PH. Flor Castronovo |
¿Por qué Cucha es el título de esta puesta escénica de Celia Argüello? En la jerga lunfarda, es el nombre que se le da a la cama del perro, aunque también se usa para referirse a donde unx se acuesta. Parece que etimológicamente deriva de una palabra euskera, kutxa, que significa caja, si bien también se la atribuyen a una derivación del verbo francés coucher, acostarse[1].
En esta propuesta, que fue
gestada previa a la pandemia pero que cobró otros sentidos con la cuarentena,
la cucha hace alusión tanto al animal perruno como al humanx, así como a la
situación de estar en casa, práctica habitual durante el encierro que vivimos en
el último año, por motivos sanitarios.
¿Nos acostamos solxs o nos
mandan a acostar?
La obra establece la
relación con el can desde lo gestual y la evocación sonora, con alusiones directas
en las expresiones corporales o en las indicaciones que se dan lxs intérpretes
entre sí. Las voces que mandan a sentarse, rodar o buscar, pasan a ser órdenes
que rompen la cuarta pared y ponen de relieve la obediencia animal, a la vez
que emparejan lo humanizado del perro junto a lo domesticadx del humanx. A fin
de cuentas, también somos animales domésticos.PH: Pigu Gómez
Las danzas de Cucha se
desarrollan entre lo literal y la abstracción del gesto inicial, generando un momento
de juego alegre que se mezcla con la felicidad de volver a encontrarse en una
sala teatral. Aunque la obra parece no buscar mucho más que compartir un
momento lúdico, ese componente se puede pensar en términos de Gadamer, como constitutivo
del arte. Al igual que la fiesta y el símbolo, que son necesidades vitales del
ser humano, el juego plantea el encuentro con un otrx: “otro momento importante
es el hecho de que el juego sea un hacer comunicativo también en el sentido de
que no conoce propiamente la distancia entre el que juega y el que mira el
juego. El espectador es, claramente, algo más que un mero observador que
contempla lo que ocurre ante él; en tanto que participa en el juego, es parte
de él.”[2]
Quizás algunx, en una
reflexión posterior al finalizar el juego, pueda preguntarse los motivos de
traer este universo a escena, pensar en la domesticación de los seres humanos y
en ese intento de dominación de todo lo viviente (y de donde se escapan las
fuerzas naturales). O quizás, simplemente se identifique con la relación que se
tiene con las mascotas, con quienes al principio de la cuarentena, en ese
momento idílico en el que los animales parecían recuperar el mundo, se compartió
más tiempo.
Lo cierto es que la danza vuelva
a poner el cuerpo en presencia es un motivo para festejar. Que nos deje un eco
de reflexiones, también. Porque, luego de un momento de quietud, de pausa, de
estar en la cucha, ¿qué de nuestras prácticas podemos transformar?
Qué: Cucha
Quién: Idea y Dirección:
Celia Argüello Rena.-Intérpretes: Pablo Castronovo, Samanta Leder, Andrés
Molina, Macarena Orueta.- Creación: Pablo Castronovo, Samanta Leder, Andrés
Molina, Macarena Orueta, Santiago Piva.- Vestuario: Estefanía Bonessa.-
Iluminación: Facundo David.- Realización escenográfica: Fabian Carrasco.-
Música: Patricio Lisandro Ortiz.- Diseño gráfico: Nina Calcagno.- Asistencia de
dirección: Santiago Piva.- Colaboración artística: Ariel Lutzker, Santiago
Piva.-
Dónde: EL GALPÓN DE GUEVARA
Guevara 326 Teléfonos: 11-3908-9888
Web: http://www.galpondeguevara.com
Cuándo: Sábado - 20:00 hs -
Hasta el 23/10/2021
Duración: 60 minutos.-
Entradas desde $ 500,00. -
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