente. Es lo que borra las diferencias y abre el juego desprejuiciado.
La máscara es ese otro rostro que cubre el propio y que es intercambiable, que puede
mostrar un rol, una representación momentánea.
Estas máscaras, estas cabezas, parecen mostrar lo animal que hay en ellos. 
Son dos potros salvajes.
Narciso se desdobla en dos, se ama a sí mismo en el otro que es su reflejo. Pero no observa solamente su rostro. Todo el cuerpo es exaltado.
La danza vibra en un ritual donde estos cuerpos se agitan y calman, se perciben, se oyen. Todo con un poco de violencia mezclada con ternura.
Los cuerpos son vulnerables, se mueven, se caen, se cansan.
Estos cuerpos laten con furia y erotismo en un juego de amor y danza.

Qué: Los cuerpos
Quién: Intérpretes: Ramiro Cortez, Federico Fontán.- Músicos: Martin Minervini.- Vestuario: Alejandro Mateo.- Iluminación: Paula Fraga.- Fotografía: Ignacio Cángelo.- Asistencia general: Virginia Pérez Leiva.- Dirección: Ramiro Cortez, Federico Fontán.-
Dónde: EL PORTON DE SANCHEZ Sánchez de Bustamante 1034 Reservas: 4863-2848.- Web: http://www.elportondesanchez.com.ar/

Cuándo: Viernes - 23:00 hs.-

jueves, 10 de abril de 2014

ENSAYO PARA MORIR

Una coreógrafa se desdobla a sí misma para preguntar y preguntarse cómo representar la muerte. Para eso propone un ensayo. Un ensayo desde el título, un ensayo desde la puesta que se transforma en el ensayo de una propuesta de danza.
El ingreso a la función el día que fue vista por quien escribe estuvo cruzado por un ensayo en los pasillos del espacio y una exposición en la zona de espera. Una buena forma de acercarse al pensamiento de la prueba/error, de la investigación, de la búsqueda, de aquello que hay detrás del ensayo.
Tres intérpretes hacen sus pruebas mientras una dirección por fuera les da indicaciones. Una dirección que rompe la ilusión ficcional de la escena desde el mismo principio planteando de esta manera un metalenguaje que se preguntará a la vez por la representación. Desdoblamiento, dos veces presentado: la obra en sí –en la que se incluye la reflexión- y la obra a la que se refieren los intérpretes y dirección en su búsqueda de la mejor manera para representar el tema planteado.
Los recursos utilizados pueden sonar conocidos, no es lo importante aquí, no está la búsqueda por la originalidad como premisa. Es una propuesta donde la palabra, la actuación, la danza, se ponen al servicio de este ensayo. ¿Cómo representar la muerte en la escena? ¿Cómo hablar de ello desde una perspectiva artística creativa? Desde una forma poética, no literal, de referirse al mundo, a lo que hay y lo que no hay en el mundo. ¿Cómo representar algo que uno no conoce más que como testigo?
Por eso la muerte puede asociarse a un velorio, a sándwiches de miga y café. O a tierra esparcida sobre un cuerpo.

Ensayo para morir esboza alguna pregunta desde la reflexión del lenguaje y el movimiento. ¿Cómo sería preguntarlo solamente desde el cuerpo?
La muerte del cisne en la piel de Roxana Galand –cuyos movimientos producen placer por sí mismos- apela a la tradición del ballet, y es el único instante donde se intenta representar, de manera explícita y desde lo puramente coreográfico, la muerte. Otros movimientos también son probados, así como canciones, palabras y situaciones teatrales o poéticas.
Una propuesta realmente válida que como ópera prima da inicio a un buen camino para la coreógrafa Jésica Josiowicz.

Qué: Ensayo para morir

Quién: Intérpretes: Roxana Galand, Soledad Gutiérrez, Luis Sodá.- Vestuario: Carla Daich, Mariana Pérez, Jésica Josiowicz .- Iluminación: Osvaldo Ponce.- Video: Ariela Bergman.-  Coreografía y Dirección: Jésica Josiowicz.-

viernes, 28 de marzo de 2014

INEVITABLE/ INAGOTABLE, CIERTO CONCIERTO


Inevitable es ver esta propuesta escénica que crea instantes poéticos desde distintas perspectivas. La intérprete Valeria Pagola ha conjugado sus cualidades para dar a luz este bello trabajo de composición entre la sonoridad, el movimiento y las proyecciones e intervenciones multimedia.
Muy bien acompañada por la técnica y las maravillas que ésta puede crear, la voz de Pagola baila en el espacio proyectando junto a las imágenes y coreografía un universo cambiante que hace viajar al espectador.
Con soltura y suavidad, el público es invitado a participar de un evento íntimo. En la escena muchos espacios imaginarios son posibles. Se abren en el juego integral que la intérprete crea, muy relajada, con sentido del humor, generando un vínculo de cercanía a tamaño real con el espectador.
Uno parece ser invitado a espiar el inicio del proceso creativo, donde observa cómo desde un
sonido se crea todo un tema musical cuyo vaivén es en un principio insospechado. O cómo, desde un determinado movimiento corporal, sale un tono específico que va a configurar otro tema diferente, otro mundo mágico, otra fantasía escénica.
Tanto las palabras como los paisajes disparados en vivo desde la notebook de Federico Joselevich habitan a Pagola que juega con ellos, entrando, saliendo, escondiéndose. Propone así un cruce más transdisciplinario que interdisciplinario: es ella el artífice de casi todas las disciplinas que se cruzan en escena. Desde algún lugar inicial surge el pie, una nota, un instrumento que suena, un movimiento, y allí comienza el acto que construye caminos por donde jugar a ser mujer, madre, pájaro, poetisa, sacerdotisa.
Un juego que es una invitación súper disfrutable para quien oye y mira en las butacas.

Qué: Inevitable/Inagotable, cierto concierto
Quién: Autoría, interpretación y dirección: Valeria Pagola.- Diseño de luces: Ricardo Sica.-  Multimedia: Federico Joselevich Puiggrós.- Fotografía: Laura Casalongue, Martín Lanciano.- Entrenamiento musical: Guido Karp, Victor Torres.- Asistencia de dirección: Laura Casalongue, Franco La Pietra.- Prensa:
Correydile Prensa.-
Dónde: ESPACIO CULTURAL PATA DE GANSO Zelaya 3122.- Reservas: 4862-0209  Web: http://www.patadeganso.com.ar
Cuándo: Sábado - 21:00 hs

martes, 18 de marzo de 2014

LA WAGNER

De lo primero que nos habla este título es de un contraste entre el apellido de un personaje masculino -el compositor alemán Richard Wagner- y el artículo femenino. Oposiciones, ambigüedades, asociaciones, provocaciones.
¿Puede ser esta propuesta una pista de algo vagamente en común entre Richard Wagner y Pablo Rotemberg? El extremo del ovillo que asoma apenas a través de los cuerpos femeninos desnudos en la escena, a través de toda la carga que contiene y explota sobre el público, cuya capacidad mental no alcanza para abrazar la totalidad del sentido complejo de esta propuesta.
La figura de Wagner también es compleja. Es conflictiva y  extensamente rica. Entre sus ideas se combinan su propuesta de obra de arte total en relación a la ópera, las notas antisemitas en sus escritos, la posterior vinculación con el nazismo, su pesimismo de influencias schopenhaurianas, su genio.
Hay mucho para desenhebrar en la figura de Wagner. Como compositor, tiene una gran carga dramática, y eso puede observarse al escuchar su obra.
Rotemberg es un artista vasto y complejo, con múltiples caras y capas de profundidad. A esta altura de su trayectoria como intérprete, músico, director, coreógrafo, su trabajo puede pensarse ya como un estilo. El ‘estilo rotemberg’.
Con La idea fija (más de 4 años en cartel, cosa extraordinaria en la danza) abrió un camino que marcó una brecha entre todo lo anterior y las producciones siguientes. El desnudo escénico cambió.
Para pensar La Wagner es importante conocer su producción.
El desnudo, el erotismo, la pornografía, la violencia. Un cóctel que se mezcla con potencia en cada nueva propuesta. Un cóctel realmente explosivo que pone en conflicto los propios límites, que cuestiona, que incomoda.
El comienzo de esta nueva producción es puramente sonoro. La introducción de la música de Wagner es de por sí sola dramática, genera un fuerte dramatismo en la escena. Escuchamos Wagner que inunda la sala –una sala Alberdi muy nuevita pero sin ventilación adecuada- vemos la escena vacía. Nada podría ocuparla en este instante. Y esto, tan solemne, es roto permanentemente por cambios musicales de temática amorosa de un estilo ‘cursi’. Contrastes con los que Pablo gusta jugar.
Acompañadas de una música melosa aparecen las intérpretes, las bellas danzarinas que muy lentamente hacen su entrada en la escena.
Pero esa suavidad es destrozada en las escenas siguientes.
El desnudo es brutal, el movimiento es salvaje. Hay golpes, empujones, caídas, pérdida total de sí, de la subjetividad, de una emoción comprometida explícita. Es maquinal. Es la locura que aparece en muchas escenas de las óperas de Wagner en busca de redención.
Pero aquí no hay moralina cristiana. La espiritualidad –si existe- es carnal, encarnada, dionisíaca.
Como dice su autor: “Se pone en escena un cuerpo fragmentado, que ha perdido su eje, que ya no sabe cuál es su límite y no conoce la quietud. ¿No es éste el cuerpo del tiempo presente?”
El cuerpo es un objeto cuya violencia simbólica excede el escenario, excede al espectador, excede la sala. 
Si hay algo que obsesiona a Rotemberg es la violencia.  “Caminar es agresivo, la vida es agresiva, al cuerpo lo va destruyendo de a poco. Yo trabajo con una violencia literal, pienso que espacializo algo violento que hay dentro mío, en mis obras” exponía en una entrevista durante el proceso de creación de La Wagner. (http://www.nosdigital.com.ar/2013/06/la-danza-de-la-posesion/)
Rotemberg deconstruye la pornografía, la desarma, la desintegra. Con un grado tal de violencia que puede resultar intolerable. Ellas son víctimas y victimarios. “Tomad mi cuerpo, bebed mi sangre como prueba de nuestro amor” expresa una de las intérpretes. Una muestra de vampirismo, un toque más del romanticismo que se cuela en el fondo de la obra.
Una puesta que esta vez aparece casi sin toques irónicos, sin parodias, humor apenas esbozado en una escena que es inmediatamente pasada por alto. Cada vez el sexo está más cerca de la muerte. Eros y tanatos se abrazan hasta fundirse en el suicidio.
Los límites se diluyen, Wagner suena y los cuerpos femeninos se agreden, se violan, se golpean. ¿Es una posesión demoníaca? ¿Es el sexo el opuesto complementario del canibalismo, del asesinato, de la muerte? ¿O son las dos caras de la misma moneda?
“La voz del amor”, dice una de las mujeres en escena. Pero acá se ve todo menos amor. El amor brilla por su ausencia así como surge el falo en el vacío vaginal de estas cuatro fálicas mujeres. Mujeres que ponen toda su carnalidad, su ser encarnado, su estar en el mundo, su fuera de sí, frente a uno que mira atónito en la butaca.
Son las valkirias de Rotemberg.
Cuatro vikingas y una propuesta para seguir pensando.
No dejar de ver.

Qué: La Wagner
Quién: Idea y Dirección: Pablo Rotemberg.- Intérpretes: Ayelén Clavin, Carla di Gracia, Josefina Gorostiza, Carla Rímola.- Coreografía: Ayelén Clavin, Carla di Gracia, Josefina Gorostiza, Carla Rímola, Pablo Rotemberg.-Vestuario: Martín Churba.- Escenografía: Mauro Bernardini.- Iluminación: Fernando Berreta.- Edición musical: Jorge Grela.- Sonido: Guillermo Juhasz.- Asistente de producción: Angela Carolina Castro.- Asistencia de dirección: Lucía Llopis.- Producción ejecutiva: Mariana Markowiecki.-
Dónde: El Cultural San Martín. Sala Alberdi.- Sarmiento 1551.-

Cuándo: miércoles y viernes a las 21, sábados y domingos a las 19 hs.- Del 08/03/14 al 06/04/14.-