El espacio de la sala B de la Fundación Cazadores abre sus puertas para propuestas que desde una mirada coreográfica, cruzan la danza con las artes visuales. Es el caso de Blanco [prueba 1], obra que nace de una investigación que explora la relación entre los cuerpos, los materiales y los espacios.
“El proyecto surge desde el campo de la danza en sentido expandido como pregunta sobre los modos de hacer cuerpo y estar con otros. Investiga en torno a la ficción, aún en sus grados mínimos, como posibilidad de extrañamiento o puesta en tensión de la realidad (o aquello que percibimos como tal)”, expresa la directora Valeria Martínez que explica que esta propuesta presenta un dispositivo performático que propone un recorrido a través de tres acciones que suceden dentro de espacios demarcados escenográficamente, los cuales se van activando de forma consecutiva desde el movimiento y la iluminación.
BLANCO es una obra performática que también puede ser pensada como una instalación danzada y plástica. La escenea presenta unos cuadrados blancos en los que se desarrollan diversas formas corpoespaciales que van in crescendo en relación al número de intérpretes que las conforman, en los tres cuadros sucesivos que componen la pieza.
El primer cuadro de estas tres escenas, nos muestra apenas partes de un cuerpo escondido bajo un lienzo blanco ubicado sobre el suelo de manera horizontal, que tiene un tajo a través del que asoma un retazo de piel. Si el público no se encuentra muy cerca (o si no ve muy bien), al principio puede confundir el fragmento de cuerpo que emerge con alguna materialidad similar, aún no identificada. Lentamente se descubre, mediante movimientos muy sutiles, que lo que se mueve por debajo y asoma a través de esa grieta, es un cuerpo.
La imagen que genera hace olvidar, en ciertos instantes, que se trata de un torso humano, de un pecho, una cintura, una cadera, un hombro, un glúteo.
La siguiente escena está representada por un dúo compuesto por un hombre y una mujer que se expresan con gran gestualidad vincular. La dupla se ubica sobre cuadro blanco que hace de piso y de fondo, que emula un estudio fotográfico, un infinito de papel sobre el que se dibuja esta carnalidad movediza. Los gestos congelados del inicio se van desdibujando como una foto en movimiento que se descompone en miles de cuadros. La dupla se amolda, se modifica, se yergue como un lienzo vivo mientras circula por esos “infinitos intersticios plásticos, físicos y emocionales” entre el hastío y la excitación, tal como refiere la directora.
El ritmo de cambio de las escenas lo da principalmente la luz, figura clave también en el arte audiovisual y plástico. Así el público es invitado a pasar, con un tenue apagón, al tercer momento. Una escultura en movimiento que pareciera evocar a las tres gracias de Venus. Cuerpos que se conectan, que “se encuentran en jaque”, intersectados por el devenir del otro, en una respiración visible que las mueve del unísono a la separación para de nuevo a amalgamarse, como si fueran un imán humano, atraídas por las vibraciones del cuerpo de la otra.
La artista propone en esta experiencia una expansión desde la danza hacia las artes performativas y visuales, en busca de otros contextos que contemplen emplazamientos y vínculos diversos entre artistas y públicos. Aquí el espectador es invitado a desplazarse y elegir su propia perspectiva, descubriendo los sentidos que su imaginación componga.
En un pantallazo general, la propuesta recuerda, por su carácter plástico, la serie de cuadros abstractos del pintor ruso Kazimir Malevich llamada Blanco sobre blanco pintada en 1918. Esta obra pertenece a la corriente del suprematismo que postulaba encontrar, a través de las figuras geométricas, el límite entre lo que puede representarse y lo que no. Malevich llega a un punto cero despojando a la pintura de todo aquello que es representar, para quedarse en lo mínimo de sus elementos.
La pieza de Valeria Martínez roza estas ideas al tomar el detalle de un gesto, una acción o una imagen, para explorarla desde la sutileza de un micromovimiento hacia su potencia expresiva, multiplicándola en todas sus posibilidades.
Qué: Blanco
Quién: Creación e interpretación: Georgina Forconesi, Juan Salvador Gimenez Farfan, Julia Gómez, Moira Maillmann, Martina Mora, Yanina Rodolico.- Escenografía: Magdalena Picco.- Diseño de luces y diseño sonoro: José Binetti.- Fotografía: Ana Santilli Lago.- Dirección: Valeria Martinez.-
Dónde: FUNDACIÓN CAZADORES Villarroel 1440 - Web: http://www.fundacioncazadores.org.ar
Cuándo: Sábados de junio - 21:30 hs - Hasta el 24/06/2023